Viajar dentro de Cuba se ha vuelto una odisea. El Instituto de Aeronáutica Civil prohibió volar a su diezmada flota de aviones soviéticos, con varias décadas de uso y deficiente mantenimiento. Por ello han arrendado naves con también muchos años de explotación a compañías chárter, cuestionadas por la seguridad y mantenimiento de sus naves, como el caso del Boeing-737 que el 18 de mayo cayó en las inmediaciones del Aeropuerto Internacional José Martí, en La Habana, falleciendo 112 de las 113 personas que iban a bordo.
Cubana de Aviación S.A. enfrenta su peor momento. Ante la imposibilidad de darle solución a las demandas y dejar sin respuesta a los cubanos que necesitan de sus servicios, se ha justificado con ser una empresa demasiado pobre para comprar aviones y ha echado mano al manido recurso de culpar al embargo estadounidense como la razón de que los financistas internacionales no les otorguen crédito.
Esta semana la empresa de vuelos nacionales publicó sendos recortes, puestos inmediatamente en vigor, en las frecuencias de vuelos así como la desaparición, hasta nuevo aviso, de importantes destinos como son Camagüey, Moa, Manzanillo, Bayamo y Guantánamo, que históricamente conectaban con La Habana.
A quienes tenían el billete para salir o llegar a estas ciudades, se les reembolsará el dinero, pero ahora enfrentan la incertidumbre de cuándo podrán viajar y de qué manera. “Esto es un evidente perjuicio que se les ha causado a esas personas”, denunció el periodista independiente Roberto de Jesús Quiñones, conversó este jueves en el programa Cuba al día, de Radio Martí, sobre la lúgubre situación de los vuelos nacionales, en especial en Guantánamo, la provincia más oriental del país.
“Desde enero, Guantánamo ha tenido dificultades en el transporte aéreo, por diversas razones. Sabemos que los Antonov (modelo 158, fabricados en Ucrania) fueron retirados de servicio, y con posterioridad, en estos meses del año, casi todos los vuelos han sido cancelados y los pasajeros han sido enviados hacia La Habana, y desde La Habana hacia acá (Guantánamo) por ómnibus de Transtur (la más importante de las compañías de transporte turístico en Cuba)”, dijo Quiñones, quien recalcó que la “situación se ha agravado”
“Ahora el vuelo fue cancelado. Según Juventud Rebelde (periódico oficialista) y el Noticiero Nacional de Televisión, el destino de Guantánamo ya no existe, por lo menos hasta nuevo aviso, dentro de los itinerarios de Cubana de Aviación. Esto agrava la situación porque Guantánamo es una ciudad terminal, junto con Baracoa (en el extremo oriental de la isla)”.
Quiñones explicó que en estos momentos, para viajar desde Guantánamo al occidente del país, la opción más socorrida es tomar un ómnibus. Pero las únicas dos agencias de venta de pasajes de ómnibus que hay en Guantánamo, “están abarrotadas de personas” y el Estado es incapaz de suplir la creciente demanda, sobre todo luego de la crisis de vuelos nacionales.
Otra vía, peor calificada por los cubanos, es el tren. “Realmente es un martirio viajar en ese tren. Se demora entre 36 y 40 horas en llegar a La Habana (desde Guantánamo). Los coches tienen muy mala calidad, hay pésima higiene, las indisciplinas sociales están a la orden del día, y aunque los precios de los boletos son muy inferiores a los ómnibus, las personas rechazan el tren”, aseguró.
El recurso que queda entonces es el transporte particular, pero sus autos tampoco tienen el voto de confianza de la población.
“Hay choferes particulares que han acondicionado muy bien sus camiones y camionetas, dicen que con tanto confort como los de la empresa de ómnibus nacionales, pero éstos vehículos se han visto involucrados últimamente en varios accidentes y esto ha provocado cierto temor de la población”, advirtió.
Quiñones, quien considera que es “casi imposible viajar en el verano desde Guantánamo hacia occidente”, llamó la atención sobre quienes necesitan llegar a La Habana por cuestiones médicas, que no pueden ser tratadas en sus provincias. Y que otros tienen boletos para viajar fuera del país y “dependen de un eficiente transporte porque si no llegan a tiempo al aeropuerto (de La Habana) pueden perder su vuelo, con todo lo que eso representaría para un cubano común”.
El periodista conversó con varias personas en la terminal provincial de ómnibus de Guantánamo e investigó sobre las contingencias que deben afrontar para conseguir anotarse en la lista de espera.
“Me llamó la atención el caso de un señor jubilado que ya había estado allí dos veces y ayer se había levantado a las 5 de la mañana, y dice que cuando llegó ya había mucha gente allí. La gente pierde 4 y 5 horas para sacar un boleto, y están a la intemperie porque la agencia es muy pequeña, caben muy pocas personas adentro sentadas y el resto tiene que permanecer de pie al sol, y ya sabemos cómo es el sol de Cuba y en especial el de Oriente (…) Una terminal que tiene espacio subutilizado. Y todavía a los dirigentes no les ha entrado en la mente la necesidad que hay de darle un buen trato a la población y acomodar uno de los locales que tienen para brindar un mejor servicio”, subrayó.
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Otro grave problema en la terminal, sobre todo para quienes no viven en la ciudad, es que para anotarse en la lista de espera sólo es posible hacerlo antes de las 8 de la noche.
“Cuando cesa el trabajo de la persona que está allí hasta las 8 de la noche, se interrumpe la inscripción en la lista de espera, y no reanudan ese servicio hasta el otro día hasta las 8 de la mañana. Aquello es un pandemonio, hay un desorden total, una indisciplina tremenda, y lógicamente se acumulan las personas que llegan de noche y madrugada porque viven en municipios intrincados, o porque llegaron tarde a Guantánamo, y entonces tienen que sufrir otras 3 o 4 horas para lograrse anotar”, relató.
A la mucha escasez que cotidianamente vienen padeciendo, los cubanos ahora suman los recortes de los vuelos internos y el temor de viajar en aviones, ómnibus o camiones inseguros.
(Con reporte de Cuba al día y archivo de Martí Noticias)