Expansiones de ley de espionaje en China preocupan a la prensa extranjera

Un mensaje online sobre un incidente con el periodista Zhou Chen. (AP Photo/Ng Han Guan).

Las enmiendas a la ley de contraespionaje de China que entraron en vigencia el sábado podrían crear aún más desafíos para los corresponsales extranjeros que informan dentro del país, dicen periodistas y analistas de los medios.

Aprobadas en abril, las revisiones amplían la definición de espionaje y prohíben la transferencia de cualquier información que se considere relacionada con la seguridad nacional de China.

Algunos periodistas extranjeros establecidos en China dicen que esperan ansiosamente a ver cómo los cambios afectarán su trabajo, y los analistas de libertad de prensa vaticinan que las revisiones dificultarán la recopilación de noticias.

"Muchos de nosotros estamos preocupados por lo que es y lo que podría significar. Es un poco difícil decirlo en este momento porque no está del todo claro qué significa o cómo se implementará", dijo a la Voz de América un corresponsal extranjero en Beijing que pidió el anonimato por preocupaciones por su seguridad.

"Cualquier tipo de recopilación de noticias parece que podría interpretarse como una violación de esta ley", agregó el reportero.

Las revisiones amplían la definición de espionaje para constituir el acceso a "documentos, datos, materiales o elementos relacionados con la seguridad y los intereses nacionales".

Según Cedric Alviani, de Reporteros sin Fronteras (RSF), eso implica "básicamente cualquier tipo de información".

Las enmiendas también otorgarán a las autoridades la capacidad de imponer prohibiciones de salida a las personas, independientemente de su nacionalidad, así como un amplio poder para investigar a cualquier persona sospechosa de espionaje.

La Embajada de China en Washington remitió a la VOA a una declaración de Mao Ning, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, quien en una conferencia de prensa reciente dijo: "No hay necesidad de asociar la ley de contraespionaje con las actividades informativas de periodistas extranjeros".

"China siempre da la bienvenida a los medios de comunicación y periodistas de todos los países para que hagan entrevistas y publiquen historias en China de acuerdo con las leyes y regulaciones, y les proporcionaremos facilidades y asistencia", agregó el vocero. "Mientras se cumpla con las leyes y regulaciones, no hay necesidad de preocuparse".

La ambigüedad como arma

La característica definitoria de las enmiendas, según múltiples analistas de China, es su vaguedad. Pero eso es típico de China, dijeron, donde la transparencia del gobierno nunca ha sido la norma.

"Lo que es un secreto de estado siempre ha sido en sí mismo una especie de secreto de estado", dijo a la VOA el jefe de la oficina de Beijing de un medio estadounidense. En China, "la ambigüedad como arma se ha utilizado durante mucho tiempo".

El jefe de la oficina no tenía autorización del empleador para hablar con otros reporteros sobre este tema debido a su delicadeza y, por lo tanto, solicitó el anonimato.

Alviani compartió una opinión similar y dijo que las enmiendas turbias convierten la ley en "una regulación general que podría usarse como excusa para detener y encarcelar a cualquier persona por cualquier motivo".

Aun así, James Zimmerman, de la oficina en Beijing del bufete de abogados Perkins Coie, que asesora a empresas extranjeras, no cree que las revisiones tengan un impacto importante en la libertad de prensa en China.

"El ambiente sigue siendo desafiante para los periodistas con o sin las enmiendas", dijo Zimmerman a la VOA. En su opinión, las enmiendas se utilizarán más para fomentar la autocensura.

Pero el hecho de que exista un precedente para estas revisiones no ayuda mucho a disipar las preocupaciones de los cautelosos reporteros extranjeros en el país.

"Incluso si hay un precedente, e incluso si tienden a usar sus poderes de manera bastante radical, el hecho de que se sintieron obligados a hacer explícito este cambio y codificarlo por escrito es definitivamente preocupante", dijo el corresponsal en Beijing. "Y nos hace a todos preguntarnos qué viene después".

Para Zimmerman, quien anteriormente se desempeñó como presidente de la Cámara de Comercio Estadounidense en China, las revisiones reflejan que Beijing percibe cualquier desafío a la línea oficial del gobierno como una amenaza a su legitimidad.

Al mismo tiempo, dijo, Beijing todavía quiere que los medios extranjeros escriban sobre las "buenas historias" de China.

“Lo que la maquinaria de propaganda no entiende es que el acoso es contraproducente para su objetivo final de promover las cosas buenas de China y solo crea una historia completamente nueva, y eso suele ser negativo”, dijo Zimmerman.

El ambiente de libertad de prensa en China es pobre, con el país en el puesto 179 entre 180 naciones, según Reporteros Sin Fronteras.

Los corresponsales extranjeros a menudo enfrentan hostigamiento, vigilancia y dificultades para encontrar fuentes dispuestas a hablar con los reporteros.

También puede ser difícil encontrar corresponsales extranjeros en China con quienes hablar. Varios periodistas extranjeros en China dijeron a la VOA que no querían comentar sobre la ley de contraespionaje, ni siquiera de forma anónima, porque el tema es muy delicado.

Yaqiu Wang, un experto en China de Human Rights Watch, dijo que los periodistas chinos locales, los traductores y otras personas que ayudan a los medios extranjeros corren un riesgo aún mayor.

"Por lo general, están en la situación más precaria", dijo. "No debemos olvidarlos".

El hecho de que China sea uno de los peores encarceladores de periodistas del mundo —la mayoría de los cuales son chinos, no extranjeros— subraya los riesgos.

Los periodistas que hablaron con VOA dijeron que no están seguros de cómo las revisiones los afectarán personalmente y si las enmiendas afectarán la forma en que informan en China. Para algunos, esa confusión ha dado paso a la aprensión y la ansiedad.

“Trabajar con la incertidumbre de si lo que estás haciendo podría interpretarse como espionaje, es un pensamiento muy escalofriante además de tantos otros pensamientos escalofriantes a los que hemos estado sujetos”, dijo el jefe de la oficina.

En cuanto al corresponsal, "todos se sienten un poco nerviosos", dijo, "pero en este momento es mucho 'esperar y ver'".

(Artículo de Liam Scott de la Voz de América)