Solo ha pasado un año desde que el grafitero Yulier P. comenzara a sufrir la hostilidad de las autoridades cubanas. Le prohibieron pintar sus obras en edificios ruinosos de La Habana, pero no se ha rendido: ahora pinta sobre el techo de los bicitaxis y así cuenta con una galería rodante por toda la ciudad.
"Estoy buscando un espacio alternativo, de resistencia, donde pueda pintar mi obra y seguir expresando lo que pienso", dijo el artista a Radio Martí.
Yulier Rodríguez Pérez, artista autodidacta de 28 años de edad, fue amenazado con ir a prisión si no borraba las figuras que iba dejando por La Habana ruinosa de 2017.
Pero el grafitero siguió adelante, según Ana Olema, artista del performance que promueve el arte alternativo desde Miami.
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"Me parece un golpe bien duro contra el Decreto 349 y la política cultural totalitaria en Cuba", señaló Olema.
Sobre su acercamiento a los bicitaxistas, el grafitero dijo que ha recibido la acogida de personas que "me han dicho que les gustan" esas obras que ahora recorren la capital. Aunque algunos transportistas privados "tienen miedo", y declinan llevar sus obras, confiesa.
Olema considera que es un momento importante para los artistas independientes. "Le estamos diciendo a ese Estado que monopoliza, que tiene todo el poder cultural, que no necesitamos de ellos, ni de sus instituciones, ni de su ministerio, que en realidad lo único que hacen es controlar, censurar, mellar y acabar con el arte libre", subrayó.
Ante un acto de resistencia tal, concluyó el artista, no necesita ya del permiso oficial. Estas obras, dijo, "tienen movilidad, y circulan por toda La Habana".
(A partir de un reportaje de Luis Felipe Rojas para Radio Martí)