A cuatro meses del incendio ocurrido en la Base de Supertanqueros de Matanzas, residentes de viviendas próximas al lugar que fueron afectadas por el siniestro pierden, poco a poco, las esperanzas de tener nuevamente un hogar.
Dayneris Leyva Maqueira y su familia lo perdieron literalmente todo, ese 5 de agosto de 2022. Según dijo a Radio Martí, continúan en el albergue La Jaiba, en la ciudad de Matanzas, donde las condiciones son pésimas.
"Llevamos tres meses en ese albergue de La Jaiba, sin agua, todo contaminado; los apagones, terribles. Tuve que comprar un saco de carbón para poder darle la comida a mis hijos, porque el fogón de gas no me lo han dado, ni la balita", señaló.
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Son 8 familias que perdieron parcial, o totalmente, sus viviendas durante el siniestro, ahora viven en pequeños cuarticos continuos, en La Jaiba. "Están divididos, un bañito y un cuartico y una mesetica, así", explicó Leyva.
Les dieron mucha atención la primera semana, pero luego desaparecieron, afirmó la entrevistada, refiriéndose a las autoridades encargadas de dar solución a su situación.
"Nosotros llegamos y nos soltaron aquí. Nos dieron mucha atención el primer día, la primera semana y, hasta el sol de hoy, nadie nos da una información, nadie nos dice nada. No tenemos ni una colcha para taparnos, y ya está entrando el frío", se quejó.
Las familias afectadas también enfrentan graves problemas para conseguir agua.
"Hemos planteado la situación del agua y ni una pipa tan siquiera nos mandan. Tenemos que hablar con un compañero de al lado (un vecino) para que nos haga el favor de llenarnos una cisternita pequeña que hay, que aquello está contaminado, para tener agua aunque sea para limpiar y para bañarnos", detalló.
El agua potable, para cocinar y tomar, la cargan en la noche de una tubería aledaña, añadió.
Algo que los sorprendió fue cuando TV Yurumí, canal estatal de la provincia, anunció que les habían comprado una vivienda, señaló Leyva. "Les escribí y les dije, ¿cómo que me compraron casa, si yo todavía estoy en un albergue?".
Aclaró que es cierto que el estado, en un comienzo, les entregó algunos efectos electrodomésticos, pero "el desamparo en que nos encontramos ahora deja mucho que desear", comentó.
"Ahí no va nadie, a nada, nia preguntar cómo estamos. Cuando hay que votar o hay que hacer algo sí, enseguida van, y nos llevan las papeletas. Pero a preocuparse por nosotros no ha ido más nadie", concluyó.
A pocos días del incendio, y cuando las familias afectadas fueron reubicadas en la Escuela Formadora de Maestros “René Fraga Moreno”, en la ciudad de Matanzas, Leyva declaró a Radio Martí: “El gobierno se reunió con nosotros y nos dijo que no nos preocupáramos, que nosotros no íbamos a estar desamparados y que íbamos a tener todo mejor que como lo teníamos, que para allí sí que no íbamos más nunca".