Los cubanos nunca se deshicieron de sus medios artesanales para cocinar.
El número de familias cubanas que utiliza leña y carbón como fuente primaria para cocinar excede a aquellas que se benefician del gas de la calle.
El Censo de Población y Viviendas de 2012 mostró que 244 mil 870 hogares cubanos utilizan la madera para la cocción de sus alimentos, mientras 241 mil 221 son beneficiarios del gas manufacturado.
Excluyendo aquellas que utilizan la electricidad, aproximadamente dos de cada tres familias emplean el gas de la calle o el licuado (de balita), mientras la otra se vale de fuentes de energía como el alcohol, el petróleo, la leña, el carbón y el queroseno.
"Por la forma en que elaboran sus alimentos se puede dividir a la sociedad cubana", explica el especialista en economía cubana, Navit Fernández, quien señala que en los campos de Cuba aumenta la incidencia de familias cocinando con leña.
De manera general 14 de cada 100 viviendas en Cuba no tienen acceso al gas o la electricidad para elaborar sus alimentos.
"Ahora lo que sucede es que la gente se está preparando ante el rumor de que van a liberar la venta de las balitas pequeñas de gas y las van a poner a 120 o 130 pesos", dice Fernández.
¿Cuántas familias van a poder pagar eso?
El economista afirma que para un núcleo promedio es más económico "comprar petróleo por la calle".
En la isla, de los 3 millones 732 mil 851 viviendas contabilizadas con residentes permanentes el 70.5 por ciento utiliza la electricidad como energía fundamental para cocinar. Sin embargo, las continuas roturas de los equipos condicionan que la "hornillita de carbón o el fogón de combustible" siempre estén al alcance de la mano, alega la holguinera Lourdes Yen.
En la búsqueda de las piezas "uno va al taller y no hay; entonces uno tiene que comprárselo en bolsa negra a los mismo mecánicos".
La cocina, en una sociedad machista, es responsabilidad de la mujer, explica la camajuánense Magalis Broche, quien agrega que "para tener la comida en tiempo todos los días se pasa mucho trabajo porque las condiciones son mínimas".
En Cuba, suman más de 114 mil las cuarterías, bohíos o viviendas improvisadas.
El Censo de Población y Viviendas de 2012 mostró que 244 mil 870 hogares cubanos utilizan la madera para la cocción de sus alimentos, mientras 241 mil 221 son beneficiarios del gas manufacturado.
Excluyendo aquellas que utilizan la electricidad, aproximadamente dos de cada tres familias emplean el gas de la calle o el licuado (de balita), mientras la otra se vale de fuentes de energía como el alcohol, el petróleo, la leña, el carbón y el queroseno.
"Por la forma en que elaboran sus alimentos se puede dividir a la sociedad cubana", explica el especialista en economía cubana, Navit Fernández, quien señala que en los campos de Cuba aumenta la incidencia de familias cocinando con leña.
De manera general 14 de cada 100 viviendas en Cuba no tienen acceso al gas o la electricidad para elaborar sus alimentos.
"Ahora lo que sucede es que la gente se está preparando ante el rumor de que van a liberar la venta de las balitas pequeñas de gas y las van a poner a 120 o 130 pesos", dice Fernández.
¿Cuántas familias van a poder pagar eso?
El economista afirma que para un núcleo promedio es más económico "comprar petróleo por la calle".
En la isla, de los 3 millones 732 mil 851 viviendas contabilizadas con residentes permanentes el 70.5 por ciento utiliza la electricidad como energía fundamental para cocinar. Sin embargo, las continuas roturas de los equipos condicionan que la "hornillita de carbón o el fogón de combustible" siempre estén al alcance de la mano, alega la holguinera Lourdes Yen.
En la búsqueda de las piezas "uno va al taller y no hay; entonces uno tiene que comprárselo en bolsa negra a los mismo mecánicos".
La cocina, en una sociedad machista, es responsabilidad de la mujer, explica la camajuánense Magalis Broche, quien agrega que "para tener la comida en tiempo todos los días se pasa mucho trabajo porque las condiciones son mínimas".
En Cuba, suman más de 114 mil las cuarterías, bohíos o viviendas improvisadas.