En estos momentos la idea de pasar una ley que le de la ciudadanía a los indocumentados es una misión imposible.
Todavía caía nieve en Washington, D.C., cuando congresistas y senadores regresaron de sus vacaciones y comenzaron a trabajar de nuevo. El Congreso, que poco ha hecho en años recientes, tiene una agenda complicada y uno de los temas más difíciles es decidir que hacer con los 11 millones de indocumentados que viven en el país.
Los Demócratas y algunos Republicanos piensan que es ahora de abordar el tema y solucionar el problema. Pero hay Republicanos elegidos con el apoyo del ala conservadora del partido – el llamado Tea Party – que están renuentes a pasar una ley que le proporcione un camino a la ciudadanía a los indocumentados.
El Presidente Obama, cansado de los múltiples problemas que tuvo en el 2013, ha decidido hablar de la economía y de inmigración para que la gente olvide los tropiezos que tuvo su programa de salud. El quiere poner a la defensiva a los Republicanos.
Ya en el 2013 el Senado aprobó un proyecto de ley que le abre el camino a los indocumentados, después de 13 años, hacerse ciudadano de los Estados Unidos. John Boehner, el presidente de la Cámara de Representantes, esta renuente a considerar lo aprobado por el Senado. El quiere considerar dividir la ley y así aprobar lo que los Republicanos están de acuerdo y rechazar lo que ellos no quieren.
En estos momentos la idea de pasar una ley que le de la ciudadanía a los indocumentados es una misión imposible. Eso no va a pasar en la Cámara de Representantes donde los Republicanos son mayoría. Si alguna de las partes no cede será otro Congreso y posiblemente otro Presidente el que vuelva a tomar el asunto. Así de difícil es este tema.
Sin embargo, ya hay muchos politólogos, políticos y periodistas que creen que hay una forma de solucionar el problema. No es necesario una ley que le de acceso a las ciudanía. Sólo basta con aprobar algo que le permita a los indocumentados trabajar y vivir en Estados Unidos sin temor a ser deportados.
Los republicanos han dicho que están dispuestos a negociar sobre esa base. Ahora los que tienen que responder son los Demócratas.
La nueva propuesta tiene sentido. Una encuesta del Pew Research Center muestra que a los indocumentados lo que más les interesa es poder vivir y trabajar legalmente en Estados Unidos. Eso es mucho más importante que obtener la ciudadanía estadounidense. La encuesta muestra que el 55 porciento de los Hispanos considera que permitirles vivir y trabajar en el país es lo crucial. La ciudadanía es solo indispensable para el 35 porciento de los encuestados.
Si ese es el Nuevo punto de partida, entonces es posible pasar una ley de inmigración este año. Tanto los Republicanos como el Presidente Obama necesitan resolver este asunto lo más pronto posible.
Para lo Republicanos es indispensable hacerlo. Y para el presidente también lo es. Ya hay muchos hispanos que saben que Obama ha deportado a más indocumentados que ningún otro presidente norteamericano – más de dos millones en cinco años. Su popularidad entre los hispanos ha mermado y el congresista Luis Gutiérrez, Demócrata de Illinois, se ha encadenado a la cerca de la Casa Blanca en protesta por las deportaciones. Padres e hijos han sido separados por estas deportaciones masivas. Y ya los hispanos han comenzado a reclamarle tanto a los Demócratas como a los Republicanos.
El presidente Obama también tiene que ceder; tiene que ser flexible. El tiene que permitirle a Boehner aprobar leyes que le permitan quedarse y trabajar a los indocumentados. La ciudadanía puede quedar para otro día. Esto facilitaría mucho las cosas.
Los Republicanos más recalcitrantes tendrían también que moderar sus puntos de vista. No les sería fácil irle en contra a un proyecto de ley que legalice a los indocumentados pero que no les de un paso a la ciudadanía.
El Senador Rand Paul, Republicanos de Kentucky, quien votara en contra del proyecto de reforma de la ley de inmigración aprobado por el Senado, dijo el domingo en una entrevista que si la cosa es de facilitarle la existencia a los indocumentados en los Estados Unidos, ser más humanos con ellos. Eso no sería difícil de aprobar.
