Edificio de la SINA más cerca de volver a ser una embajada

  • Agencias

La Embajada de EEUU en La Habana estará en el edificio de la SINA.

El campo de acción de la SINA y sus 360 empleados se limita a operaciones consulares pero la representación debe recuperar dentro de poco su estatus de embajada.

La Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba, conocida como SINA, ha sido en las últimas décadas el epicentro de numerosos desafíos y provocaciones desde ambos lados de sus rejas, a metros del Estrecho de Florida.

Custodiado por policías cubanos y oficialmente instalado en territorio diplomático suizo, este imponente bloque de hormigón y ventanales de seis pisos domina el Malecón, la famosa costanera de La Habana. Es imposible detenerse en vehículo o caminar a lo largo de su fachada sin exponerse a la ira de unos agentes muy rigurosos.

Hasta ahora, el campo de acción de la SINA y sus 360 empleados está limitado oficialmente a operaciones consulares y la promoción de los Derechos Humanos, pero la representación debe recuperar dentro de poco su estatus de embajada en el marco de la reconciliación entre Washington y La Habana, anunciada hace cinco semanas.

Cerrada en 1961 al momento de la ruptura de relaciones entre los dos países, la embajada estadounidense reabrió en 1977 bajo la forma de Sección de Intereses tras un acuerdo entre los presidentes Jimmy Carter y Fidel Castro. Desde entonces, por largo tiempo fue considerada por las autoridades cubanas como la punta de lanza de la subversión y las conspiraciones orquestadas por Washington.

Frente a las ventanas de este edificio construido en 1953 se extiende una gran explanada coronada con un podio sobre el cual está escrita con gruesas letras, a modo de desafío, la célebre consigna de Fidel Castro: "Patria o Muerte, Venceremos".

Construida el año 2000 durante la agria disputa diplomática entre Washington y La Habana por el niño balsero Elián González, esta explanada a menudo apodada el "protestódromo" ha sido teatro de numerosas manifestaciones contra Estados Unidos en los últimos años. Su nombre oficial es "Tribuna Antiimperialista".

En su extremo oriental hay una estatua del héroe nacional José Martí, apuntando con el dedo a la representación estadounidense con un niño en sus brazos que recuerda a Elián, que fue centro de una agria disputa entre ambos países. Rescatado por la Guardia Costera norteamericana en una balsa en el mar en la que murió su madre en noviembre de 1999, el niño finalmente regresó a Cuba con su padre en junio de 2000.

En 1980, la protección ofrecida a unos 400 disidentes solicitantes de asilo que venían de ser atacados a palos desencadenó la ira de Fidel Castro durante el éxodo de Mariel, que llevó a 125.000 cubanos en siete meses a Estados Unidos.

En 2004, La Habana se indignó por la decoración de Navidad de la SINA, en medio de la cual destacaba un centelleante "75" en referencia a los 75 disidentes arrestados y condenados el año anterior en la llamada Primavera Negra. Unos días más tarde, las autoridades cubanas instalaron una enorme pancarta con las fotos de las torturas cometidas por militares estadounidenses en la prisión iraquí de Abu Graib. Las imágenes estaban acompañadas de la leyenda "Fascistas made in USA".

En 2006, los diplomáticos estadounidenses instalaron abruptamente un tablero electrónico que mostraba mensajes que glorificaban la democracia y el respeto a los Derechos Humanos a los cubanos que pasaban por la calle. Furioso, Fidel Castro hizo instalar delante de la SINA 138 mástiles con banderas negras para tratar de ocultar los mensajes "subversivos". El panel sería apagado en 2009, pocos meses después que Barack Obama llegara al poder.

Para decenas de funcionarios estadounidenses de la SINA, representar a Estados Unidos en Cuba ha sido un desafío por largo tiempo.

Entre los representantes más importunados por las autoridades cubanas y los medios del Estado figuran Vicky Huddleson (1999-2002) y James Cason (2002-2005), un ex CIA que incluso tuvo el honor de ser caricaturizado en un dibujo animado cubano. En cuanto a Huddleson, la exclusión arbitraria de su perro afgano en un concurso de belleza canina en 2001 en Cuba fue el festín de la prensa del mundo entero.

En los últimos años, las invectivas y bravuconadas se hicieron cada vez menos frecuentes, ilustrando el mutuo deseo de repensar las relaciones entre estos dos países separados sólo por los 170 kilómetros del Estrecho de Florida.