Tokio es la única ciudad que va a tener dos Juegos Paralímpicos a su haber. La primera vez que los hizo fue en 1964, fue allí que se usó por primera vez la palabra “paralímpicos” sugerida por un periodista asistente al evento. Esa palabra solo se acuñó a partir de 1980, en el listón de las preseas decía “Los juegos de Tokio para los Discapacitados Físicos”, además tenía una paloma con cinco anillos entrelazados, idea tomada de los tres anillos entrelazados de la Federación Internacional de Deportes en Sillas de Ruedas de Stoke Mandeville (ISMWSF) que fue la antecesora de la Federación Internacional de Deportes en Sillas de Ruedas y amputados (IWAS).
Esas medallas eran similares a la de los Juegos Olímpicos, no tenían braille ni otro tipo de diseños que indicaran el oro, la plata o el bronce, porque en aquella oportunidad solo participaron deportistas con lesiones medulares. La participación de deportistas ciegos y con otras limitaciones se dieron en juegos posteriores.
Las preseas tenían como diseño un grabado en relieve de unas aves estilizadas superpuestas en el Monte Fuji, la montaña más alta y emblemática del Japón.
Las medallas para los Juegos Paralímpicos de 2020 guardan gran simbolismo.
Los materiales tienen el mismo origen de las medallas olímpicas, hechas con materiales reciclados de dispositivos electrónicos fuera de uso, en total fueron casi 79,000 toneladas de las cuales se rescataron 32 Kg de oro, 3,500 de plata y 2,200 de bronce que sirvieron para hacer 5,000 preseas.
Fueron diseñadas por Sakiko Matsumoto, artista graduada de la Escuela de Bellas Artes de Tama y con una especialización en diseño gráfico. Las medallas están inspiradas en elementos muy representativos de ese país, para el anverso usó los abanicos japoneses tradicionales que representan la frescura que estos juegos aportan al mundo; las hojas del abanico representan la vitalidad de los corazones de los atletas. Intercalados con las hojas del abanico aparecen flores, madera, hojas y agua que representan el entorno natural lleno de vida y los jardines cautivantes del Japón.
El “kaname” que significa punto vital, es la que mantiene todas las partes juntas del abanico y representa la unión de todos los deportistas sin importar nacionalidad, sexo, discapacidad u origen.
Las medallas tienen en el lomo unas hendiduras circulares, si tiene una representa oro, dos representa plata y tres representa bronce y palabras en escritura Braille.
En el reverso de la medalla está el logo del Comité Paralímpico Internacional y la frase “Tokyo 2020” en Braille.
La cinta de la que penden consiste en patrones a cuadros armonizados llamados Ichimatsu Moyo y capas como las que usan en las técnicas tradicionales de los kimonos llamadas Kasane No Irome. También tienen pequeñas aplicaciones en alto relieve que al igual que en las medallas, un punto es oro, dos plata y tres bronce.
El estuche, muy similar al de las medallas de los pasados olímpicos, pero con otro logo, simboliza la diversidad.
Una vez más, vemos en estas medallas el respeto por el medio ambiente, la cultura y las tradiciones japonesas.