Asiel Babastro, joven y talentoso director del vídeo de la canción Patria y Vida, habló con el portal digital Diario de Cuba del impacto ocasionado por la canción que ha devenido en “prácticamente un himno” y afirma sentirse sorprendido de que “los cubanos la tomaran tan personal”.
En la extensa entrevista Babastro responde a las preguntas del periodista Alberto Arego sin vacilar y aprovecha para “agradecer a los cubanos que hicieron del tema un himno para pedir cambios en Cuba”.
Patria y Vida, que de acuerdo con los cálculos del documentalista “superará los cuatro millones de visualizaciones en YouTube a finales de marzo”, ha arraigado en lo más profundo de la necesidad de los cubanos. “La gente me dice que los símbolos los han inquietado. El arte tiene que ser inquietante todo el tiempo y más una canción de este tipo”..
Para este director, Patria y Vida “es una protesta por todos los años en que no hemos podido hablar […] responde a una protesta de una generación completa que ha sido silenciada hasta este minuto y que dijo ‘este es mi momento y voy a quejarme’. Así a sido el 27N. No podíamos seguir siendo cómplices de una dictadura”.
El drama de varias generaciones de cubanos, divididas por sus creencias hasta en el seno de sus hogares, queda expuesto en el reconocimiento hecho por Babastro al hablar de su propia experiencia cuando el entrevistador aborda el tema de los ataques lanzados por la televisión cubana contra los creadores e intérpretes del tema.
En ese punto, Babastro reconoce que sí le ha afectado en lo personal, porque su madre ha creído en lo que dice la televisión. “Mi mamá no tiene otra forma de contrastarlo”, afirma. “Mi mamá es una persona que toda la vida ha crecido allí, que además, es comunista. Ella tiene fe ciega en la revolución”.
“Yo estoy bastante disgustado” explica a Diario de Cuba. “Nosotros no estamos abogando por una protesta violenta ni siquiera”.
Refiriéndose a la situación cubana y a sus dirigentes políticos, Asiel Babastro plantea de manera insistente una pregunta “¿Qué se defiende ahí?”. Las múltiples respuestas conducen al mismo callejón sin salida y al final, concluye: “No hay nada. Es un país de personas que simulan acuerdos, posturas, estatus político. Es falso. Es un ex país”.