Con dos jonrones del cubanoamericano Nick Castellanos, los Filis de Filadelfia derrotaron el jueves tres carreras por una a los Bravos de Atlanta y avanzaron a la Serie de Campeonato de la Liga Nacional por segundo año consecutivo.
Castellanos le botó la pelota al abridor Spencer Strider en el cierre del cuarto, para empatar la pizarra a una carrera por bando, y luego, en el sexto, repitió la dosis ante el mismo lanzador, que ya en el quinto había tolerado otro jonrón solitario de Trea Turner.
El cubanoamericano se convirtió en el primer bateador en la historia de las postemporadas en pegar dos cuadrangulares en dos juegos consecutivos, pues ya había hecho lo mismo en el triunfo del miércoles 10-2.
Ahora, a partir del lunes, reciben en el Citizens Bank Park de Filadelfia, a los sorprendentes Diamondbacks de Arizona, para los dos primeros juegos de la serie de siete a ganar cuatro.
De nada le valieron a los Bravos las 104 victorias y 307 cuadrangulares de la temporada regular, fue en vano que Matt Olson fuera líder jonronero e impulsador del campeonato, o el 40-70 del venezolano Ronald Acuña.
Atlanta, el mejor equipo desde abril hasta septiembre, se despidió temprano de la postemporada, como antes lo hicieron los Dodgers de Los Angeles y los Orioles de Baltimore, los únicos tres equipos que consiguieron 100 o más triunfos en el calendario regular.
Al menos los Bravos lograron arrancarle un triunfo, en los innings finales, a Filadelfia.
Los Orioles y los Dodgers se fueron por barrida, luego de que quedar sembrados hasta las series divisionales, sin necesidad de jugar en la primera ronda de los playoffs, según el nuevo formato adoptado este año por las Grandes Ligas.
De los cuatro sembrados en la primera fase, sólo los Astros de Houston, campeones defensores de la Serie Mundial, sobrevivieron y avanzaron por séptimo año en fila a la Serie de Campeonato de la Liga Americana.
La prematura eliminación de Baltimore, Los Angeles y Atlanta llevan a muchos a preguntarse si el excesivo descanso de una semana, desde el fin de la temporada, al inicio de las series divisionales, no enfrió a los mejores equipos.
No es que los jugadores de esas novenas estaban echados en un sofá de sus casas, viendo series de Netflix y comiendo palomitas de maíz.
Pero, aunque siguieron sus entrenamientos, perdieron la adrenalina que produce la competencia e inspira, a veces incluso, a los equipos menos favorecidos en el papel.
Esto no es nuevo. Esas pausas tan prolongadas provocan un relajamiento, principalmente mental, que resulta peligroso en un deporte de baja intensidad como el béisbol.
Basta observar este dato: los cuatro grandes candidatos al premio de Jugador Más Valioso en la Nacional, Acuña y Olson, de los Bravos, y Mookie Betts y Freddie Freeman, de los Dodgers, se fueron de manera combinada en los playoffs de 49-7 (.143).
Tampoco impulsaron carreras, luego de que, entre los cuatro, remolcaran la extraordinaria cifra de 454. Los grandes artilleros, simplemente, se congelaron.
Quizás en el baloncesto o el football se agradece el descanso reparador, debido al fuerte ritmo de esos deportes, pero en la pelota no.
Ya hubo voces que, apenas terminados los primeros juegos de las series divisionales, empezaron a clamar por cambiar el actual formato.
Y ahora, al ver que tres de los cuatro conjuntos que buscarán el boleto a la Serie Mundial clasificaron a los playoffs como comodines y sólo otro (Houston) fue líder divisional, los gritos se oirán más alto y correrán ríos de tinta para tratar de explicar lo sucedido.
¿Por qué no le pasó a los Astros?, se preguntarán otros.
La respuesta es simple: porque el béisbol no es una ciencia exacta y como dice el refrán, la pelota es redonda y viene en caja cuadrada.