El Banco de España acordó intervenir el Banco de Madrid, perteneciente en su totalidad a Banca Privada de Andorra (BPA), después que esta fuera investigada por Estados Unidos por presuntamente canalizar fondos del crimen organizado ruso y de la petrolera venezolana PDVSA.
BPA fue, a su vez, intervenida por el Instituto Nacional Andorrano de Finanzas, tras las acusaciones de Estados Unidos de estar involucrada en el "lavado de dinero internacional" y estar vinculada a organizaciones criminales rusas y operaciones de creación de empresas pantalla para canalizar fondos de la petrolera estatal venezolana PDVSA.
Tras esta decisión, el jefe del Gobierno andorrano, Toni Martí, dio a conocer que designó dos interventores para "garantizar la continuidad de la operativa normal de la entidad, proteger a sus clientes y velar por el buen nombre y la integridad de la plaza financiera andorrana".
Ese anuncio fue el que motivó que se reuniera la Comisión Ejecutiva del Banco de España y decidiera intervenir el Banco de Madrid, una entidad fundada en 1957 que fue adquirida en 2011 por BPA, gestionando más de 40.000 millones de euros en activos. Su negocio está basado en la banca privada y dispone de oficinas en países con un trato fiscal singular como Suiza, Luxemburgo, Panamá y Uruguay.
En otro comunicado, BPA subrayó que "ya colabora estrechamente con los interventores nombrados por el INAF" y que las investigaciones "se refieren exclusivamente a las actividades andorranas de BPA y no afectan a sus filiales internacionales".
El banco también informó que el consejo de administración y todos los órganos directivos y de BPA "se mantienen en sus funciones" y que la entidad sigue operando "con total normalidad", calificando el proceso actual de "intervención preventiva" para facilitar la investigación. Para el banco, estas medidas adoptadas por el supervisor andorrano "no tienen que ver" ni con su solvencia ni con la liquidez.