De un Oldsmobile americano en los primeros años de la Revolución, pasó a usar Alfa-Romeos italianos en los años 60; y luego, ya de lleno en la órbita soviética, se movió por Cuba en limosinas ZIL. Pero en los 90 la "ayuda solidaria de la URSS" cesó, los ZIL se dejaron de producir y las piezas dejaron de llegar, y Fidel Castro se pasó a otra marca, ni rusa ni china: alemana. Desde entonces se ha mantenido fiel a Mercedes-Benz.
Sin embargo, en su retiro de terciopelo no lo espere ya en los Mercedes Clase S de segunda generación (560 SEL) que andaban a alta velocidad por ciertas calles de La Habana repletos de guardaespaldas, generalmente de noche. Esos se pusieron viejos (se dejaron de fabricar en 1991) y ya no se adaptan a las necesidades especiales del anciano de 88 años.
El portal venezolano La Patilla publicó fotos del actual Mercedes del ex dictador, tomadas en ocasión de la reciente visita a la isla del heredero de Hugo Chávez.
El medio caraqueño señala que "la economía cubana es incapaz siquiera de producir el cuero para forrar los asientos de vehículo alguno. Pero eso no limita al anciano tirano en cuanto a sus gustos y gastos. Nada de elegir un carro chino o norcoreano. Lo de él es un Mercedes Benz".
En realidad Castro se está moviendo en el Mercedes de las fotos al menos desde la visita a la isla del Papa Benedicto XVI.
Según el blog Cuba al Descubierto, el vehículo en el que llevó la semana pasada a su nuevo discípulo Nicolás Maduro a conocer in situ los prodigios de la moringa es un minibús Viano CDI, un Mercedes-Benz de la clase V, probablemente del 2011, por el estilo y la forma de los rines.
El precio básico de la “van” nueva oscilaba ese año entre 73.600 y 76,400 dólares estadounidenses.
Para Castro, que aparece desmoringado sobre uno de los asientos de cuero, se necesitan blindaje, amortiguación especial, refrigerador y otros extras, que en números redondos podrían superar los $100.000.
Pero después de todo Mercedes-Benz no ha tenido que pagar por la publicidad que le ofrecía el Máximo con sus caravanas de Clase S volando bajito por La Habana. Y las relaciones con la ex primera familia han sido tradicionalmente buenas.
Castro-Benz, extraña simbiosis
Fuentes en la isla informaron en 2006 a nuestro futuro colega en martinoticias Pablo Alfonso sobre la cercana relación de amistad que existía entre el representante de la Mercedez-Benz en La Habana y Fidel Castro Díaz-Balart, hijo mayor de Castro, quien solía ser visita habitual a la residencia del empresario.
Otra visita habitual a los talleres de la Mercedez-Benz, ubicados en el área del municipio Rancho Boyeros que ocupó la Zona Franca, era Angel Castro Soto del Valle, el hijo menor del dictador.
''No se lo que realmente hace allí, aunque hay quienes aseguran que trabaja en el lugar; el es muy aficionado a los autos y a la mecánica'', indicó la fuente al periodista.
Como documentó Pablo en su artículo para El Nuevo Herald, la Mercedes operaba en Cuba como MCV Comercial S.A. Mantenía instalaciones y agencias en Cienfuegos, Santa Clara, Camagüey, Holguín y Santiago de Cuba, y prestaba servicios de mantenimiento y reparación de sus vehículos, capacitación técnica del personal y venta de piezas de repuesto.
Poco antes de la crisis intestinal que desplazó a Castro del poder a fines de julio del 2006, la firma alemana otorgó importantes créditos al gobierno cubano para la adquisición de motores utilizados en los llamados ''grupos electrógenos'' que alentaba el gobernante como parte de su llamada “revolución energética”.
Los negocios con la empresa incluían entre otros la adquisición de flotillas de microbuses y de casas rodantes para el turismo.
Valor aproximado
En junio pasado los cables traían la noticia de que, seis meses después de que el gobierno de Cuba “liberara” la venta de automotores nuevos para los cubanos, sólo se habían vendido 50 automóviles y cuatro motocicletas.
Obviamente la razón radica en los infladísimos precios de los vehículos: un Peugeot 508 de 53.000 dólares por 262.000; un Kia Rio de 13.000 dólares en 42.000, etc.
Si se aplicara esa sobremarca del 400 % o más al precio original del minibús Viano en que se transporta el jubilado Castro, al ex gobernante le habría correspondido pagar unos 320.000 dólares por el vehículo.
El presidente de EE.UU. Bill Clinton fue una vez centro de un escándalo por pagar 200 dólares a un estilista para que le cortara el cabello.
Pero en Cuba la discusión pública de estas cosas sigue "atada y bien atada". No en balde Castro tenía tan buenas relaciones con Franco, el dictador anticomunista español. Dios los cría.