Lo acaban de reparar y reinaugurar el primero de enero de este año, todo un símbolo esa fecha para la denominada "revolución" cubana.
El Gran Teatro de La Habana es un exquisito coliseo que tal vez conserve la acústica perfecta con la que fue concebido, porque la reparación ha sido capital, según consigna la enciclopedia oficialista EcuRed.
Todo hace pensar que estaban reservándolo o acondicionándolo para que Obama hablara allí. De no ser así, les vino como anillo al dedo, porque el escenario guarda tanta historia que sus tablas no podían dejar de albergar al presidente norteamericano que rompió el "bloqueo" existente entre las dos orillas durante más de 50 años.
¿Cómo será el discurso? ¿Cómo será el atril? ¿Habrá atril? Todo eso está por ver. Si le enganchan un micrófono inalámbrico discreto, para que parezca que Obama se adueña de la acústica casi bicentenaria del lugar, también está por ver. Y por supuesto, está por ver –por escuchar– el contenido de su discurso.
De los teatros más elegantes de América
Su construcción fue encargada en 1834 por el gobernador español Miguel Tacón y Rosique, por eso llevó su nombre durante mucho tiempo.
"El Teatro de Tacón fue obra del arquitecto Antonio Mayo, quien lo concibió con un estilo ecléctico predominante. Con 90 palcos, más de 20 filas y capacidad para recibir a unos dos mil espectadores, se convirtió en el escenario por excelencia de la aristocracia criolla", dice EcuRed.
El Tacón fue el teatro más grande y lujoso del continente americano en su época; y, por sus cualidades técnicas, el tercero del orbe, después de la Scala de Milán y el de la Ópera de Viena. Su inmensa lámpara de araña, de cristales, fue admirada durante mucho tiempo, tanto que algunos curiosos viajaban a Cuba para verla, pero también esa lámpara fue objeto de la ira del público cuando no quedaba satisfecho con el espectáculo.
En 1906, los terrenos fueron adquiridos por la comunidad gallega de la isla para construir su Centro Gallego. Allí se construyó el edificio actual del Gran Teatro de La Habana, en 1914, y el concurso lo ganó el arquitecto belga Paul Beleu.
Hasta 1960 en que la "revolución" se lo apropió.
Pasó a ser la sede del Ballet Nacional de Cuba, en el mismo centro de la capital y a escasos metros del Capitolio, que también fue apropiado y dejó de ser el Parlamento.
En fin, se trata de un lugar histórico que ha sufrido diferentes remodelaciones y ha cambiado de nombre, hasta que en septiembre de 2015 "el Consejo de Estado de la República de Cuba acordó, con carácter excepcional y en reconocimiento a los aportes de Alicia Alonso a la cultura cubana y universal, su amor a la Patria y fidelidad a la Revolución cubana, denominar el actual Gran Teatro de La Habana como Gran Teatro de La Habana 'Alicia Alonso'", explica en su reseña EcuRed.
Por ahí han pasado artistas de la talla de Sara Bernhard, la bailarina rusa Anna Pávlova y el tenor italiano Enrico Caruso.
El telón del teatro por sí solo es una obra de arte, un espectáculo cuando se levanta suavemente y deja en el aire un suspense que acalla al público de golpe. La cortesía, entonces, se impone y comienza a tocar la orquesta sinfónica ubicada en el foso.
El martes 22 estaremos atentos al momento en el que aparezca allí el Presidente de Estados Unidos, un hombre que, al igual que su mujer, ha dado muestras suficientes de no desperdiciar el glamour.