El excampeón cubano Alberto Cuba Carrero, un maratonista que ganó varias competiciones internacionales, se encuentra a punto de ser deportado de Holanda, país en el que solicita refugio desde el 6 de enero de 2015.
Carrero dijo a Martí Noticias que el servicio de inmigración acaba de notificarle por segunda vez que no procede su solicitud de asilo político, debido a que no pueden probar su documentación de origen, un pasaporte de color rojo que el Gobierno cubano extiende a los colaboradores que cumplen misiones en el exterior.
"Es por una situación, que yo presento el pasaporte rojo que me da Fidel Castro a mí para trabajar en el extranjero, no tengo el azul que es el de los que son libres. El mío, rojo, es de los esclavos que trabajan para Fidel Castro", dijo con preocupación el estelar corredor.
La última oportunidad que tiene el entrenador cubano es un juicio en Amsterdam y, en el peor de los casos, podría ser deportado a su país de origen.
El detonante
Cuba Carrero cumplió dos años como entrenador en Djibuti y, cuando regresaba a la isla, se desmarcó de sus compañeros del equipo de especialistas deportivos. Fue "por problemas que tuve con el embajador de Cuba –Llusif Sadín Tassé, de origen sirio–, y también por mi manera de pensar".
En Ali Sabieh, ciudad donde los cubanos prestan asesoría y entrenamiento a los atletas africanos, Alberto Cuba Carrero y los demás especialistas del Instituto Nacional de Deportes y Recreación (INDER) tuvieron una reunión con el Canciller cubano, el mencionado embajador y parte del servicio diplomático criollo. De aquel encuentro de marzo de 2014, asegura Cuba Carrero, proviene la mayoría de las decepciones y tropiezos.
"Yo pregunté si podía haber un cambio en Cuba, a través de todos los cambios que ha habido, si podía haber pluripartidismo. De ahí para allá me empecé a buscar problemas cuando hice esa pregunta. Y otro compañero mío preguntó por el profesionalismo de los peloteros. De ahí empezaron los problemas", insistió el medallista de oro de los Juegos Panamericanos de La Habana 1991.
El tropiezo mayor con el diplomático cubano vino por una foto que se tomó junto a Tom Kelly, actual embajador de Estados Unidos en esa nación del cuerno africano.
"Me tiré fotos con el embajador americano, porque tenía atletas, porque me siento un hombre libre y puedo conversar con el que yo quiera. Mi manera de pensar es diferente y el embajador (de Cuba) me acosaba porque tenía que ir a las actividades del 26 de Julio, del 1 de Mayo… Yo no tengo que ir a ningún lado, a mí no me gusta el comunismo", afirmó Cuba Carrero.
Un excesivo control
Alberto Cuba Carrero ofreció detalles de las labores del Ministerio del Interior (MININT) de Cuba para vigilar a los miembros de la misión cubana en ese país. El control excesivo sobre el personal es otra de las denuncias hechas por el exatleta. Según dijo Cuba Carrero, los oficiales de Inteligencia y el mismo embajador filman y graban las conversaciones de los miembros de la misión cubana.
Cuba citó el caso que data de antes de 2013, de cuatro médicos de la isla que fueron devueltos a Granma, su provincia de origen, porque hicieron gestiones con sus colegas estadounidenses para conseguir medicamentos e instrumental para el hospital en el que trabajaban.
"Les grabó las conversaciones por medio de una médico del Ministerio del Interior, se las grabó y se las puso a todo el mundo (para que) lo viera. Eran militantes del partido (Comunista), les quitó el carné y los botó para Cuba".
Entre las vicisitudes que atraviesan los profesionales cubanos en Djibuti, citó la falta de un transporte adecuado, ya que al verse obligados a viajar en transporte público entraron en roce muchas veces con los pobladores nativos.
"Nos maltrataban porque no éramos musulmanes, me dieron una vez una golpiza por no ser musulmán. No teníamos vacaciones, nunca tuvimos vacaciones y el Ministerio en Djibuti nos decía que estábamos obligados", relata.
Tener relaciones con personal no cubano, o residentes en otros países, es una de las prohibiciones impuestas a los trabajadores cubanos. Se refirió a una médico que mantenía correspondencia con su esposo, residente en Estados Unidos y, al ser detectada, fue devuelta de regreso a la isla.
Alberto Cuba concluyó la conversación pidiendo ayuda, ya que no desea regresar a su país de origen, según su testimonio, su hermana en La Habana le ha dicho que "le han llamado la atención" por las declaraciones expresadas en Holanda sobre los gobernantes cubanos y que la misma le ha pedido que no la llame al teléfono de la casa.
"Arriba de mi casa vive un coronel de las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias), ya no recibo mensajes (de ella)", finalizó el deportista.
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