La decisión del pitcher Yariel Rodríguez de romper su contrato con los Dragones de Chunichi, en la Liga Profesional Japonesa (NPL) para buscar un camino en las Grandes Ligas causó ira en las oficinas de la Federación Cubana de Béisbol (FCB).
Ante el escape de Rodríguez, quien fue el principal abridor de la selección cubana en el reciente Clásico Mundial de Béisbol, la FCB exige una compensación de diez millones de dólares por daños y perjuicios.
La pregunta es: ¿a quién le hace la exigencia? ¿Al jugador? ¿A la MLB?
En un comunicado oficial, la FCB dice que “el hecho constituye una grave falta a lo pactado para el período 2023-2024 entre Dragones, el atleta y nuestra Federación, que actúa como su representante en el acuerdo”.
“Consideramos que la decisión contradice los esfuerzos realizados para que Yariel Rodríguez se desarrollara en una liga de alto nivel como la nipona, y desde allí apoyara a la selección nacional cubana”.
El documento, a todas luces, expone al jugador como una suerte de rehén, que debe agradecer a la FCB “el favor” de permitirle jugar en Japón, con la obligatoriedad de sumarse al equipo nacional cada vez que sea convocado.
Entonces, se incluye en el comunicado un fragmento del contrato que tiene que firmar cada pelotero que parte a jugar al exterior y que es gestionado por la FCB, entidad que se beneficia con el 15% del pacto, el triple del 5% que cobra como promedio cualquier agente por representar a un jugador en Grandes Ligas.
“El atleta reconoce y acepta que el cumplimiento del presente contrato comienza desde que sale de Cuba para Japón y que finaliza a su regreso a Cuba. También acepta que, en caso de incumplimiento del contrato por su parte sin causa justificada, a criterio de la Federación, no podrá ser contratado por ningún otro club o terceras personas sin la autorización expresa de la Federación”.
El caso de Rodríguez no es nuevo. Ya hay precedentes de otros peloteros que jugaban en Japón con contratos gestionados por la FCB y que decidieron romper esos lazos para labrarse su propio camino.
El jardinero José Adolis García, actual estrella de los Rangers de Texas, y el lanzador Andy Rodríguez, perteneciente a esa misma organización, pero en las Ligas Menores, así como Oscar Colás, próximo a debutar con los Medias Blancas de Chicago, también hicieron lo mismo, sin que Cuba consiguiera compensación alguna por incumplimiento de contrato.
Yuli Gurriel fue otro que rompió su contrato en Japón y decidió regresar a Cuba en el 2014, para, dos años después, abandonar la selección en la Serie del Caribe de Santo Domingo 2016.
En esa ocasión, la propia FCB defendió la decisión de Gurriel, a pesar de las protestas del club Yokohama Bay Stars.
O sea, que existen precedentes que no justifican la iracunda respuesta de la FCB a la decisión de Rodríguez.
Además, no existe ningún mecanismo legal que impida a las franquicias de las Grandes Ligas, que se rigen por el principio de la libre contratación, ofrecerle empleo a un pelotero basado exclusivamente en sus habilidades atléticas.
Rodríguez, por ser mayor de 25 años y haber jugado más de seis temporadas en el béisbol internacional (entiéndase tanto Cuba, como Japón), no estará sujeto a restricciones, una vez que obtenga el estatus de agente libre.
Ello le permitirá firmar un contrato sin límite con el mejor postor, que, según estimados de evaluadores que lo han observado, podría estar en el orden de los 50 millones de dólares por tres a cinco temporadas.