El escritor cubano Antón Arrufat, considera las relaciones de La Habana y Washington como peligrosas y asegura que el cambio en la sociedad cubana queda en manos de “los sabios”que están en el poder.
A propósito de “Ochenta Arrufat”, una jornada de festejos para celebrar su cumpleaños 80 el próximo 14 de agosto, el diario Folha de Sao Paulo lo entrevista sobre la nuevas relaciones entre los Estados Unidos y Cuba, sobre los 14 años que vivió aislado y borrado del mundo editorial cubano, y sobre la libertad de expresión en Cuba.
El dramaturgo y novelista mira con cautela el acercamiento entre Washington y La Habana: “Hay buenos puntos, pero es peligroso. En mi opinión, las relaciones con los Estados Unidos son peligrosas. Son muy poderosos. El discurso de Barack Obama no es amigable. Entre líneas, quiere decir: nosotros no podemos derrocar la revolución mediante el embargo económico, ahora vamos a tomar una ruta diferente. La revolución hizo algunas cosas con intenciones nobles, algunas con pretensiones altas para un país tan pobre, tan pequeño. Los cubanos han tenido muchas decepciones en el pasado. No necesitamos otro ahora. Sólo necesitamos una Cuba libre. Tenemos que cambiar. Pero eso, hasta ahora, lo determinan “los sabios” que están en el poder”, dijo el autor nacido en Santiago de Cuba.
Tras vivir entre 1968 y 1982 en el ostracismo, ha vivido en los últimos años agasajado con una serie de premios y homenajes entre los que destacan el Premio Nacional de Literatura, el premio a la Crítica Literaria, la medalla Alejo Carpentier,el Premio de Cuento Julio Cortázar y el Premio de Poesía Nicolás Guillén.
Arrufat dijo al diario brasileño que en Cuba la libertad de expresión está condicionada y que los temas que se abordan son todavía limitados.
“El escritor necesita audacia, lo mismo que la sociedad. El gobierno no detiene a nadie por decir algo. Cuando un escritor aborda a un tema prohibido, se abre la discusión en la sociedad y el estado se da cuenta que, sí, que tenemos que discutir cuestiones desagradables. Un estado que da espacio para discutir temas desagradables es más fuerte”, aseguró el autor de Los siete contra Tebas (1968), premiada por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), junto al poemario Fuera de juego, del desaparecido Heberto Padilla (1932-2000).
Ambas obras fueron censuradas y sus autores reprimidos, en uno de los primeros episodios de censura del tristemente célebre "quinquenio gris".
Arrufat fue sometido a la política de “parametración”, surgida de un Congreso de Educación y Cultura en 1971, según la cual debían cumplirse ciertos “parámetros” de corte político y homofóbico.
Este hombre que pasó nueve años como empaquetador de libros en el sótano de una biblioteca de barrio y quien esperó 14 años para volver a publicar, habló hoy así del mundo editorial cubano, que consiste en tres editoriales estatales:
"Si el Estado no acepta un manuscrito, usted no puede publicar. ¿Pero algo similar sucede en los países capitalistas, verdad? Si al propietario de una editorial no le gusta o no cree que puede vender un libro, no lo publica. El proceso no es tan difícil como en Cuba, pero me imagino que hay dificultad en varios países”.
Arrufat aseguró que en Cuba la fotografía, la literatura y el teatro “en términos generales, pueden expresarse libremente”.