Uno de los problemas que quedaron pendientes por resolver este año es la reforma a la ley de inmigración.
El presidente Barack Obama le prometió a los líderes hispanos que él iba a cerciorarse que este año el congreso pasara una ley de inmigración. En vez, su administración lo que ha hecho es deportar a más inmigrantes indocumentados que ningún otro presidente – más de dos millones desde que asumió la presidencia.
El senador Marco Rubio pasó de héroe de los inmigrantes a un enemigo más. Rubio había sido uno de los autores de la ley de inmigración que pasó en el Senado este año. Pero ahora, empujado por el Tea Party, Rubio ha cambiado de opinión.
Mientras el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, es el último en entrar en la pelea. Christie un republicano que canta las cosas como las ve decidió que los Dreamers, aquellos jóvenes que llegaron a Estados Unidos de muy corta edad, pueden pagar la misma tarifa que los ciudadanos del estado en las universidades de Nueva Jersey.
Hay muchos políticos, y cada uno de ellos tiene una visión distinta de lo que debe de hacerse con los más de 11 millones de indocumentados que viven en el país. Ya el tema le ha costado caro a republicanos que aspiraron a la presidencia en el 2012.
No es fácil romper este nudo Gordiano que es crucial para los políticos republicanos; particularmente aquellos que tienen aspiraciones presidenciales. La mayoría de los votantes hispanos están convencidos que los demócratas son más flexibles en cuestiones de inmigración.
Por ejemplo, los demócratas están a favor de una reforma migratoria que le abra paso hacia la ciudadanía de este país a aquellos indocumentados que no tengan antecedentes penales, que estén dispuestos a pagar una multa por haber entrado sin papeles, que paguen sus impuestas y que estén dispuestos a ponerse en fila para hacerse ciudadanos. No importa que el proceso dure 13 años, los inmigrantes están dispuestos a esperar.
Sólo un pequeño grupo de activistas le reclaman al presidente por las deportaciones de los últimos años. Muchos prefieren pensar en que él fue el que con una orden ejecutiva le permitió a los Dreamers quedarse legalmente en este país.
Por el contrario, los republicanos son los que cargan con la culpa de oponerse a un concepto que la mayoría de los estadounidenses respaldan.
Las encuestas demuestran que la mayoría de los americanos están a favor de que a los inmigrantes indocumentados se les permita hacerse ciudadanos. El Pew Research Center dice que casi siete de cana 10 americanos están a favor de permitirle a los indocumentados quedarse en el país si cumplen con las normas establecidas. La encuesta de Quinnipiac University dice que el 57 porciento está a favor de la amnistía, y el número es del 63 porciento en la encuesta del Public
Religion Research Institute.
Sin embargo los miembros del Tea Party juran que le van a hacer la vida imposible a los congresistas republicanos que respalden una reforma a la ley de inmigración. Ellos no creen que se les debe permitir legalizar su status en este país.
Por eso es difícil que en el 2014 pueda aprobarse un ley de inmigración.
Los republicanos en la Cámara de Representantes tienen miedo llevarle la contraria a los miembros del Tea Party. Y dicho sea de paso, en el país no hay ninguno organización que pueda servir de contrapeso a este grupo de republicanos ultra-conservadores.
Y sin embargo, hay una forma de resolver el probema.
Los miembros del Tea Party y muchos republicanos están preocupados porque si se les da la ciudadanía a los indocumentados estos votarían por candidatos demócratas al hacerse ciudadanos.
Para resolver este problema, los republicanos podrían proponer que los indocumentados puedan quedarse en el país y trabajar legalmente. Lo único es que no se les permitiría hacerse ciudadanos.
Aunque parezca increíble, muchos indocumentados estaría contentos con eso. Una encuesta del Pew Research Hispanic Trends Project muestra que el 55 por ciento de los hispanos estarían satisfechos con poder vivir y trabajar legalmente en este país. La ciudadanía no es de tanta importancia. Menos del 35 por ciento dicen que eso es lo que desean.
Esta opción debe satisfacer a los que se oponen a la amnistía y a la vez ayudaría a millones de indocumentados a vivir y trabajar sin tener que preocuparse que un día los apresan y deportan.
Personalmente yo creo que el gobierno americano debe concederle un paso a la ciudadanía a los inmigrantes indocumentados que hayan cumplidos con las otras leyes del país. Pero si esto no fuera posible estaría contento con tal que el presidente ponga fin a las deportaciones que dividen a tantas familias.
