Artistas e intelectuales cubanos pidieron al cineasta Pavel Giroud la publicación del material original del “mea culpa” del poeta Heberto Padilla, grabado por la Seguridad del Estado en 1971 y utilizado como base del documental “El caso Padilla”.
La polémica ha subido de tono en redes sociales entre quienes exigen el acceso inmediato a la famosa autoinculpación y los que piden respetar el ciclo de festivales y exhibiciones de la película.
Lee también Por primera vez en un documental, la auto-confesión “a plenitud” del poeta Heberto Padilla (VIDEO)“Que no se haya expuesto este material, suscita muchas dudas. Muchos intelectuales, reprimidos durante mucho tiempo, han pedido que se exhiba. Aquí vemos el mismo ciclo de falta de transparencia, sobre algo que debe ser del derecho público”, opinó el artista plástico Hamlet Lavastida.
“El caso Padilla” indaga en el proceso represivo del castrismo contra el poeta en 1971. Ha sido exhibido en los festivales de cine de San Sebastián, Barcelona, Miami, Santiago de Compostela y Telluride.
“Desde el minuto cero, siempre dije que la película iba a salir a la luz, que el material original lo iba a poder ver todo el mundo. Eso nunca ha sido cuestión de debate. Va a salir, pero no va ahora, sino próximamente. Este es un debate que no tiene sentido”, respondió Pavel Giroud a Radio Televisión Martí.
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En las redes, la polémica continúa
Según Carlos Alejandro Rodríguez Halley, creador digital y sobrino del fallecido general Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, a Pavel Giroud “se le juzga por tener un privilegio exclusivísimo al tener acceso y derechos a imágenes que nos pertenecen a todos”.
“Esos archivos han estado secuestrados por los mismos que ahora le han dado acceso Pavel, y eso tiene ventajas para él, pero también tiene consecuencias (…) Nadie necesita al héroe Pavel para que traduzca nada. Menos para que lucre traficando con el patrimonio que se les niega a cineastas jóvenes”, cuestionó Rodríguez Halley en Facebook.
Para el escritor y periodista Carlos Manuel Álvarez, “se trata de un extraño caso, dicho por el mismo autor, donde vemos primero la secuela de la obra de arte, y donde todo el mundo sabe que la obra de arte sigue escondida, que no es la obra de arte, es la vida”.
Mientras, el escritor Orlando Luis Pardo Lazo dice que Giroud debe hacer “pública de una vez la pataleta de Heberto Padilla”, porque “pertenece a todos y cada uno de los cubanos que quedamos”.
“Aquella hora única de la Revolución Cubana cogida in fraganti, no necesitaba de montaje magistral, ni de créditos creativos, ni de musiquita contextual, ni de presupuesto para hacer ‘cine en serio’ con el desastre colectivo de un testimonio individual”, dijo Pardo Lazo en la misma red social.
En defensa del cineasta se manifestaron otras voces
Roberto Viña Martínez, profesor del Instituto Superior de Arte, afirmó que “el documento y la imagen tienen un valor incuestionable”.
“Aun cuando el material de Giroud está editado y no tiene, en su casi hora y veinte de duración, la totalidad del metraje captado por las cámaras, es suficiente lo que muestra para entender a cabalidad lo sucedido en aquella reunión”, apreció Viña.
Por su parte, el periodista y narrador Leopoldo Luis García reparó en que “los cubanos no estamos contentos, no nos conformamos con el metraje” propuesto por el director. Sin embargo, en su opinión, el original está “mejor en el closet climatizado de Pavel que en las polvorientas gavetas del ICAIC”.
“¿Que la filmación es patrimonio del pueblo cubano? Oh sí, también los archivos de Villa Marista. Y si alguien se los roba, no va a postearlos en Facebook. Pies en tierra, please”, solicitó.
Ricardo Acosta, ex editor del Instituto Cubano de Cine (ICAIC), criticó la “necesidad tóxica que tenemos los cubanos de matar al mensajero” y reclamó detener “las descalificaciones” contra Giroud.
“El alegato mea culpa de Padilla es algo que pertenece a la memoria colectiva de nuestro larga noche de abuso y violencia política. Pero también deberíamos de saber respetar que un director de cine se tome el trabajo, el reto, las horas, la pasión, el respeto, por esa parte dolorosa de nuestra historia (…) y construya un filme”, escribió Acosta.
Aparte de la autoinculpación de Padilla, en el filme aparecen testimonios de Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Jean-Paul Sartre, Jorge Edwards y Fidel Castro, entre otros.