Escuela cubana de represión se extrema en Venezuela

Miembros de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) enfrentan a manifestantes

Asesinatos metódicos, fríos y eficientes de jóvenes manifestantes, que los venezolanos atribuyen a los "invasores cubanos", están creando un odio visceral a los isleños, y podrían convertir las protestas en una insurrección popular.
La semana pasada el diario caraqueño El Nacional citó en un editorial (¡Cubanos, go home!) un despacho de prensa para una cadena extranjera donde se aseveraba que desde La Habana había salido hacia Venezuela un contingente de fusileros entrenado en la tarea de contrarrestar motines y reprimir manifestaciones, ”una especialidad” –decía el editorial—“en la cual han dado muestras de gran eficacia y crueldad”.

Aunque la noticia no se había podido confirmar, El Nacional opinaba que “nada tendría de extraño que la dictadura de los hermanos Castro manejara la hipótesis de intervenir directamente en este país para salvaguardar sus intereses que, claro está, son muchos y muy importantes, pues de ellos depende, en la práctica, la supervivencia del represivo régimen caribeño”.

El diario apuntaba que “lo que comenzó con una misión de salud terminó en una invasión que, con la anuencia del comandante eterno (Chávez), fue meticulosamente planificada por el gobierno castrocomunista para hacerse, no de una playa de desembarco para sus tropas, sino de un protectorado al estilo colonial”. y así, hoy “en Venezuela hay cubanos hasta en la sopa.

La presencia de los asesores militares y de seguridad isleños en instituciones y dependencias estatales de Venezuela, desde el despacho de la Presidencia y las fuerzas armadas hasta las oficinas de tramitación de cédulas y pasaportes, había sido resentida y denunciada como una entrega de la soberanía nacional por la oposición y la prensa venezolanas.

Pero nunca el pueblo de Venezuela había manifestado un rechazo tan visceral y mayoritario a esa intervención extranjera como después de que se empezaron a conocer las historias sobre la despiadada represión contra las protestas populares que se multiplicaron desde el pasado 12 de febrero. Una represión sin precedentes en ese país, que los venezolanos han identificado como de la escuela cubana
En las redes sociales han sido comunes en estos días mensajes como estos:



El español Wilmer Carballo fue asesinado en Cagua, estado Aragua, por los Tupamaros, un grupo paramilitar progubernamental.

Poco a poco, a pesar de la censura de prensa, se ha ido revelando la presencia en la maquinaria represiva de experimentados represores del castrismo para asesorar y dirigir a los paramilitares de los llamados “colectivos” y a la desprestigiada Guardia Nacional Bolivariana. El objetivo evidente ha sido crear un clima de terror inédito en Venezuela, y dirigido a conjurar la peor amenaza enfrentada fuera de Cuba por el castrismo parasitario desde el desplome del comunismo soviético.

Desde San Cristóbal en el estado Táchira, donde se iniciaron las protestas y que ha sido militarizado por Nicolás Maduro, enviaron este tweet con un enlace a un revelador video colgado en Youtube. Muestra a residentes abucheando y lanzando piedras a los represores, a quienes asocian con Cuba. También se ve a un jenízaro disparando una escopeta de perdigones contra edificios donde viven civiles. Al final aparece alguien vestido de civil que aparentemente dirige el operativo desde una camioneta:
La represión ha puesto el acento en pisotear metódica y públicamente el derecho a la vida. El diario caraqueño El Universal publicó esta semana un mapa interactivo con las fotos de los muertos durante las protestas y la manera en que perecieron. El mapa permite observar los patrones del asesinato de Estado:

Disparos en la cara:

Geraldine Moreno.

Geraldine Moreno Orozco, de 23 años, fue impactada por uno o dos disparos de perdigones en la cara propinados por un efectivo de la Guardia Nacional Bolivariana, el 19 de febrero, mientras se encontraba en una protesta en Naguanagua, estado Carabobo. Falleció el 22 de febrero.

Jimmy Vargas, de 34 años, murió el 24 de febrero de la misma manera, tras recibir un disparo de perdigones en el rostro y caer de un segundo piso en su residencia ubicada en Las Pilas, estado Táchira.

Juan Carlos Montoya, de 40 años, murió el 12 de febrero tras recibir un tiro en la cara en la Avenida Sur 11 del barrio La Candelaria en Caracas.

Tiros en la cabeza:

Bassil Alejandro Da Costa Frías, 24 años, muere el 12 de febrero de 2014 tras recibir un tiro en la cabeza durante una manifestación en La Candelaria.

Roberto Redman, de 31 años, falleció el 12 de febrero luego de ser interceptado por un grupo de motorizados armados y recibir un disparo en la cabeza, mientras se encontraba manifestando en la Av. Arturo Uslar Pietri de Chacao y .

Génesis Carmona, la Miss Turismo Carabobo 2013 de 21 años, falleció el 19 de febrero luego de recibir la víspera un tiro en la cabeza durante una marcha en Valencia el 18 de febrero.

