La Organización de Naciones Unidas (ONU) ha designado el 30 de Julio como Día Mundial Contra la Trata de Personas, una realidad que sobrepasa la imaginación, victimizando a los más vulnerables.
El tráfico, la compra-venta de seres humanos para fines nada loables no es un fenómeno nuevo en la historia del mundo. Ya en la antigüedad, los hombres, mujeres y niños de ambos sexos que sobrevivían en el bando de los “perdedores” en las guerras, eran coleccionados junto al resto del botín para luego ser vendidos en los populosos mercados de esclavos.
Pero bien, tratándose de la “antigüedad”, estos hechos debían servirnos como material de estudios, unidad de medidas para evaluar nuestro avance en humanismo y civilización.
Lamentablemente, no es así. Tras la fachada del desarrollo tecnológico e industrial, las conquistas espaciales y los descubrimientos de curas a enfermedades que cien años atrás eran impensables; tras las enormes campañas en defensa de los derechos de los animales, los maratones en contra del “calentamiento global”, la lucha encarnizada por los derechos de la mujer justo donde tienen todos los derechos, se esconde, como una terrible mancha de suciedad, el tráfico de seres humanos de cualquier edad, raza o sexo, para fines tan terribles, que dejarían sin aliento al más fuerte.
Trabajos forzados, esclavitud sexual, redes de pedofilia, venta de órganos, infantes entrenados militarmente para luchar en guerras fratricidas, y una nueva modalidad, surgida con la fuerza de un tsunami en los tres últimos años: el tráfico masivo de inmigrantes sin visado, o sea “ilegales”, forman un largo etc. de aberraciones que están sucediendo ahora mismo tras las bambalinas de un mundo que se esponja en sí mismo a la hora de mostrar sus fastos y sus pompas.
Según datos recientes de la ONU (Organización de Naciones Unidas) entre 2003 y 2016, la cantidad de víctimas de la Trata ascendía a 225,000 “y hay más, muchas más víctimas ocultas que necesitan ayuda”, afirma Yury Fedotov, Director Ejecutivo de la ONU.
Por su parte, Antonio Guterres, Secretario General de Naciones Unidas, pide un compromiso total contra este crimen de lesa humanidad: “En este Día Mundial contra la Trata de Personas, reafirmemos nuestro compromiso y nuestro empeño en impedir que los delincuentes exploten a las personas para obtener beneficios y en ayudar a las víctimas a reconstruir su vida”.