Frank Mora, hijo de inmigrantes cubanos, afirma que le encantaría regresar a una Cuba democrática
Frank Mora, el hispano que ha llegado más alto en el Pentágono con la administración Obama, deja este viernes su cargo para volver al mundo académico tras cuatro años de "fortalecer" asociaciones en Latinoamérica.
Mora, subsecretario adjunto de Defensa para América Latina, dijo a la agencia Efe que desde su cargo se ha centrado en poner en marcha una política basada en "establecer asociaciones entre iguales, no entre menores o mayores, sino iguales".
En este sentido, se refirió a la firma de los acuerdos de cooperación con Colombia y Brasil y los que se están negociando con Perú y Uruguay, para renovar los suscritos en los años 50.
Mora continuará con su vida académica y volverá a su Florida natal como director del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Internacional de Florida (FIU).
Nacido en 1964 en Miami (Florida), Mora es hijo de inmigrantes cubanos que huyeron justamente después de la invasión de Bahía de Cochinos, la operación que Estados Unidos llevó a cabo en 1961 para derrocar a Fidel Castro.
No ha vuelto al país de sus padres desde 1991 cuando acudió para participar en una conferencia académica y confiesa que le "encantaría regresar a un país democrático".
Su historia personal asegura que le ha servido para tener una idea global del continente, ha vivido entre dos mundos, el de la política estadounidense y la de esos otros lugares como Cuba o Centroamérica de los que hablaba su familia y eso le marcó.
"Crecí escuchando hablar en torno a la mesa sobre Cuba, Centroamérica, era algo constante. Muchos de mi generación huyeron de ello pero yo me interesé y quise saber más", recuerda Mora que considera que ese ambiente le dio una "perspectiva" más amplia.
Su padre, como inmigrante, tuvo múltiples empleos. "Hizo de todo como muchos inmigrantes sin educación", trabajó en una gasolinera, en una fábrica de pan, en una aerolínea, hasta que montó su propio negocio.
Por eso, sus padres, cuando después de una larga trayectoria académica supieron que Mora había sido nombrado subsecretario, "se emocionaron".
Mora confiesa que en su casa su madre es "una gran admiradora" del presidente Barack Obama, mientras que su padre y su hermano son más conservadores.
Padre de una niña de 15 años y un niño de siete, afirma que ha procurado transmitirles su herencia hispana, conocen la historia de sus abuelos y asegura que quiere que conozcan otros países.
"Quiero que sepan que la vida no es tan fácil y placentera como es vivir aquí, ir al colegio y hacer las cosas que hacen a diario".
Si bien señala que ha habido éxitos también reconoce que hay algunos temas en los que en los que le "hubiera gustado hacer más", como ayudar a combatir la violencia en Centroamérica.
"Hay un nivel de inseguridad muy serio que no ha mejorado en estos últimos años y no hemos encontrado la manera, a pesar del proceso SICA (Sistema de Integración Centroamericana) de los países donantes... de revertir la situación".
El subsecretario achacó la falta de resultados a la "intensidad de la violencia" y a un "problema de gobernabilidad", y aunque destacó la disposición de los países de Centroamérica a mejorar sus instituciones, "los problemas estructurales toman tiempo, a veces toma una generación para ver los frutos de ese cambio", dijo.
Mora, subsecretario adjunto de Defensa para América Latina, dijo a la agencia Efe que desde su cargo se ha centrado en poner en marcha una política basada en "establecer asociaciones entre iguales, no entre menores o mayores, sino iguales".
En este sentido, se refirió a la firma de los acuerdos de cooperación con Colombia y Brasil y los que se están negociando con Perú y Uruguay, para renovar los suscritos en los años 50.
Mora continuará con su vida académica y volverá a su Florida natal como director del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Internacional de Florida (FIU).
Nacido en 1964 en Miami (Florida), Mora es hijo de inmigrantes cubanos que huyeron justamente después de la invasión de Bahía de Cochinos, la operación que Estados Unidos llevó a cabo en 1961 para derrocar a Fidel Castro.
No ha vuelto al país de sus padres desde 1991 cuando acudió para participar en una conferencia académica y confiesa que le "encantaría regresar a un país democrático".
Su historia personal asegura que le ha servido para tener una idea global del continente, ha vivido entre dos mundos, el de la política estadounidense y la de esos otros lugares como Cuba o Centroamérica de los que hablaba su familia y eso le marcó.
"Crecí escuchando hablar en torno a la mesa sobre Cuba, Centroamérica, era algo constante. Muchos de mi generación huyeron de ello pero yo me interesé y quise saber más", recuerda Mora que considera que ese ambiente le dio una "perspectiva" más amplia.
Su padre, como inmigrante, tuvo múltiples empleos. "Hizo de todo como muchos inmigrantes sin educación", trabajó en una gasolinera, en una fábrica de pan, en una aerolínea, hasta que montó su propio negocio.
Por eso, sus padres, cuando después de una larga trayectoria académica supieron que Mora había sido nombrado subsecretario, "se emocionaron".
Mora confiesa que en su casa su madre es "una gran admiradora" del presidente Barack Obama, mientras que su padre y su hermano son más conservadores.
Padre de una niña de 15 años y un niño de siete, afirma que ha procurado transmitirles su herencia hispana, conocen la historia de sus abuelos y asegura que quiere que conozcan otros países.
"Quiero que sepan que la vida no es tan fácil y placentera como es vivir aquí, ir al colegio y hacer las cosas que hacen a diario".
Si bien señala que ha habido éxitos también reconoce que hay algunos temas en los que en los que le "hubiera gustado hacer más", como ayudar a combatir la violencia en Centroamérica.
"Hay un nivel de inseguridad muy serio que no ha mejorado en estos últimos años y no hemos encontrado la manera, a pesar del proceso SICA (Sistema de Integración Centroamericana) de los países donantes... de revertir la situación".
El subsecretario achacó la falta de resultados a la "intensidad de la violencia" y a un "problema de gobernabilidad", y aunque destacó la disposición de los países de Centroamérica a mejorar sus instituciones, "los problemas estructurales toman tiempo, a veces toma una generación para ver los frutos de ese cambio", dijo.