Es una niña de 13 años y quiere abrir la senda de las cubanas en el boxeo. Se llama Hatzumy Carmenate, espera que su padre la pueda reclamar a ella y su madre para irse a vivir juntos a Nueva York. Mientras, se entrena en La Habana y el magazine The New Yorker fue hasta su barrio a filmarla.
“Mi papá fue mi primer maestro desde que era chiquita. Cuando llovía y todos temían, él nos quitó ese miedo. No importaban los truenos, los relámpagos”, afirma la niña, que hoy intenta abrirse paso de la mano del entrenador Luis Pérez.
La Federación Cubana de Boxeo (FCB) aún no ha dado luz verde para que las féminas boxeen de manera regular y organizada en la isla. La decisión les permitiría recibir entrenamiento y asistir a competiciones internacionales.
Un reporte de la agencia AP en febrero pasado dio cuenta de la negativa de la FBC a ofrecer declaraciones.
La persistencia de la familia le ha permitido a la adolescente entrevistada por The New Yorker seguir adelante con su sueño. La madre de Hatzumy, Noemí Bernabé, está plenamente enfocada en el futuro de la hija.
“En casa era disciplina: desayuno, almuerzo y comida, antes de eso había que hacer doscientas planchas (lagartijas)”, asegura Noemí.
Luis Pérez, el entrenador que empuja a la niña Hatzumy a no tener miedo, él está convencido de las posibilidades de su pupila. Al efecto, mientras ocurría la filmación pactaron untope entre una barriada El Cerro y la barriada en que viven. La polémica era si la aceptaban entre la escuadra de varones.
“Si el profesor del Cerro me dice que puede pelear con un chico, la ponemos a pelear”, asegura Pérez. E inmediatamente la acción se va a Hatzumy, que se alista, pela y vence por superioridad técnica ante su oponente.
En los pasados juegos olímpicos de Río de Janeiro, unas 36 mujeres asistieron al torneo de Boxeo femenino de la competición.
En Cuba, solo en La Habana, una docena de mujeres se prepara con sus propios recursos a la espera del pitazo final que den las autoridades cubanas. Anteriormente estuvieron bajo la guía del entrenador Emilio Correa, hijo de estelar fajador cubano del mismo nombre.
Otra figura que ha servido de inspiración a las mujeres que quieren iniciarse entre las cuerdas, los ganchos y los jabs al rostro es namibia Flores, que ya pasa los 40 años de edad y ha criticado con dureza la imposibilidad de desarrollarse en Cuba.
De manera muy poética, la madre de la pequeña boxeadora resume el apoyo que le da en una sociedad que no mira con buenos ojos la idea. Ella está empeñada en llevarla de cerca hasta donde pueda.
“Cada persona es un mundo, un universo. Nosotros lo dirigimos como padres, para que nuestra flecha dé en el blanco”, resume la madre esperanzada.
[Con un material audiovisual de The new Yorker].