El periodista Frank López Ballesteros lleva seis meses fuera de casa, de su hogar en Venezuela. Es uno de los desplazados del chavismo que decidió instalarse en Miami de manera preventiva.
Es uno de los que mencionó indirectamente, ayer martes, el diputado Omar Barbosa cuando, a nombre de la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD), vaticinó que en poco tiempo no tendrán que marcharse los venezolanos de su país.
Dice Ballesteros haber vivido la censura de cerca. Trabajaba en uno de los periódicos más importantes, pero un buen día anunciaron que un desconocido había comprado El Universal. Y ante la censura hizo las maletas con destino a Miami, dejando atrás sus columnas investigativas que en no pocas ocasiones tocaban un tema espinoso: el tema Cuba.
¿Crees que vuelva la democracia a Venezuela con la constitución de un nuevo Parlamento?
El gran problema es ese, que el chavismo no está acostumbrado a la democracia y hará hasta lo imposible para que no regrese. Sí creo que volverá, pero será un camino largo y hasta tormentoso. A partir de ahora comienza una lucha entre poderes públicos muy fuerte, hasta escatológica, pero a medida que la oposición desnude los delitos de corrupción que tienen los altos jerarcas, los muestre al mundo, eso ayudará a abrir los ojos al pueblo.
La de Venezuela es una dictadura malcriada. Desde ahora lo importante es que la comunidad internacional haga valer los resultados, pida respeto por la oposición. Que no se deje manipular o comprar con palabras cursis porque el cambio llegó.
¿Qué salida tendría el chavismo en este nuevo escenario?
Ellos buscarán legitimar la trampa a través del Tribunal Supremo. A como dé lugar. Es su último bastión. Buscarán incriminar a los diputados con su pasado. Inventarán historias y, lo más peligroso, utilizarán sus propios errores y consecuencias para vincularlos a la oposición y decir: "vieron, esto ocurre por ellos".
¿Qué pasará ahora con los militares cubanos “sembrados” en Venezuela?
Ellos seguirán en Venezuela hasta que el chavismo deje de gobernar el último día. En el Parlamento había alrededor de tres diputados que contaban con asesores cubanos, unos doce en planilla. Además que asesoraron en la redacción de leyes, sobre todo en la comisión de política interior, finanzas y seguridad. Lo clave es que muchos de estos cubanos siguen en dependencias del Ministerio del Interior o la Oficina de Identificación (Saime).
¿Te consideras exiliado?
Por el momento no. Esa palabra me aterra un poco, pero sí tuve que salir del país porque los trabajos que estaba presentando -y sigo ahora aquí- me hicieron ganar amenazas, censura y miedo. Desde Miami estoy llevando la lucha por mi país. Estoy loco por volver.