Más de siete décadas transcurridas desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos, proclamada por Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, Cuba continúa fortaleciendo el desarrollo del estado policíaco, el crecimiento de la desigualdad y la persecución de las libertades fundamentales, que han puesto en jaque los derechos humanos, coincidieron dos entrevistados por Radio Televisión Martí.
“Los derechos humanos en Cuba atraviesan un proceso de deterioro progresivo que ha rebasado con mucho, tanto en su dimensión como en su intensidad, la violación de los derechos humanos”, señaló el activista político habanero Manuel Cuesta Morúa.
“Antes de los 90s, había una violación flagrante de los derechos humanos, pero había dos cosas que contrastaban: primero, que no había en esa época gran conciencia social de los derechos humanos y segundo, había una retórica, y al mismo tiempo, una institucionalidad instaurada contra los derechos humanos”.
“Por eso el deterioro de los derechos humanos, ahora, es mucho más grande de lo que habría sido en épocas donde la conciencia, la cultura tanto legal como institucional de los derechos humanos, era muy débil”, explicó.
De acuerdo al opositor, el deterioro de los derechos humanos en las primeras décadas del nuevo siglo está marcado por un contraste importante: el gobierno asume una agenda de derechos humanos en su discurso político y “dentro de las reglas de juego constitucionales, legales e institucionales del país”.
El régimen ha declarado que su legislación nacional cumple con la Declaración Universal de los Derechos Humanos, pero ni las leyes ni las prácticas cubanas garantizan los derechos fundamentales consagrados en el importante texto.
“Esa voluntad constitucional y legal están negadas por la voluntad política y por la práctica política del Gobierno. Eso nos está indicando, no solo la dimensión del deterioro, sino la dimensión del cinismo de Estado”, anotó el activista.
“Al mismo tiempo, el gobierno lleva 14 de los 16 años desde la fundación del Consejo de Derechos Humanos siendo parte de ese órgano de la ONU que está reservado para 47 países y sólo para 8, en la región de América Latina y el Caribe”, dijo.
El régimen también ha firmado algunos pactos y convenios sobre derechos humanos, pero no ha ratificado dos de los principales, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales que garantiza los derechos sindicales, entre otros.
“No sólo hay violación de derechos humanos hacia activistas de la sociedad civil, sino que hay una violación de derechos humanos masiva contra la ciudadanía y ahí están las cárceles para demostrarlo”, recalcó Cuesta Morúa.
En esa misma línea, el activista Julio Aleaga subrayó : "Lo primero que tenemos que marcar es que hay más de 1.200 presos políticos, todos ellos por defender su derecho a manifestarse pacíficamente”.
“Un elemento importante es la continuidad de los juicios amañados por las revueltas del 11 J y otras manifestaciones pacíficas que han condenado a adolescentes y a otras personas hasta 17 años por manifestarse pacíficamente”.
Aleaga se refirió a decenas de artistas, periodistas y activistas que han sido obligados, por la Seguridad del Estado, a dejar la isla durante 2022.
“No puedo pasar por alto el hundimiento premeditado, en Bahía Honda, de una lancha con migrantes que pensaban llegar a los Estados Unidos”, recordó el comunicador.
“El resultado de esta situación de violaciones se constata con la cifra de más de 300 mil emigrantes. Por cierto, esto es cerca del 3% de la población cubana, que ha salido en el último año e implica que la violación de los derechos humanos en Cuba tiene una representación física en estas migraciones”, recalcó Aleaga.