En la Antigua Grecia, los campeones olímpicos eran venerados como una suerte de semidioses, al extremo que las ciudades-estados, como Atenas o Esparta, estaban obligadas a mantener sus gastos y necesidades por el resto de sus vidas.
En Cuba, muchos campeones olímpicos se han visto obligados a vender sus medallas para subsistir, o incluso, a escapar de la isla en busca de una vida digna.
Uno de ellos es Fernando Dayán Jorge, que ganó la presea dorada en la cita de Tokio´2021 en la modalidad de canoa biplaza a la distancia de mil metros, junto a su compañero Serguei Torres.
Un año después de tocar la gloria olímpica, aprovechó una estancia en México para una base de entrenamiento, escapó de la delegación y cruzó la frontera para llegar a Estados Unidos.
Con sólo 25 años, a Jorge le queda demasiado potencial para soñar con más medallas, pero ha quedado sin bandera bajo la cual competir.
“Yo quisiera seguir haciendo lo que me gusta, que es remar, pero ahora mismo estoy teniendo un poco de problemas por el tema de Inmigración, porque como yo viajé como parte de una delegación oficial, tenía el pasaporte rojo, que nos lo dan para chequear en los vuelos y una vez que llegamos al país nos los quitan. Entonces no tenía pasaporte cuando me entregué en la frontera, sólo mi carnet de identidad”, dijo el canoísta en el 2022, apenas dos semanas después de llegar a Miami, al periodista Juan Manuel Cao en el programa A Fondo del canal Americatevé.
Nunca se rindió y empezó a entrenar por sí mismo en uno de los tantos canales de Miami, hasta que, dos años después, ha visto los cielos abiertos con la posibilidad de integrarse al Equipo de Refugiados, una entidad amparada por el Comité Olímpico Internacional (COI), que se creó desde los Juegos de Río de Janeiro´2016.
El joven nacido en Cienfuegos el 3 de diciembre de 1998 es uno de los 74 deportistas de élite que han recibido una Beca para Atletas Refugiados, que proceden de 12 países diferentes y compiten en 14 disciplinas distintas.
La beca del COI no garantiza por sí misma la participación en los Juegos Olímpicos, pero financia el entrenamiento de los aspirantes a integrar el Equipo de Refugiados, cuya conformación final se anunciará en el mes de mayo.
Además del cubano, otros dos remeros son beneficiarios de la beca, los iraníes Saman Soltani y Saeid Fazloula, refugiados en Austria y Alemania, respectivamente.
En París podría hacer historia como el primer cubano en integrar el Equipo de Refugiados, al que también aspira su compatriota Ramiro Mora, levantador de pesas con residencia en Reino Unido.
Curiosamente, fue en la capital francesa donde un cubano ganó por primera vez una medalla de oro.
Fue en la segunda edición de los Juegos Olímpicos modernos, en 1900, cuando el esgrimista Ramón Fonst, con apenas 17 años, se impuso en la modalidad de espada.
En esa ocasión, Fonst, al igual que Jorge ahora, no tenía bandera bajo la cual competir, pues en 1900, Cuba no era una república independiente establecida, sino una ex colonia española ocupada por Estados Unidos.
No fue hasta cuatro años después, en los Juegos de St. Louis´1904, en que en realidad Cuba, como nación consiguió sus primeros lauros olímpicos por intermedio del propio Fonst, en espada y florete individual, y por equipo en esta última arma, junto a su compatriota Manuel Díaz y el estadounidense Albertson Van Zo Post.
Ese grupo, por tener dos componentes cubanos y un norteamericano, compitió como Equipo Internacional bajo la bandera de los cinco aros olímpicos.
Sin embargo, con el paso del tiempo, los historiadores del COI acordaron conceder a Cuba como país la primera corona de Fonst de 1900 y la del equipo de florete de 1904.