Una joven entra en pánico cuando descubre que alguien la ha estado filmado a escondidas desde debajo de su cama. Pero para sorpresa de Neisy, no hay perversión en el voyeur, quien heredó el espíritu de espía de su padre, un notable agente de la Inteligencia cubana.Tony quiere hacer una película, y ella no solo lo entiende, sino que decide emprender la aventura cinematográfica con él.
Esta es la historia que cuenta el filme “Quiero Hacer Una Película”, del joven realizador cubano Yimit Ramírez, pero sin la ayuda del público no se podrá ver el final. Su equipo de producción ha lanzado una campaña de recaudación de fondos a través de la plataforma digital Verkami, la única que pueden usar los cubanos residentes en la isla.
“Actualmente tenemos el 40% de la filmación terminada. No es suficiente para completar la película”, explican en Verkami a los potenciales contribuyentes.
Este será el primer largometraje de ficción documentada de Yimit Ramírez. Este género es una de las singularidades que propone este proyecto. Pero Yimit no solo le apuesta a la metacinematografía, o sea, una película dentro de una película, sino que no tiene un guión rígido.
El uso de metraje encontrado, tales como videos caseros de los protagonistas, contribuye a la estética documental de la película. La forma en que cada actor se aproxima a la realidad contribuye a la caracterización de sus personajes. La ciudad de la Habana, su gente y eventos, como la visita del presidente estadounidense Barack Obama a Cuba o el concierto de los Rolling Stones, avivan la historia.
“Es una mezcla muy interesante. Yo creo que esto es lo que la hace muy particular”, comentó la encargada de prensa del proyecto, Marta María Ramírez, en entrevista con Luis Felipe Rojas, en el programa radial Contacto Cuba, de Radio Martí.
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Los realizadores de “Quiero Hacer Una Película” se definen como “coístas”, un término que viene de las muchas funciones que deben suplir para llevar adelante un proyecto independiente: co-productores, co-protagonistas, co-escritores y “co-amigos”, como ellos prefieren llamarse.
Además de su director Yimit Ramírez, forman parte del equipo Neysi Alpízar y Tony Alonso Ramírez, protagonistas del filme; la productora Camelia Farfán y la editora Mariale Briganti, una joven colombiana, colega de la escuela de cine.
El equipo de realizadores planea recaudar inicialmente 8.000 euros para financiar condiciones de rodaje, como equipo, transportación, comida, transportes y premios para los donantes como retribución por su generosidad. De lograr esta cifra en 40 días iniciarían una segunda recaudación para pagar un salario mínimo al equipo de producción y otros costos de edición y posproducción.
Este modo de financiación cada día es más empleado en el cine independiente, pero en el caso de Cuba se convierte en una de las escasas opciones para los cineastas, que ven cerradas las puertas de instituciones oficiales y que aún esperan por una ley de cine que les otorgue mayor autonomía.
“Con esta campaña en Verkami, el sueño de este rompecabezas de jóvenes artistas que le apuestan a la independencia se hará realidad”, indican en sus palabras de presentación en la plataforma online.
Ramírez asegura que este proyecto no se trata solamente de su realización profesional o su empoderamiento artístico, sino de la necesidad del público cubano de apreciar formas diferentes de ver su realidad.
“La invitación es eso, o sea, hay una cinematografía independiente, naciente. Hay una necesidad no solo en tanto realización, si no en tanto público, de ver otras cosas, de ver esa realidad contada de otras maneras”, explicó.