Luis Arráez invita a soñar

El venezolano Luis Arráez, de los Marlins de Miami, corre al conectar un doble en el juego del sábado 3 de junio de 2023, ante los Atléticos de Oakland (AP Foto/Lynne Sladky)

Los Miami Marlins tienen una máquina de batear. Es venezolano, tiene 26 años y se llama Luis Arráez.

Aunque todavía queda mucho camino por recorrer en la temporada del 2023, Arráez ha puesto a soñar al mundo del béisbol con la posibilidad de ser el primero con average de .400 en más de ocho décadas.

El primer bate y segunda base de los Marlins disparó tres cohetes en el juego del lunes ante los Reales de Kansas City y encaramó su promedio en .399, líder absoluto en todas las Grandes Ligas.

Ya Arráez sabe lo que es ser líder de los bateadores. El año pasado, cuando jugaba para los Mellizos de Minnesota, se llevó la corona en la Liga Americana con average de .316.


Ahora, podría convertirse apenas en el segundo en conseguir títulos de bateo en ambas ligas, algo que sólo ha hecho D.J. LeMahieu, con los Rockies de Colorado en el 2016 (.348) y con los Yankees de Nueva York en el 2020 (.364).

De lograrlo, el venezolano lo haría en años consecutivos, un hito sin precedentes.

Pero la vista de todos está en los .400.

Por ahora, restan 101 partidos y otros encumbrados bateadores, la mayoría de ellos actuales miembros del Salón de la Fama, llegaron al juego 62 con averages más altos que los .399 de Arráez, pero perecieron en el intento.

Chipper Jones (.418 en 2008), Larry Walker (.416 en 1997), Paul O’Neill y Rod Carew (.411 en 1994 y 1983, respectivamente), Stan Musial (.408 en 1948), Ted Williams (.407 en 1948) y Tony Gwynn (.405 en 1997) trataron, pero no pudieron. De ellos, sólo O´Neill no está en Cooperstown.


Ted Williams también promediaba sobre .400 a la altura del juego 61 en 1941 (.403) y cerró la campaña con .406, la última vez que un bateador superó esa barrera.

El toletero de los Medias Rojas de Boston llegó al último día de la contienda con average de .39955, que redondeado era .400.

El 28 de septiembre de 1941, Boston cerraba la temporada con doble juego frente a los Atléticos de Filadelfia y el manager de los Medias Rojas, Joe Cronin, le sugirió a su bateador quedarse en la banca para asegurar los .400, algo que no pasaba desde que Bill Terry, de los Gigantes de Nueva York, promedió .401 en 1930.

Cuentan que Williams llamó a Cronin para afuera del dugout y le señaló las gradas repletas de público en el estadio.

“Todos esos pagaron su entrada para verme batear”. ¡Y sí que lo vieron!

En la doble cartelera, Williams disparó seis cohetes en ocho turnos y terminó con .406.