Todas las piezas comienzan a caer en su lugar. Hay que aprovechar el momento porque si lo demoran mucho nadie va a considerar una ley como esta cerca de las elecciones de noviembre.
Guillermo I. Martínez reside en el sur de la Florida. Su dirección electrónica es:
Guimar123@gmail.com
Los Demócratas y algunos Republicanos piensan que es ahora de abordar el tema y solucionar el problema. Pero hay Republicanos elegidos con el apoyo del ala conservadora del partido – el llamado Tea Party – que están renuentes a pasar una ley que le proporcione un camino a la ciudadanía a los indocumentados.
El Presidente Obama, cansado de los múltiples problemas que tuvo en el 2013, ha decidido hablar de la economía y de inmigración para que la gente olvide los tropiezos que tuvo su programa de salud. El quiere poner a la defensiva a los Republicanos.
Ya en el 2013 el Senado aprobó un proyecto de ley que le abre el camino a los indocumentados, después de 13 años, hacerse ciudadano de los Estados Unidos. John Boehner, el presidente de la Cámara de Representantes, esta renuente a considerar lo aprobado por el Senado. El quiere considerar dividir la ley y así aprobar lo que los Republicanos están de acuerdo y rechazar lo que ellos no quieren.
En estos momentos la idea de pasar una ley que le de la ciudadanía a los indocumentados es una misión imposible. Eso no va a pasar en la Cámara de Representantes donde los Republicanos son mayoría. Si alguna de las partes no cede será otro Congreso y posiblemente otro Presidente el que vuelva a tomar el asunto. Así de difícil es este tema.
Sin embargo, ya hay muchos politólogos, políticos y periodistas que creen que hay una forma de solucionar el problema. No es necesario una ley que le de acceso a las ciudanía. Sólo basta con aprobar algo que le permita a los indocumentados trabajar y vivir en Estados Unidos sin temor a ser deportados.
Los republicanos han dicho que están dispuestos a negociar sobre esa base. Ahora los que tienen que responder son los Demócratas.
La nueva propuesta tiene sentido. Una encuesta del Pew Research Center muestra que a los indocumentados lo que más les interesa es poder vivir y trabajar legalmente en Estados Unidos. Eso es mucho más importante que obtener la ciudadanía estadounidense. La encuesta muestra que el 55 porciento de los Hispanos considera que permitirles vivir y trabajar en el país es lo crucial. La ciudadanía es solo indispensable para el 35 porciento de los encuestados.
Si ese es el Nuevo punto de partida, entonces es posible pasar una ley de inmigración este año. Tanto los Republicanos como el Presidente Obama necesitan resolver este asunto lo más pronto posible.
Para lo Republicanos es indispensable hacerlo. Y para el presidente también lo es. Ya hay muchos hispanos que saben que Obama ha deportado a más indocumentados que ningún otro presidente norteamericano – más de dos millones en cinco años. Su popularidad entre los hispanos ha mermado y el congresista Luis Gutiérrez, Demócrata de Illinois, se ha encadenado a la cerca de la Casa Blanca en protesta por las deportaciones. Padres e hijos han sido separados por estas deportaciones masivas. Y ya los hispanos han comenzado a reclamarle tanto a los Demócratas como a los Republicanos.
El presidente Obama también tiene que ceder; tiene que ser flexible. El tiene que permitirle a Boehner aprobar leyes que le permitan quedarse y trabajar a los indocumentados. La ciudadanía puede quedar para otro día. Esto facilitaría mucho las cosas.
Los Republicanos más recalcitrantes tendrían también que moderar sus puntos de vista. No les sería fácil irle en contra a un proyecto de ley que legalice a los indocumentados pero que no les de un paso a la ciudadanía.
El Senador Rand Paul, Republicanos de Kentucky, quien votara en contra del proyecto de reforma de la ley de inmigración aprobado por el Senado, dijo el domingo en una entrevista que si la cosa es de facilitarle la existencia a los indocumentados en los Estados Unidos, ser más humanos con ellos. Eso no sería difícil de aprobar.
Todas las piezas comienzan a caer en su lugar. Hay que aprovechar el momento porque si lo demoran mucho nadie va a considerar una ley como esta cerca de las elecciones de noviembre.
Guillermo I. Martínez reside en el sur de la Florida. Su dirección electrónica es:
Guimar123@gmail.com