El Gobierno de Cuba dijo el miércoles que quiere avanzar en las relaciones con Estados Unidos cuando se prepara para la visita del presidente Barack Obama, pero advirtió que no se apartará del rumbo socialista y del "apego irrestricto a sus ideales revolucionarios y antiimperialistas".
Un editorial del diario Granma, del gobernante Partido Comunista, admitió que pese al deshielo, persistirán las "profundas diferencias de concepciones" acerca de los modelos políticos, la democracia, los Derechos Humanos, la justicia social y las relaciones internacionales.
Disidentes cubanos consultados por Martí Noticias dijeron que el texto busca "desinflar las expectativas políticas" dentro de la isla, cuando faltan sólo 10 días para que aterrice Obama.
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Por eso el mensaje del Partido Comunista sonó alto y claro.
"Esta será la primera vez que un Presidente de los Estados Unidos viene a una Cuba dueña de su soberanía y con una Revolución en el poder, encabezada por su liderazgo histórico", afirma Granma.
"Debe abandonarse la pretensión de fabricar una oposición política interna, sufragada con dinero de los contribuyentes estadounidenses", resalta el periódico.
El extenso texto explica que la visita del presidente Barack Obama es parte del "complejo" proceso de normalización de los vínculos bilaterales.
"Convivir no significa tener que renunciar a las ideas en las cuales creemos y que nos han traído hasta aquí, a nuestro socialismo, a nuestra historia, a nuestra cultura", sentenció.
Y llega tras las críticas en Estados Unidos al viaje de Obama de parte de varios congresistas republicanos y demócratas, quienes sostienen que no ha logrado avances en el tema de los Derechos Humanos.
"(El editorial) trata de desinflar las expectativas políticas de la visita de Obama, porque todo el mundo anda preguntando qué va a pasar sobre todo con el reconocimiento de la sociedad civil y la posible reunión de Obama con actores independientes y democráticos", dijo a Martí Noticias el líder del grupo Arco Progresista, Manuel Cuesta Morúa.
El disidente, que es además historiador, explicó que a la vez el Gobierno está cumpliendo el deber retórico para evitar aparecer débil frente a Estados Unidos, su archienemigo histórico.
"Está tratando de satisfacer a determinados sectores al interior del Gobierno que no les agrada para nada este deshielo con Estados Unidos porque han vivido montados en este conflicto que ha sido el modo de vida", enfatizó Cuesta Morúa.
La opositora Martha Beatriz Roque, de visita en Miami, dijo que el editorial "vuelve a repetir lo mismo, la misma retórica, todo contra la oposición", aludiendo al argumento de la isla de que en Estados Unidos "fabrican" a la disidencia cubana.
"Bueno ustedes me ven aquí. Yo soy un opositor, yo no soy de mentiras, yo soy de carne y hueso. Y, además de eso, tengo lengua y larga", dijo Roque a periodistas en Miami.
Viejos reclamos
Granma aprovechó para arremeter contra las políticas de Washington que buscan promover la democracia en la isla, incluyendo el embargo económico.
A la vez, reiteró que el Gobierno estadounidense deberá poner fin "a las agresiones radiales y televisivas contra Cuba", así como eliminar el otorgamiento de visas a médicos desertores y su reclamo de que le devuelvan la base naval estadounidense situada en Guantánamo.
Lectores de la edición digital de Granma también opinaron.
"Es bueno que el mundo conozca cuál es la posición del gobierno y la mayoría del pueblo cubano. Mucho ruido mediático distorsiona la verdad sobre Cuba", dijo un lector que se identificó como Cruz Cruz.
El texto admite los esfuerzos de Obama para flexibilizar el embargo pero afirma que sus medidas son insuficientes.
Desde el restablecimiento de las relaciones diplomáticas a mediados de 2015, Raúl Castro y Obama se han reunido en dos ocasiones y funcionarios de alto rango de ambos países han sostenido encuentros.
Hasta ahora, han negociado acuerdos de cooperación en temas de medio ambiente, la reanudación del servicio postal directo y el restablecimiento de los vuelos regulares comerciales a la isla.
El Gobierno cubano dijo que las medidas lanzadas por Obama eran "positivas", pero insuficientes y lo acusó de pretender "fabricar una oposición política interna".
Esta será la segunda ocasión en la que un mandatario estadounidense visite la isla. El primero fue Calvin Coolidge en 1928.