El Padre Juan Rumin Domínguez es el Rector de la Ermita de la Caridad, en Miami, desde diciembre del 2010. Inicialmente, cuando le pedimos una entrevista sobre la actualidad de la política de Estados Unidos hacia Cuba nos dice que él no es político y que a él hay que ir a escucharlo al púlpito, pero finalmente accede.
–Quiero que me hable sobre los supuestos cambios que va a haber en Cuba y sobre la mediación de la Iglesia.
La mediación de la iglesia no es una sorpresa en este caso porque esta ha sido la posición de la iglesia desde el año 1969. Ha sido una posición constante y sostenida abogando por el fin del embargo... y la iglesia cubana y la americana han estado siempre unidas en esa misma posición. Quiere decir que la posición de la iglesia... vamos, a decir que 'concuerda' con la misma posición que siempre ha tenido sobre todas estas cosas.
La mediación del Papa... pues, hemos visto hace poco al Papa sentando en el Vaticano a orar a los líderes de Palestina y de Israel; es la misión de los Papas. Lo que luego los que se sientan a conversar decidan y concedan o no concedan es potestad de ellos, de los que se sientan a dialogar. El Papa hace una misión de buscar concordia. Los que se sientan a conversar son los que tienen la responsabilidad.
–¿Y no cree que en ese diálogo hubiera debido estar la posición y el exilio cubano?
Bueno, no creo. Eso habría que preguntárselo a los presidentes, a los gobiernos que se sientan a conversar…
–Pero el Papa ha cumplido una función ahí de garante...
No lo sé hasta qué punto. Lo único que sabemos es que el Papa los invitó a conversar. Ya más que eso no sabemos.
–¿Cree, como muchos cubanos piensan en estos momentos, que está habiendo una traición a la causa de Cuba, a la democracia, al respeto a los Derechos Humanos, al dolor del pueblo de Cuba?
Yo creo... que..., repito, si hay memoria histórica, la sorpresa no puede ser aplastante. Cuando un pueblo pone todas sus esperanzas en las decisiones de un gobierno... pues, todo eso tiene sus consecuencias. Yo creo que los cubanos deben ser protagonistas de su propia historia. Y yo creo que es tiempo de Navidad, es tiempo de esperanza. Cambiarán las posibilidades, los que luchan por la libertad, que no van a desfallecer en esa lucha, encontrarán nuevos medios, nuevas posibilidades; nuevos caminos se abrirán ante la nueva situación. Porque lo último que pierden las personas que quieren la libertad de sus pueblos es la esperanza.
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–¿Qué cambios van a producir estos cambios, específicamente en el contexto de la iglesia?
Yo, sinceramente, en estos momentos no puedo ver en estos momentos lo que va a ocurrir en el futuro. Nos gustaría saber qué va a pasar pero esto es sólo el anuncio de unas conversaciones que se tendrán. Las consecuencias no las sabemos. Las que queremos son las de una verdadera libertad para Cuba, no solamente con derechos económicos sino también políticos. Los pueblos necesitan libertad, democracia, elecciones libres, libre expresión, libre participación. Esperemos que, con la ayuda de Dios, estos cambios que se piensan iniciar traigan también aparejados esos derechos, a los cuales también tiene derecho el pueblo de Cuba.
–La iglesia cubana ha estado trabajando para lograr mayores espacios en Cuba. ¿Cree que ahora se puedan tener esos espacios… que, por ejemplo, los colegios vuelvan a ser católicos, que haya canales católicos y cosas por el estilo?
Bueno, yo no sé, el Gobierno insiste en que no cambiarán su posición, y la posición ideológica del Gobierno de Cuba ha sido siempre desde una base marxista, de tolerancia pero no de una plena aceptación de la realidad y de la misión de la Iglesia. Esperemos que como sueñan tantos esa apertura se vaya dando de manera tal que llegue un día en que, ciertamente, la Iglesia pueda gozar de todos sus derechos. Pero eso no es predecible en este momento.
–¿De alguna otra manera cree que pueda producir cambios en Cuba?
Yo creo que el cambio está en las manos de los cubanos. Lo que el pueblo cubano quiera para su futuro va a ser lo que se esfuerce en conseguir, ¿verdad? Hay dentro de Cuba personas que van a seguir siendo la conciencia crítica en medio del pueblo. Hay personas aquí en el exilio que, ocurran los cambios que puedan ocurrir en los próximos tiempos, años, van a continuar siendo esa conciencia crítica, van a seguir siendo profetas de la esperanza de un futuro mejor para Cuba. Yo creo que son cuestiones de principios y, yo, como sacerdote, pues soy una persona de fe y de esperanza y estas situaciones no nos abaten a las personas de fe, ni nos frustran, al contrario. Dios es Dios de la Historia. Dios conoce todas las, vamos a decir… las ramificaciones que tienen las situaciones que nosotros, los seres humanos, las vemos. Él entiende las situaciones que, nosotros los humanos, las vemos con nuestra mirada limitada. Dios conoce toda la Historia y nosotros ponemos en sus manos el futuro y seguimos rezando, eso sí, seguimos rezando. En la Ermita de la Caridad, ocurran los cambios o no ocurran, seguimos rezando. En la Ermita de la Caridad, como desde el primer día en que se inauguró y se bendijo este templo, para que los cubanos sean realmente libres, con democracia, con justicia, y con oportunidades.
