La intelectual cubana Alina Bárbara López Hernández estuvo detenida durante varias horas, sin explicación alguna, el 18 de abril, fecha en la cual realiza desde hace un año una protesta pacífica para ejercer "un derecho constitucional en un país sin derechos políticos".
En declaraciones a Martí Noticias, López Hernández dijo que está "agradecida a todas las personas que se han preocupado, que han exigido mi liberación y que han denunciado a los sicarios que hoy cometieron violaciones y atropellos enormes".
Precisó que fue detenida "en el punto de control de Bacunayagua, que limita las provincias de Matanzas y Mayabeque", y que sin explicación alguna ni orden de detención "se me dijo que me ordenaban montar en un carro-patrulla porque tenía que regresar a Matanzas".
A su solicitud de explicaciones, los agentes "solo respondían no saber la razón de la detención ni la persona que lo determinó y repetían como autómatas que ellos cumplían órdenes".
López Hernández les dejó claro que "sin conocer la razón no aceptaba montarme en la patrulla". En ese momento, "tres mujeres oficiales me agarraron por la fuerza para meterme. En el fuerte forcejeo fui golpeada en la cara, cabeza, brazos, y me defendí enfáticamente también".
"Quien se atreva a reducirme por la fuerza, sin una orden clara de detención o una explicación convincente, debe saber que siempre me defenderé", aseveró la intelectual.
"Una vez que lograron meterme al carro quedé acostada en el asiento trasero, una oficial gruesa se me arrodilló sobre las piernas para impedirme movilidad, mientras las otras dos, más delgadas, fueron por la otra puerta y para arrancarme la cartera me torcieron el brazo derecho de tal modo que me produjeron una seria lesión en la articulación del hombro derecho. Ese brazo no puedo moverlo y tengo un dolor terrible", añadió.
También dio a conocer otros detalles sobre la detención. Le quitaron el teléfono y "me cerraron sola herméticamente dentro de la patrulla. Cuando sentí calor y falta de aire pedí que bajaran las ventanillas para poder respirar. Se negaron y empecé primero a darle patadas a la ventanilla y luego comencé a golpear el interior del carro hasta que tuvieron que abrirla".
"Si se atreven a cerrarme bajo esas condiciones siempre voy a reaccionar así", subrayó.
Estuvo una hora o más sentada en el carro hasta "que salimos hacia Matanzas", donde la llevaron a la estación de Playa. "En ese lugar estuve desde alrededor de las 11 am hasta las 5 y media de la tarde en una habitación llena de bancos incómodos".
"Exigí atención médica y, tras insistir mucho, dos horas después vino un médico que trabaja en Operaciones de Seguridad del Estado. Debo decir que fue amable, me reconoció e incluso me tomó la presión (que por cierto tenía en 130 con 80, a pesar de que soy hipertensa y de todo lo ocurrido). Me dijo que evidentemente se notaba una afectación en la bursa y vino con un paracetamol, que no me alivió nada", indicó.
En resumen de lo ocurrido, dijo que en total fueron poco más de cinco horas "desde que llegué hasta que alguien vino a hablar conmigo. Me armé una cama con los bancos de madera y logré dormir un rato incluso".
"Finalmente me llevaron a una oficina donde estaba el instructor penal Yordanys que me hizo una advertencia, que no firmé. No fui instruida de cargos", dijo la profesora.
En enero, López Hernández apeló una condena a pagar una multa de 7.500 pesos por el delito de desobediencia, pero fue rechazada por el tribunal. No obstante, ella ha dicho que no la pagará.