La discreción de los funcionarios gubernamentales de Colombia contrasta con la propaganda mediática de los narcoguerrilleros.
Una nota del diario español El País sobre las negociaciones de paz en La Habana entre el gobierno colombiano y la narcoguerrilla de las FARC expone el protagonismo mediático de los enviados marxistas.
A diario, desde que las conversaciones comenzaron el pasado lunes 20 de noviembre y cada tres días se toman una jornada de receso. Cada dia los enviados de las FARC toman los micrófonos para hacer un anuncio diferente.
Lo mismo piden la palabra para el implemento de un alto al fuego, que para criticar a los ministros del gobierno colombiano, o pedir al presidente Barack Obama que indulte a un convicto colombiano (Juvenal Ovidio Ricardo Palmera Pineda alias Simón Trinidad), preso en cárceles de Estados Unidos por el secuestro de tres contratistas estadounidenses.
No hay día de negociaciones que ante las cámaras y micrófonos en el vestíbulo del Palacio de las Convenciones, en el Laguito de Miramar, se aparezca un cabecilla de las FARC, y todos con nombres falsos (dicen que de guerra), a pesar de que se conocen sus nombre y apellidos. Lo mismo Iván Márquez, cuyo nombre verdadero es Luciano Marín Arango, el llamado canciller de las FARC, Rodrigo Granda ( Ricardo Téllez), Jesús Santrich (Seusis Pausivas Hernández) o Andrés París (en realidad Jesús Carvajalino), aparecen antes las cámaras, papel en mano, para leer una proclama o hacer un anuncio de última hora.
A diferencia de ellos, los enviados del gobierno de Juan Manuel Santos, en esta semana que concluye no hicieron declaraciones a la prensa.
A diario, desde que las conversaciones comenzaron el pasado lunes 20 de noviembre y cada tres días se toman una jornada de receso. Cada dia los enviados de las FARC toman los micrófonos para hacer un anuncio diferente.
Lo mismo piden la palabra para el implemento de un alto al fuego, que para criticar a los ministros del gobierno colombiano, o pedir al presidente Barack Obama que indulte a un convicto colombiano (Juvenal Ovidio Ricardo Palmera Pineda alias Simón Trinidad), preso en cárceles de Estados Unidos por el secuestro de tres contratistas estadounidenses.
No hay día de negociaciones que ante las cámaras y micrófonos en el vestíbulo del Palacio de las Convenciones, en el Laguito de Miramar, se aparezca un cabecilla de las FARC, y todos con nombres falsos (dicen que de guerra), a pesar de que se conocen sus nombre y apellidos. Lo mismo Iván Márquez, cuyo nombre verdadero es Luciano Marín Arango, el llamado canciller de las FARC, Rodrigo Granda ( Ricardo Téllez), Jesús Santrich (Seusis Pausivas Hernández) o Andrés París (en realidad Jesús Carvajalino), aparecen antes las cámaras, papel en mano, para leer una proclama o hacer un anuncio de última hora.
A diferencia de ellos, los enviados del gobierno de Juan Manuel Santos, en esta semana que concluye no hicieron declaraciones a la prensa.