Génesis Carmona fue trasladada a un hospital a bordo de una motocicleta para que fuera atendida de emergencia; las fotos del suceso circulan en las redes sociales.

Al otro lado del mundo, en Ucrania, una doctora que recibió los cadáveres de los manifestantes abatidos en la Plaza de la Independencia de Kiev describió el espeluznante profesionalismo de los asesinos:

"Los francotiradores asesinaron a los manifestantes de una manera muy profesional: disparando al corazón, el cerebro, o a la carótida", afirmó a la cadena privada Kanal 5 la doctora Olga Bogomolets.

ENSEÑANDO A MATAR

Igualmente eficientes han sido los asesinos enviados a las calles por Maduro en Venezuela, con una crueldad, una metodicidad y una sangre fría que nunca mostró la Guardia Nacional en Venezuela, según dijo a martinoticias el ex embajador de Venezuela en la ONU y miembro de la opositora Mesa de la Unidad Democrática Diego Arria.

Cadáver de un manifestante asesinado en el sector caraqueño de Chacao el 12-F.

“Yo he estado hablando con un par de antiguos generales de la Guardia (Nacional) y me dicen que estos son los cubanos, que nosotros nunca hemos tenido una represión de este género, que salgan a matar a estudiantes en la calle, eso no ha pasado nunca en la historia de Venezuela. Ellos asignan esta responsabilidad a grupos de cubanos ahí adentro que son los que ordenan a esta gente. Y salen a matar, no a intimidar ni ahuyentar, es un asesinato”, dijo el político, economista y diplomático venezolano.

Reseñó el testimonio de la madre de Geraldine Moreno: “Le dispararon dos veces (una escopeta de perdigones) en la cara. La madre lo cuenta. Incluso cuenta que, de los dos oficiales que iban en la moto uno no quiso. ‘¿No? ¡Ah, entonces lo hago yo!’, y el otro ¡Bum!, fue el que le disparó”.

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El político opositor Diego Arria habla sobre la represión en Venezuela.


El propio Arria ha colgado en Youtube una grabación cuya autenticidad no ha podido confirmar, porque no le llegó del autor, sino que pasó por las manos de tres personas. Sin embargo, después de escucharla la encontró creíble y se decidió a publicarla.

En el archivo de audio una persona con evidente acento cubano instruye a un grupo desconocido (¿paramilitares? ¿agentes encubiertos del servicio de inteligencia SEBIN?) sobre cómo facilitar que la Guardia Nacional pueda “repeler” las manifestaciones.

La persona que habla aconseja “tomar” azoteas de edificios altos e ”instalar a algunos de nuestros hombres para que puedan chequear la zona y tener un mejor ángulo al momento de nosotros darle seguimiento a la Guardia Nacional”. El instructor justifica el trabajo con el fin de guiar a los militares por vías donde la población no les vaya a arrojar a los represores materiales inflamables.


Luego recomienda a sus "alumnos" aprovechar las trampas que forman casualmente las barricadas levantadas por los manifestantes; y les aconseja trabajar por separado, a unos veinte metros de distancia unos de otros. “Nosotros empleamos esto en Cuba y logramos sacar gente sin que el resto se dé cuenta, logramos repeler a ciertas personas en una actitud bastante violenta y el otro no se da cuenta, o sea, lo podemos sacar fácilmente de la protesta sin que el resto se dé cuenta”, agrega.

¿”Repeler”? ¿”Sacar”? ¿O quiere decir “eliminar”? La referencia a un mejor ángulo desde una azotea sugiere el uso de francotiradores, pero Arria señala que no es necesario, porque los miembros armados de los “colectivos” y los Guardias Nacionales han estado disparando sin ocultarse y a corta distancia o a quemarropa. Después de todo disparan contra civiles desarmados.

”¿Por qué de repente cambian de una manera tan brutal la Guardia Nacional y los SEBIN a atreverse (a disparar) en público, cuando saben que los están filmando? Y tiros en la cabeza: eso es un asesinato. Ya nosotros estamos comenzando a documentar esto que, realmente, es una política de Estado, reprimir a toda costa”.

Arria se refiere asimismo a las torturas a que han sido sometidos los detenidos, desde el joven al que le introdujeron en el ano el cañón de un fusil hasta choques eléctricos y baños de gasolina con amenazas de prenderles fuego, o a las mujeres colocarles bolas con alfileres debajo de los brazos.

“Ellos pensaron, creo yo, que si nos pegaban muy duro esto se iba a acabar rápidamente. Resulta que mientras más duro, más gente hay. Con el terror ha aumentado más bien la indignación y ha sumado a los que no son estudiantes”.

“Porque esto comenzó con los estudiantes. Hoy en día es la familia venezolana la que se suma a las barricadas. Toda clase de gente. O sea, están sumando al país a la protesta. Que ya no es una protesta. Yo creo que estamos ya ante una insurrección”.