Los “boteros”, taxistas particulares que según los propios medios oficiales “son los únicos con los que se puede contar para trasladarse medianamente rápido en La Habana”, despertaron este jueves con un balde de agua fría: el pago por sus servicios, que en la práctica se venía rigiendo por la oferta y la demanda, amaneció regulado por una lista específica de rutas, tramos y precios impuestos por el órgano de gobierno de la provincia.
Según la nota en los medios estatales la medida adoptada “para felicidad de la población” por el Consejo de Administración Provincial (CAP) reduce por decreto a la mitad los precios que se venían cobrando, ya que los boteros “desde hace varios meses cortan los recorridos para que los pasajeros paguen más”.
“Por ejemplo, si usted sube a un taxi en el parque del Curita y se baja en el Coppelia debe pagar solo cinco pesos en moneda nacional y no 10 como normalmente se cobraba. Si hace la misma operación desde la esquina de 41 y 42 en Playa hasta el Hospital Militar también deberá pagar cinco pesos. Si realiza el viaje completo desde el Curita hasta el Militar el precio es de 10. En las restantes rutas ocurre de manera similar”, explica.
El incumplimiento de las nuevas tarifas sería castigado con “la cancelación de la Licencia de Operación del Transporte”, o (…) el procesamiento como corresponda, que puede incluir el decomiso del medio de transporte”.
La confección del listado, que complementa una disposición general tomada por el CAP en julio de 2016 para topar los crecientes precios de las carreras, “tuvo en cuenta las posibles salidas y recorridos que son utilizados por los Trabajadores por Cuenta Propia con Licencia de Operación del Transporte”.
La medida anunciada buscaría “evitar la especulación con los precios, al menos en las rutas señaladas”.
La puesta en vigencia de la restricción sigue a una campaña en los medios oficiales que cuestionaba como “un mal necesario” la propia existencia de estos taxistas privados, por lo general dueños o conductores de viejos autos americanos de los años 50 (“almendrones” en el argot criollo).
Sin embargo, la propia prensa oficial admitía que los boteros son indispensables y no tienen competencia, pues “el transporte público es demasiado insuficiente como para lograr que disminuya la demanda de los almendrones”.
¿Por qué aumentaron los precios?
Pero los precios no sólo habían aumentado por pura ley de oferta y demanda. “Almendroneros” entrevistados en julio pasado por reporteros del sitio de noticias cubanas CubaNet explicaron así el incremento de 20 a 30 pesos en la tarifa de la ruta Habana-Santiago de las Vegas:
“El petróleo (de contrabando) está perdido y ha aumentado mucho su valor, a 15 pesos el litro, de 10 que costaba antes. Y esto, cuando lo encuentras, que tampoco es fácil ahora. Los recortes de combustible en las empresas estatales son la raíz del problema. Si sigue escaseando y aumentando su valor el trasporte privado seguirá aumentado los precios y vamos a ver qué pasa”, comentó para CubaNet Rogelio Díaz, cuentapropista que cubre la ruta.
“Ahora cobramos 20 pesos desde Santiago hasta la ciudad deportiva y 10 más si quieres llegar al Parque Central. De igual manera lo hacemos al retorno, la medida la tomamos entre todos los boteros para poder seguir trabajando”, añadió.
Lo anterior fue confirmado este jueves por el periodista Adriel Reyes, de Martí Noticias, en conversación con el botero Eduardo Amaro, quien dijo que los precios impuestos no son rentables para quien tiene que comprar el diesel en las gasolineras CUPET del Estado a entre 1 y 1.20 CUC el litro (1 CUC o peso convertible es igual a 24 pesos moneda nacional).
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Una caída de hasta 120.000 barriles diarios a unos 55.000 barriles en el suministro venezolano de petróleo subsidiado a Cuba, debido a la baja mundial de los precios del crudo, y la caída paralela de la producción del país suramericano, obligó al gobierno cubano a anunciar medidas de austeridad, específicamente de ahorro de energía, durante la sesión de medio año de la Asamblea Nacional en julio de 2016.
El impacto de la crisis quedó evidenciado por la contracción de la economía cubana en 2016, de 4.4 % de crecimiento en 2015, a 0.9 %.
Amaro advirtió que la posible reacción de los boteros será no salir a trabajar.
Tampoco es la primera vez que el gobierno, buscando frenar la inflación, recurre a topar precios específicos en mercados regulados por la oferta y la demanda, con un resultado contraproducente.
En mayo de 2016 se publicaron precios topados de 23 productos para los mercados agropecuarios estatales (MAE) y otras formas privadas de comercialización.
La disposición trajo como consecuencia un severo desabastecimiento en los MAE, disparando los precios casi al doble en algunos lugares de venta, mientras que en otros mercados privados llegaron a ser hasta dos veces y medio más caros. El "tope" acabó perjudicando a una población que devenga bajos salarios y pensiones.