Una vez más Cuba desprecia inexplicablemente el talento de sus ciudadanos residentes en el extranjero. En esta ocasión los organizadores del Festival de Jazz de La Habana, rechazaron la sugerencia de invitación al reconocido jazzista cubano Alfredo Rodríguez, hijo del cantante y presentador del mismo nombre.
“Me siento súper contento de que vayan músicos americanos a compartir lo que ellos hacen a Cuba, como esto que acaba de pasar, y también me siento súper contento de que músicos cubanos tenga la posibilidad de ir a Europa, de venir a Estados Unidos a tocar. Lo que nunca me sabe bien es la posición de Cuba con nosotros”, lamentó el joven músico en el programa 1800 Online, de Radio Martí.
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Su agencia de representación, bajo la guía del productor estadounidense Quincy Jones, había pedido a los organizadores por la parte estadounidense que incluyeran a Rodríguez entre sus propuestas para el festival, además de a otros de sus artistas. En respuesta, la lista de invitados aprobados por Cuba omitía el nombre del talentoso cubano.
“No nos dan ninguna explicación, lo que sí sé, por supuesto, es que fue de la parte cubana”, aseguró Rodríguez, quien también había comunicado a sus colegas del Thelonious Monk Institute of Jazz, encargados de la organización del Día Internacional del Jazz, su interés de asistir al evento en la isla.
Rodríguez advirtió que no solo le molesta el rechazo a su persona, sino a otros músicos cubanos que como él, eligieron vivir fuera de Cuba, pero que con su trabajo y talento mantienen viva la popularidad de la música cubana más allá de las fronteras nacionales.
“Yo sé las personas que estuvieron invitadas y sé que no había muchos cubanos allí representando la cultura cubana en ese festival. La mayoría de los cubanos que asistieron a ese festival son los cubanos que viven en Cuba y que están relacionados de una manera u otra con los pensamientos políticos de lo que pasa por allá”, dijo.
El joven músico apuntó que no hizo presión adicional para ser invitado, porque tenía otros compromisos de trabajo --recientemente anduvo un mes de gira por Inglaterra, Francia, Italia y España-- y porque le parece de elemental cortesía no ir a donde aparentemente no desean recibirlo.
No obstante aclaró, como ha dicho en ocasiones anteriores, que le encantaría regresar a tocar a Cuba, pues no han regresado a encontrarse con el público cubano desde que emigró a Estados Unidos, “y [es] principalmente por razones como estas, que son cosas que yo siento súper ilógicas”, dijo.
“Me gustaría que fuese más justo y me gustaría que los cubanos estuviésemos más unidos”, agregó.
Rodríguez aprovechó para adelantar que su próximo álbum, el cuarto de su carrera, saldrá a la luz en febrero de 2018. En este disco prefiere destacar el trabajo en trío que hace desde algún tiempo, con el brasileño São Hossn y el cubano Michael Olivera, sus compañeros habituales en presentaciones y giras. Los temas se tratan, en su mayoría, de composiciones originales de Rodríguez.
Recientemente, culminaron la grabación y mezcla, y pronto comenzarán la masterización con la guía del el famoso productor, compositor y trompetista Quincy Jones.
La relación entre Rodríguez y la estrella del jazz estadounidense comenzó en 2006 durante el Festival de Jazz de Montreaux, en Suiza, luego de ver la interpretación del pianista cubano, quien en ese entonces no tenía mánager y ni contrato de grabación.
Jones quedó impresionado con el cubano y le preguntó si quería trabajar con él. La oferta hizo que el pianista se quedara durante un viaje que hizo a México en 2009, y cruzara la frontera por la parte de Laredo, en Texas.
El vicepresidente de la empresa Quincy Jones Productions, Adam Fell—explica— se llevó a Alfredito a Los Ángeles, le proporcionó vivienda durante dos años mientras el joven músico empezaba a dar giras y a trabajar en un álbum. Jones alentó al pianista a ahondar en sus raíces latinas durante su debut en 2012.