El general gana tiempo

Raúl Castro.

Personalmente considero que, de no aparecer un elemento repentino, lo único capaz de quitarle el sueño al achinado pro-ruso Presidente de Cuba, es la situación regional.
Para el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba; las palabras libertad, prosperidad, amor y familia es simple y llana “persuasión” que, a la hora de manipular y presionar, surten más efectos que el miedo. No mintió el viernes pasado cuando en ese afiebrado desboque de egolatría y soberbia, reveló públicamente durante una de las sesiones plenarias del recién clausurado VIII Congreso de los CDR, “Hay que cambiar los métodos de lucha; pero no el combate”.

Objetivo en desarrollo. La ley se lo ha permitido; y su inmoralidad, lo facilita.

Con el auge del cuentapropismo, el General, ha logrado entretener la ilusión de algunos sectores tradicionalmente desclasados y, de forma parelela, ha conseguido atrapar el agradecimiento de aquellos que, con dinero (malhabido o no) hoy ven la posibilidad de sentirse y mostrarse como empresarios exitosos.

El arreglo a la ley migratoria fue un paso inteligente, e internacionalmente aplaudido. Por sí sola, alivia la ineficacia estatal, abre la válvula social y logra buenos ingresos. Y junto a la nueva forma de represión, más quirúrgica, que ya no busca encarcelar sino aplastar hasta el agotamiento a la oposición interna y la sociedad civil, se convierten en arma esencial; porque siguiendo una simple lógica, las figuras más notables dentro de la oposición, al viajar y comparar, se radicarán fuera de, o permanecerán viajando hasta que desaparezcan del escenario nacional. Algunos sin darse cuenta, y otros muy a su pesar, transmutarán en voceros de una muy bien calculada gestión gubernamental que muestra una falsa pero convincente visión transformadora de esta Revolución raulista, que para ganar territorio como parte del mismo combate usando métodos diferentes, en lugar de enviar militares, hoy firman acuerdos de negocio y/o cooperación bilaterales con varios países del mundo, donde luego mandan una muy oportunista invasión de médicos cubanos que con sacrificio admirable y remuneración risible, llevan la noble labor de regresar la sonrisa a quienes perdieron los dientes.

En fin, como un día me enseñó mi difunta abuela Rosario, que no sabía escribir pero era muy acertada en sus dicharachos, “Cuidate siempre de aquellos que alardean de portar la cruz en el pecho, porque llevan el diablo en los hechos”.

Personalmente considero que, de no aparecer un elemento repentino, lo único capaz de quitarle el sueño al achinado pro-ruso Presidente de Cuba, es la situación regional. Lo evidente, Venezuela, por combustible; y las convenientes conversaciones de paz entre las FARC y el Gobierno de Colombia en La Habana, en receso temporal, y que deben continuar el próximo 3 de octubre. El General, como cualquier estratega militar, sabe que mientras más se dilaten estos diálogos, más reducido será el margen de maniobra que tiene el gobierno colombiano para negociar. Y, si el grupo guerrillero FARC se convierte en fuerza política capaz de participar en elecciones presidenciales, por magia “divina” ganará y cambiaría la correlación de fuerzas en un mapa comarcal que extendería la influencia de Cuba en la zona. Entonces, lo que un día hizo con armas, lo podrá solucionar con palabras agradables, fuertes apretones de manos, y compañía femenina seductora. Entrenadas y listas para bailar y besar. En realidad, son métodos muy efectivos, pero nada novedosos.