–Usted mencionó la memoria histórica, Padre. Y ¿qué pasa con la memoria histórica de las personas desaparecidas, de todo el dolor que se ha sufrido en Cuba, del mismo dolor de la Iglesia, de cómo fuimos perseguidos? ¿Qué cree que pasa con eso, cuando ha habido lo que parece ser un "arreglo"?
Bueno, yo creo que eso merece todo el respeto y toda la… imagínese: todo el respeto para todo ese sufrimiento, del que formamos parte todos. Yo sufrí actos de repudio, cuando mi familia tuvo que venir por el Mariel. Todos hemos sufrido, o sea, el sufrimiento es muy grande y nosotros, repito, hablo desde una perspectiva de fe, no desde la perspectiva de un político. Yo soy un hombre de fe, un pastor, y nosotros no nos quedamos en el dolor, en el sufrimiento, hundidos en el desánimo de ninguna manera. El cristiano es una persona que mira al futuro con esperanza. Y repito, con todo ese dolor y ese sufrimiento no se puede uno hundir en el desánimo y quedarse aplastado por ese dolor.
–¿Y cómo se compensa en una situación como esta, en la que parece que hay un arreglo en el que nos están implicadas las partes?
Pero esa no es una pregunta para mí. Esa es una pregunta para el Presidente de los Estados Unidos, que ha tomado esa decisión y no ha tenido en cuenta esos detalles. Yo lo único que puedo decir desde la fe, (es) que cuando uno ha experimentado ese sufrimiento en su vida no permite… y por eso esas personas siguen en pie, presos, personas a quienes les han fusilado a sus hijos, padres en el paredón… y aquí están, de pie y han seguido soñando hasta el día de hoy para un futuro de Cuba. Pues, así va a seguir siendo. La esperanza nunca va a morir en el corazón de un cubano que quiera la plena libertad para su patria. Ahora se abren otras perspectivas, que son irrevocables. La Historia no se puede borrar. Y lo que pasó hace tres días no se puede borrar. Esto ha ocurrido. Se abrirá una nueva perspectiva y los que quieran ver a su patria libre, ya encontrarán los caminos para seguirlo, para seguir trabajando en ello, para seguir insistiendo hasta que los cubanos tengan derecho a todos los derechos, como recordaba siempre Osvaldo Payá.
–Estados Unidos lo ha dado "todo" y el Gobierno cubano ha entregado a un preso y del otro ni siquiera se sabe el destino que tiene; se habló de 53 presos que iban a ser liberados, pero tampoco se tiene noticias concretas sobre eso. Entonces, ¿el Gobierno de Estados Unidos ha hecho un mal negocio?
Bueno, pero eso está a la vista. Eso no es algo que yo deba contestar, claro que no. Claro que ha sido injusto que se libere a unos espías que estaban guardando prisión a cambio de un señor que había ido a mejorar las comunicaciones de una comunidad judía, que trabajaba para el Gobierno de los Estados Unidos. Pero, si nos quedamos en ese punto, y no miramos al futuro, pues vamos a perder, quizás, nuevas oportunidades de seguir buscando la libertad de Cuba.
Lo ocurrido, ocurrido está. Redundar en lo mismo… ya sabemos que es injusto lo que ha ocurrido, pero ha ocurrido. ¿Qué vamos a hacer ahora? Quedarnos en la queja? La persona de fe mira al futuro. La persona de fe no pierde la esperanza. Y las personas que quieren ver a su patria libre, repito, van a continuar hacia adelante, no se van a dejar aplastar por esta situación. Aquí por lo menos, en la Ermita de la Caridad… yo no veo a personas que están aplastadas por esa situación, ni por la frustración o el desánimo. Veo a personas de fe, veo a personas que, ante las pruebas, que no es la primera, se han sabido siempre poner de pie y continuar adelante.
–¿Y a los católicos que se sienten traicionados por el Papa?
No los conozco…
–Hay católicos en estos momentos que se sienten traicionados por el Papa…
Bueno, no los conozco. Con los que he hablado hasta ahora, han sabido comprender que el Papa juega una función como pastor, de mediador en todos los conflictos. No es la primera vez que un Papa media en los conflictos. Que se sientan traicionados por el Presidente de los Estados Unidos, pues ya, ya eso es más comprensible. Pero el Papa ha hecho una función de mediación que ha hecho siempre el Papa… como siempre ha ocurrido a lo largo de la Historia, de la Historia reciente, ¿no? O sea que, nosotros… nuestra fe no está puesta en los avatares de la política diaria. Nuestra fe está puesta en Jesucristo, que es el Dios de la Historia.
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–¿Querría añadir algo?
Estamos en el tiempo de Navidad. Estamos en el tiempo de esperanza. Hay muchas personas ilusionadas con lo que ha ocurrido. Hay muchas personas dolidas con lo que ha ocurrido. Nosotros tenemos la responsabilidad de recordar que la esperanza nuestra viene de Dios; que la esperanza nuestra no está depositada en los poderes de este mundo ni en las decisiones de los dirigentes de un país o del otro, que la esperanza del cristiano nace de la fe y que es tiempo de renovar esa fe para poder seguir mirando al futuro sin desánimo y con la frente muy alta. Ofreciendo al Señor los sacrificios que sean necesarios para lograr lo que se quiere, que es la democratización de Cuba.
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