Guillermo I. Martínez reside en el sur de la Florida. Su dirección electrónica es: Guimar123@gmail.com
El senador Marco Rubio pasó de héroe de los inmigrantes a un enemigo más. Rubio había sido uno de los autores de la ley de inmigración que pasó en el Senado este año. Pero ahora, empujado por el Tea Party, Rubio ha cambiado de opinión.
Mientras el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, es el último en entrar en la pelea. Christie un republicano que canta las cosas como las ve decidió que los Dreamers, aquellos jóvenes que llegaron a Estados Unidos de muy corta edad, pueden pagar la misma tarifa que los ciudadanos del estado en las universidades de Nueva Jersey.
Hay muchos políticos, y cada uno de ellos tiene una visión distinta de lo que debe de hacerse con los más de 11 millones de indocumentados que viven en el país. Ya el tema le ha costado caro a republicanos que aspiraron a la presidencia en el 2012.
No es fácil romper este nudo Gordiano que es crucial para los políticos republicanos; particularmente aquellos que tienen aspiraciones presidenciales. La mayoría de los votantes hispanos están convencidos que los demócratas son más flexibles en cuestiones de inmigración.
Por ejemplo, los demócratas están a favor de una reforma migratoria que le abra paso hacia la ciudadanía de este país a aquellos indocumentados que no tengan antecedentes penales, que estén dispuestos a pagar una multa por haber entrado sin papeles, que paguen sus impuestas y que estén dispuestos a ponerse en fila para hacerse ciudadanos. No importa que el proceso dure 13 años, los inmigrantes están dispuestos a esperar.
Sólo un pequeño grupo de activistas le reclaman al presidente por las deportaciones de los últimos años. Muchos prefieren pensar en que él fue el que con una orden ejecutiva le permitió a los Dreamers quedarse legalmente en este país.
Por el contrario, los republicanos son los que cargan con la culpa de oponerse a un concepto que la mayoría de los estadounidenses respaldan.
Las encuestas demuestran que la mayoría de los americanos están a favor de que a los inmigrantes indocumentados se les permita hacerse ciudadanos. El Pew Research Center dice que casi siete de cana 10 americanos están a favor de permitirle a los indocumentados quedarse en el país si cumplen con las normas establecidas. La encuesta de Quinnipiac University dice que el 57 porciento está a favor de la amnistía, y el número es del 63 porciento en la encuesta del Public
Religion Research Institute.
Sin embargo los miembros del Tea Party juran que le van a hacer la vida imposible a los congresistas republicanos que respalden una reforma a la ley de inmigración. Ellos no creen que se les debe permitir legalizar su status en este país.
Por eso es difícil que en el 2014 pueda aprobarse un ley de inmigración.
Los republicanos en la Cámara de Representantes tienen miedo llevarle la contraria a los miembros del Tea Party. Y dicho sea de paso, en el país no hay ninguno organización que pueda servir de contrapeso a este grupo de republicanos ultra-conservadores.
Y sin embargo, hay una forma de resolver el probema.
Los miembros del Tea Party y muchos republicanos están preocupados porque si se les da la ciudadanía a los indocumentados estos votarían por candidatos demócratas al hacerse ciudadanos.
Para resolver este problema, los republicanos podrían proponer que los indocumentados puedan quedarse en el país y trabajar legalmente. Lo único es que no se les permitiría hacerse ciudadanos.
Aunque parezca increíble, muchos indocumentados estaría contentos con eso. Una encuesta del Pew Research Hispanic Trends Project muestra que el 55 por ciento de los hispanos estarían satisfechos con poder vivir y trabajar legalmente en este país. La ciudadanía no es de tanta importancia. Menos del 35 por ciento dicen que eso es lo que desean.
Esta opción debe satisfacer a los que se oponen a la amnistía y a la vez ayudaría a millones de indocumentados a vivir y trabajar sin tener que preocuparse que un día los apresan y deportan.
Personalmente yo creo que el gobierno americano debe concederle un paso a la ciudadanía a los inmigrantes indocumentados que hayan cumplidos con las otras leyes del país. Pero si esto no fuera posible estaría contento con tal que el presidente ponga fin a las deportaciones que dividen a tantas familias.
Guillermo I. Martínez reside en el sur de la Florida. Su dirección electrónica es: Guimar123@gmail.com