Hemos escrito en este espacio sobre la lucha que ha devenido en batalla legal que sostiene el laureado equipo nacional de fútbol de Estados Unidos con su federación para que sus ingresos crezcan hasta alcanzar una cantidad equitativa comparable a la que devengan sus colegas del nada exitoso equipo nacional masculino.
Esa lucha es por conseguir una equidad financiera entre sexos. Los dos bandos gozan de las mismas libertades y derechos sociológicos, deportivo y políticos. La bronca es por ganar una cantidad monetaria más equilibrada.
Y explico esto, quizás con un poco más de detalles que los necesarios, para citar las declaraciones del vice ministro de deportes de Irán, el Sr. Jamshid Taghizadeth, publicadas por Islamic Republic News Agency, cuando a bombo y platillo anunció lo siguiente: “Las mujeres podrán ir al Estadio Azadi de Teherán para poder presenciar el partido de fútbol entre la selección nacional de Irán y Cambodia en octubre 10, clasificatorio para Copa Mundial en Catar”.
Bueno, ¿Qué tiene de extraordinaria esta declaración?
Sucede que desde la “Revolución Islámica” en 1979, a las mujeres iraníes les está prohibido asistir a los estadios a ver eventos deportivos. O sea, hace 40 años que en la República Islámica las mujeres no van a los estadios a ver juegos de ninguna índole.
El gobierno de Irán dice que ya ha hecho “grandes progresos” en esos derechos de la mujer porque ya, por el “lejano” año de 2018, permitieron que mujeres vieran una transmisión pública por televisión y en vivo, de los dos primeros juegos del equipo iraní en la Copa Mundial de FIFA en Rusia.
La Federación de Fútbol de Asia (AFC) dice que están trabajando con FIFA para hacer posible que las mujeres iraníes puedan asistir en el futuro a los juegos en los estadios.
Por su parte la FIFA, que nunca ha permitido que los problemas sociales interfieran con su capacidad de hacer dinero (no siempre de forma honesta como hemos comprobado) dice que está presionando a la federación de fútbol de Irán (AFFIRI) para que termine con esta prohibición.
Es hora de que la FIFA se ponga los pantalones y ponga la vergüenza antes que el dinero y le diga a Irán que si quiere participar en eventos de fútbol con otras naciones civilizadas tiene que equiparar sus derechos sociales y específicamente los femeninos a los de esa otras naciones y si no, que se prepare a bailar sola en esas fiestas deportivas.