Julio Cuesta es activista de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU). Lo lleva con orgullo. Con esta organización opositora al gobierno comunista trabaja en programas culturales dirigidos a su comunidad de Gibara, en Holguín, un ámbito que conoce como a las palmas de sus manos.
A sus 44 años, Julio ha hecho de todo para probar suerte en la vida, basado en una localidad que, si bien posee una historia riquísima en la época republicana (o sea, antes de la llamada “revolución), ahora es un pueblo olvidado. Gibara suena bien –suena a mar, a sal, a mariscos-, pero la realidad, desgraciadamente, a veces no es lo que suena bien.
En primer lugar, habría que decir que acceder a Gibara es bastante complicado. El pueblo ha quedado enlazado solamente por una estrecha carretera llena de curvas. Del tren ya nadie se acuerda, casi nadie, mejor dicho. La vía del tren partida en un inmenso socavón, a la entrada de la llamada “Villa Blanca de los Cangrejos”, durante muchos años parecía un escenario de películas.
Luego está la pretenciosa estación de radio, una cabina que lleva el nombre de “La voz del Atlántico” y, como todas en la isla, reproduce boletines oficiales y música “que se pueda poner”.
Una pena grande de Gibara –y en eso concuerda Julio Cuesta- es que los funcionarios hayan dejado morir el teatro principal, un inmueble precioso concebido con estilo y funcionabilidad. Su construcción y fomento se llevaron a cabo antes de 1959.
El festival de Habaneras y el de Cine Pobre han sido dos intentos por revitalizar la vida cultural allí, pero, como casi todo lo que toca la burocracia “revolucionaria”, han encontrado trabas por el camino. Y algunos se preguntan: ¿Qué hace un festival de Habaneras, género musical de origen catalán, en un pueblo perdido del oriente cubano? Seguramente a alguien se le ocurrió este festival por algún nexo histórico.
Ciclones que pasan, más el olvido “de Dios”, y también la circunstancia de un pueblo cerrado, que facilita la represión policial, hacen de este bello enclave del norte de Holguín un lugar claustrofóbico. Paradojas de la vida.
El escritor y poeta Julio Cuesta respondió, a través del correo “Nauta”, el siguiente cuestionario de Martí Noticias. Todo un reto. Un desafío. No solo por lo caro que es conectar un teléfono móvil al servidor oficial (el único posible), sino además porque los servicios secretos pueden leerlo si quieren.
Cuesta no deja Gibara. Desde allí hace activismo cultural y político. Antes “fajado” con las instituciones del Estado y ahora, cansado de eso, mediante la plataforma de visibilidad que le ofrece UNPACU. En la actualidad promueve su poemario titulado Versos MartiYos, que es una denuncia de lo que sucede a su alrededor, “con todo respeto al Maestro”.
Ha trabajado como bodeguero, dependiente de almacenes textiles, custodio de instalaciones turísticas, artesano, “cuadro profesional” del sindicato municipal del comercio y la gastronomía, profesor/instructor de literatura y subdirector docente de la Casa de Cultura, todos estos puestos en Gibara. Intentó estudiar Ingeniería Termoenergética, en 1991, pero la universidad le quedaba muy lejos y en ese momento estaba el llamado “Periodo Especial” (la peor crisis económica que ha vivido el país), y tuvo que abandonar.
A principios del 2010 fue delegado del Poder Popular a una circunscripción, pero también dimitió. Esta es la entrevista, “servida” por Nauta y redactada desde un teléfono celular:
¿En qué ha quedado el "Festival de Cine Pobre" de Gibara?
-A pesar del paso del huracán Ike por estos hermosos paisajes y a la desaparición física del cineasta y presidente del evento, Humberto Solás, el festival sobrevive, fundamentalmente, gracias al empuje de muchos intelectuales, profesionales y artistas de Cuba y del mundo, y a 197 firmas recogidas el 19 de marzo de 2010 por gibarereños interesados en la cultura.
