El incendio de grandes proporciones que afecta a Pinares de Mayarí, en la Sierra de Nipe, Holguín, cumplió este lunes nueve días desde que fue detectado y ha consumido más de 1.300 hectáreas, según reportes oficiales.
“El incendio sigue fuera de control. La velocidad de los vientos se mantiene, la sequía sigue intacta. No ha caído lluvia, que podría ser lo que aminore el incendio y permita que las acciones tengan efecto”, explicó a nuestra redacción el biólogo y periodista independiente Osmel Ramírez, residente de Mayarí.
Hasta el momento, no se lamentan pérdidas de vidas humanas en las áreas afectadas que corresponden, fundamentalmente, a bosques y pastizales, ha informado la prensa oficial.
Pobladores de localidades aledañas como José Antonio Herrera Torres que vive en El Cocal, a unos 15 kilómetros del radio que cubren las flamas, no se siente en peligro, pero si cree que repercutirá en la ya debilitada economía:
“Afortunadamente el aire está soplando en dirección contraria a mi casa; es decir, el fuego no avanza para acá, pero yo tengo una amiga que vive en el Vivero 2 y dice que la candela estuvo muy cerca de su vivienda. Sus padres tuvieron que hacer cortafuegos para evitar que los cogiera. Pero si se han quemado los cafetales. La economía va para peor este año, más fea”, relató Ramírez a Radio Televisión Martí.
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“Las personas tienen diferentes opiniones, que si fue sabotaje, o negligencia. En mi opinión, fue por la sequía. En ese lugar hay pinos que rozan, eso ha sucedido antes”, dijo.
En ese sentido, el biólogo señaló que al quemarse "una gran masa forestal y pastizales, el impacto ambiental ya es visible".
“Es un impacto ambiental grande y un impacto económico en los bosques de explotación forestal’, confirmó.
La viceprimera ministra cubana Inés María Chapman y la vicegobernadora de Holguín, Yunia Pérez Hernández han llegado hasta el lugar, así como el viceministro primero de las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias), Ramón Espinosa Martín.
“Los altos dirigentes del gobierno están visitando la zona de desastre porque es un impacto económico que está teniendo. El combate del incendio es grande y el avance es muy poco”, indicó Ramírez.
Las operaciones se llevan a cabo en un terreno irregular e intrincado a más de 700 metros sobre el nivel del mar, con focos dispersos por diferentes partes.
“Las trochas, al parecer, las están haciendo anchas de 20 metros, como alguna gente con experiencia decían que tenían que ser bien anchas. Ya se habla de contrafuegos que no se hablaba. También analizan las causas y toman medidas para evitar que donde ya apagaron el fuego y queden algunos restos, se vuelva a activar la llama”, agregó.
Para controlar el siniestro se utilizan helicópteros y aviones M-18, e intervienen 400 efectivos de las FAR, además de los bomberos, guardabosques, campesinos y otros pobladores de la zona que se han unido a las acciones.
“Según denotan reportes oficiales, se están preocupando, ahora, por las acciones preventivas, para evitar que otro incendio se produzca en los pastizales donde hay personas pastoreando ganado, y están buscando formas para evitar que esto suceda nuevamente”.
Las causas del incendio no han sido determinadas, aunque el periodista oficialista Emilio Rodríguez Pupo escribió en un post en Facebook que está en marcha un proceso investigativo.
“Todavía sigue fuera de control, no hay nada que indique que el incendio está aminorando, pero se están instrumentando tácticas para que no avance mucho más hacia zonas más agrestes, de más difícil acceso. El puesto de mando de la Defensa Civil y de la lucha contra el incendio está en la Academia de Ciencias de Pinares en el Instituto de Investigación de la Montaña y queda enraizado en el Parque de La Mensura Piloto que es una zona de gran endemismo en cuanto a la biosfera, es decir, la flora y la fauna”.
El área protegida de Mensura-Piloto abarca más de 8.480 hectáreas y está considerada una de las de mayor biodiversidad de Cuba. Allí abundan especies y plantas endémicas para las que el fuego representa una seria amenaza.
En menos de un mes dos incendios impactaron la zona. Desde finales de enero, otro siniestro azotó el sitio por 15 días y perjudicó más de 1.000 hectáreas de bosque.