Los familiares del fallecido mafioso ruso-estadounidense Meyer Lansky quieren que el gobierno cubano les devuelva el Hotel Riviera… o que los compense por su expropiación, informa el diario Tampa Tribune.
En la década de los 50 Lansky ayudó a convertir a Cuba en el "Las Vegas del Caribe", estableciendo en la isla una floreciente industria de casinos y juego.
Después que Fidel Castro tomó el poder en enero de 1959, los casinos fueron clausurados y las propiedades estadounidenses "nacionalizadas", entre ellas el Habana Riviera de Lansky, considerado entonces uno de los mejores hoteles del mundo.
Ahora, el gobierno cubano está dispuesto a negociar una solución de los reclamos sobre propiedades confiscadas de empresas y ciudadanos norteamericanos, cuyo valor original se calculó en $ 1.900 millones, pero que con los intereses y los años ha ascendido a unos $ 8.000 millones.
La familia de Lansky, también quiere ser compensada: o le dan el hotel, o su equivalente en efectivo, dicen.
"El hotel le fue expropiado a mi abuelo por la fuerza", dijo al Tribune Gary Rapoport, de 60 años, un nieto de Lansky residente en Tampa. "Cuba le debe dinero a mi familia", asegura.
Entre los hoteles y centros nocturnos de La Habana controlados por la mafia estadounidense se contaban el Cabaret Tropicana, el hotel Sevilla-Biltmore, el Capri, el Comodoro y el Deauville. Estas inversiones permitían al crimen organizado lavar su dinero mal habido lejos del ojo vigilante del Servicio de Rentas Internas de EE.UU.
Cuando el Habana Riviera fue inaugurado en diciembre de 1957, era el mayor hotel con casinos de Cuba y el más extravagante del Caribe. Tenía aire acondicionado, lo que entonces era una rareza. La construcción del hotel de Paseo y Malecón le costó a Lansky unos 8 millones de dólares. El Riviera es actualmente administrado por el Estado cubano.
Rapoport ha estado en contacto con abogados de Miami que se ocupan de reclamaciones de propiedades intervenidas en Cuba, así como con un individuo "bien relacionado con el gobierno cubano" que le ha dicho que podría actuar como negociador. Aún no han firmado ningún contrato.
"Nunca presentamos una reclamación ante el gobierno, ni contratamos abogados antes, porque no creíamos que se fuera a abrir alguna vez la puerta para negociar", dice el nieto de Lansky, e hijo de Sandi Lombardo, la única hija del mafioso, también residente en Tampa. "Ahora se ha abierto".
El Departamento de Estado de EE.UU. y las autoridades cubanas comenzaron a negociar el martes en La Habana en torno a las añejas reclamaciones sobre bienes expropiados a ciudadanos y empresas estadounidenses, y sobre los daños que La Habana alega ocasionó el embargo al país caribeño.
Figura clave
El Tampa Tribune recuerda que Lansky, de origen judío, nacido en Rusia y criado en Nueva York, es considerado una de las figuras más significativas de la mafia en el siglo XX por su papel en la transformación de la delincuencia organizada, de una industria ilegal segmentada por ciudades y estados, a una que combinó sus recursos en una especie de sindicato nacional.
Cuba ─afirma el diario─ fue para Lansky una suerte de cuartel general.
Siempre ha habido rumores de que Lansky ayudó a financiar el golpe militar del 10 de marzo de 1952 que llevó a Fulgencio Batista al poder, dijo al periódico el historiador de Tampa Rick Burkhart,que ha escrito un libro sobre las relaciones entre Estados Unidos y Cuba.
A cambio de sobornos, Batista habría permitido a Lansky y sus asociados ─entre ellos el mafioso tampeño Santos Trafficante Jr.─ convertir a La Habana en el destino caribeño por excelencia para los adictos al juego de azar.
Si bien la Constitución de Cuba prescribe una indemnización por propiedades nacionalizadas, establece algunas salvedades, una de las cuales es haber estado “asociado” al gobierno de Batista, dijo al diario de Tampa Richard Feinberg, del grupo de estudios Brookings Institution.
"El término 'asociado' puede tener una interpretación muy amplia", advierte Feinberg. Lansky podría ser considerado uno de ellos. Pero eso no basta para hacer desistir a la familia Lansky.
"Comprendo que mi abuelo podría ser considerado un enemigo por los Castro, y que eso nos podría perjudicar", dice Rapoport. "Pero también entiendo que en algún momento el tiempo de los hermanos Castro en esa isla pasará, y las cosas pueden cambiar. No quiero que esa propiedad pase a manos de nadie más. Le pertenece a mi familia", concluyó diciendo.
En un correo electrónico al Tampa Tribune el Departamento de Estado advirtió que la Comisión de Resolución de Reclamaciones Extranjeras "no está autorizada actualmente a aceptar reclamaciones adicionales de ciudadanos estadounidenses sobre propiedades incautadas por Cuba".