La mayoría de los focos se encontraron en casas particulares, donde los residentes utilizan cualquier tipo de recipiente para almacenar agua, debido al inconsistente suministro hidráulico.
Los datos sobre los enfermos en la provincia de Villa Clara los ofreció el Vicepresidente del Gobierno Provincial de Santa Clara, Alberto López Díaz, en la emisora local CMHW. El funcionario reconoció la existencia de una epidemia de dengue y la desorganización en la campaña de prevención y control de esa situación epidemiológica en esa parte de Cuba.
El periodista independiente Yoel Espinosa Medrano, en contacto telefónico con el programa Avanza Cuba, de Radio Martí, corroboró las declaraciones del funcionario, quien incluso ofreció a la audiencia cifras de los infectados: 700 pacientes infectados y aproximadamente 900 casos por confirmar, en la capital provincial.
Espinosa Medrano insistió en que el incremento en el número de enfermos se debe a la insalubridad que pulula en la ciudad: falta de abasto de agua a los hogares, averías en las redes hidráulicas y almacenamiento de agua en envases inapropiados, que facilitan la proliferación del mosquito Aedes aegypti.
La mayoría de los focos se encontraron en casas particulares, donde los residentes utilizan cualquier tipo de recipiente para almacenar agua, debido al inconsistente suministro hidráulico.
El funcionario villaclareño criticó el deficiente trabajo de los que llevan a cabo la campaña, la falta de mano de obra y el descontrol de los recursos, como factores que han propiciado la situación actual.
Entre las medidas que mencionó López Díaz para resolver la propagación de estas enfermedades están la integración de organizaciones de masa con salud pública, multas, y mayor rigor en el cumplimiento de las normas. Además anunció inversiones en el 2014 para arreglar el maltrecho sistema de redes hidráulicas.
Sin embargo, en opinión del comunicador independiente, mientras no se resuelva el maltrecho estado de las redes hidráulicas y el deficiente abasto de agua en Villa Clara, y Cuba de manera general, la situación solo podría empeorar.
Espinosa Medrano señaló además que las autoridades tardaron demasiado en comunicar con claridad a la población de la situación epidemiológica. Nunca dieron cifras de enfermos o muertos, ni siquiera llamaron a las enfermedades por su nombre; se limitaron a clasificarlas como enfermedades diarreicas agudas.
La deficiente información impidió que los cubanos tomaran conciencia de la seriedad del asunto.
El periodista independiente Yoel Espinosa Medrano, en contacto telefónico con el programa Avanza Cuba, de Radio Martí, corroboró las declaraciones del funcionario, quien incluso ofreció a la audiencia cifras de los infectados: 700 pacientes infectados y aproximadamente 900 casos por confirmar, en la capital provincial.
Espinosa Medrano insistió en que el incremento en el número de enfermos se debe a la insalubridad que pulula en la ciudad: falta de abasto de agua a los hogares, averías en las redes hidráulicas y almacenamiento de agua en envases inapropiados, que facilitan la proliferación del mosquito Aedes aegypti.
La mayoría de los focos se encontraron en casas particulares, donde los residentes utilizan cualquier tipo de recipiente para almacenar agua, debido al inconsistente suministro hidráulico.
El funcionario villaclareño criticó el deficiente trabajo de los que llevan a cabo la campaña, la falta de mano de obra y el descontrol de los recursos, como factores que han propiciado la situación actual.
Entre las medidas que mencionó López Díaz para resolver la propagación de estas enfermedades están la integración de organizaciones de masa con salud pública, multas, y mayor rigor en el cumplimiento de las normas. Además anunció inversiones en el 2014 para arreglar el maltrecho sistema de redes hidráulicas.
Sin embargo, en opinión del comunicador independiente, mientras no se resuelva el maltrecho estado de las redes hidráulicas y el deficiente abasto de agua en Villa Clara, y Cuba de manera general, la situación solo podría empeorar.
Espinosa Medrano señaló además que las autoridades tardaron demasiado en comunicar con claridad a la población de la situación epidemiológica. Nunca dieron cifras de enfermos o muertos, ni siquiera llamaron a las enfermedades por su nombre; se limitaron a clasificarlas como enfermedades diarreicas agudas.
La deficiente información impidió que los cubanos tomaran conciencia de la seriedad del asunto.
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