-El sentido de pertenencia de los pobladores fue más fuerte que los miedos inyectados a los cubanos de adentro, lo que obligó a las autoridades de la nación a replantear su idea de eliminar este importante evento, por considerarlo ellos un centro de crítica social, disidencia y oposición.
-En la actualidad, aunque su nuevo director, a partir de este año, es el cineasta y destacado actor cubano Jorge Perugorría, el Festival Internacional de Cine Pobre de Gibara está en manos de las autoridades culturales de Holguín, persiguiéndose con esto los objetivos declarados de dejar fuera a las ONGs que tradicionalmente ayudaban a financiarlo, minimizar la participación de obras en concurso y aumentar la censura. En esta nueva edición, que será nuevamente en abril, los seguidores del cine y de Humberto Solás esperamos que la vergüenza nos permita gozar de un festival que esté a la altura del respeto que merecen los pueblos.
¿Continúa en ruinas el teatro principal de Gibara?
-La indolencia se ha adueñado del sufrido Teatro de Gibara. Abandonado por más de 30 años se ha convertido en un almacén de escasos materiales constructivos y de cuanto artículo decorativo es desechado en el resto de las instituciones culturales de la localidad.
-Más de cinco presupuestos han sido aprobados para su reconstrucción, evaporándose todos sin el mínimo dolor ante la prolongada agonía de lo que fue el Teatro Colonial de Gibara. Visitado por Abel Prieto, en su condición de Ministro de Cultura, y aunque hoy se desempeña como asesor del presidente Raúl Castro, no ha pasado nada. Esta réplica del Real Teatro de Madrid fallece lentamente entre la inescrupulosa mirada de funcionarios, y también, por qué no, ante el conformismo del pueblo gibareño.
¿Por qué, con tan historia cultural, Gibara ha quedado en el olvido?
-Los escritores y en general miembros de la vanguardia artística del territorio conocimos recientemente que las autoridades del gobierno municipal planean un recorte del 42% del presupuesto para la Cultura, respecto al año pasado.
-Muchos intelectuales y artistas gibareños han emigrado en busca de nuevas luces para su espíritu creador. Personajes célebres nacieron aquí, entre ellos el Premio Cervantes de las Letras Hispanas Guillermo Cabrera Infante, y el también afamado músico de Los Zafiros y Premio Grammy Latino Manuel Galván. Por otro lado, eventos como el Festival Internacional de Cine Pobre han sido objeto de obstáculos constantes para intentar minimizar su impacto. Mientras los que deciden intentan echar a un lado la Cultura, los escritores y artistas la mantenemos en alto al costo del amor y el sacrificio creador.
¿Cuánto tiempo duró usted como delegado de circunscripción del Poder Popular?
-Fui delegado de enero a marzo de 2010. Renuncié al cargo por no estar de acuerdo con el proselitismo y la manipulación que el partido comunista realiza durante los procesos electorales, y después de éstos, por el poco poder maniobra que tienen los delegados electos. A ello se une una campaña de recogida de firmas dirigida por mí en respuesta a las represalias tomadas para desaparecer del mundo artístico al Festival Internacional de Cine Pobre.
-Con solo tres meses de mandato, me vi en la penosa obligación de renunciar a mi cargo de delegado electo por el pueblo. Ello se debió a presiones que recibí por parte de José Ernesto Mayo Zaldívar, entonces presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular y de oficiales de la policía política.
Julio Antonio Cuesta Martínez, (Gibara, Holguín, 9 de Julio de 1971). Poeta, narrador, ensayista y narrador oral. Analista de temas sociales y políticos. Ha obtenido los siguientes premios: Benito Pérez Galdós de Poesía y Biografía 2011 y 2013 con Puente de Carbón y Antonio Carballo de la Rosa, un poeta de Fuencaliente en Gibara, respectivamente, así como el Indio Naborí de Décima 2010 y 2012, con Miel de Origen y Al mago de fiel urgencia, también respectivamente, organizados por la Asociación Canaria de Cuba. Además. obtuvo la mención especial del Festival Internacional de Narración Oral-Escénica Contarte 2010, todos en La Habana.