Humberto Valdés Pedroso lleva meses sorteando la escasez de bolsas recolectoras para la colostomía a la que fue sometido en mayo pasado en el Hospital Clínico Quirúrgico Joaquín Albarrán, en La Habana.
El hombre, de 65 años, es diabético, hipertenso y cardiópata. Hace varios años le amputaron una de sus piernas y vive solo en La Habana.
“Yo me hago mis propias bolsas con un pomo plástico, es la única forma que tengo de controlar, un poco, la situación. Pero el filo del plástico, aunque lo doble, me hace daño constantemente”, explica a Martí Noticias.
El hombre alertó que su situación es de "vida o muerte" porque cualquier bacteria pone en peligro su vida.
Valdés Pedroso, ingeniero mecánico de profesión, recibe una pensión de 1.543 pesos en moneda nacional. “Ese dinero no me alcanza para comprar las bolsas en el mercado negro. He ido a todas partes y pedido ayuda en cuanto lugar es posible pero ni en las farmacias, ni en el policlínico, ni en el hospital en el que me operaron cuentan con ellas”.
La vivienda de Humberto no tiene puertas, ni cocina, ni baño. Tampoco muebles, ni refrigerador y ni siquiera una cama. “El colchón me lo regaló el sacerdote de una iglesia en Playa. He sobrevivido gracias a mi vecina Yuli, que me brinda un plato de comida a menudo, me ayuda a llenar los pomos de agua para bañarme y ha corrido conmigo cada vez que tengo un problema médico”, dijo.
“Las primeras bolsas que utilicé me las compró ella en 1.500 pesos. Se acabaron las bolsas y comencé a ponerme trapos, después unos pedazos de pulóveres picados. En una ocasión, una de las doctoras que me atiende me trajo cinco bolsas de donación que entraron al policlínico, pero se acabaron, por supuesto”, relató.
“Este miércoles se apareció un médico aquí en la casa con unas bolsas, pero venían incompletas. Les falta la parte que pega en el estómago y el seguro”, comentó a nuestra redacción.
El valor de las bolsas de colostomía en el mercado informal puede llegar a los 2000 pesos en moneda nacional.
En abril pasado, el doctor Julio Guerra Izquierdo, director provincial de Salud de Santiago de Cuba, dijo que en su mayoría se importan y que "ha habido una afectación económica para poder adquirirlas".
Humberto explicó a Martí Noticias que no tiene una persona que lo asista. Los funcionarios le han dicho que debe buscarla él, y encargarse de todos los trámites.
“La última persona que vino a verme fue Iliana, la trabajadora social que me atiende. Ella levantó un informe con todo lo que me hace falta. Aquí no hay nada. Estoy viviendo en unas condiciones pésimas. En esta casa había nidos de ratas por todas partes. Ahora está mejor porque varias amistades me han ayudado a limpiar”.
“Yo tampoco tengo libreta de abastecimiento. Hace cuatro años que estoy así. Me sostengo gracias a mi vecina que hasta me tira la manguera para llenar estas cubetas con las que me tengo que bañar”, dice.
Su historia salió a la luz a inicios de esta semana cuando un joven cubano, identificado como Abraham Zaldívar, compartió un video del hombre en sus redes sociales. "Hago pública esta denuncia debido a la falta de atención médica. Como pueden ver, este señor, a pesar de estar operado e impedido físico se encuentra en una situación crítica", explicó.
Según dijo, Valdés solo recibió "evasivas" durante tres entrevistas con el exgobernador de La Habana, Reinaldo García Zapata, para legalizar el local donde vive.
Su publicación iba acompañada de un video en el que el hombre mostraba la botella plástica que utiliza para recoger sus heces.
"¿Cómo es posible que yo, caso social de la República de Cuba, amputado y operado el 6 de mayo de una colostomía, no posea las bolsas?. No entiendo. ¿Cómo es posible que mi bolsa de colostomía sea un pomo de refresco? ¿Cómo se sobreentiende eso?", comentó.
Su caso no es aislado. En mayo pasado una jubilada de 62 años se encontraba en la misma situación. En un video publicado en Facebook por la usuaria Karina Bosa, la mujer explicó que en 2019 comenzó a atenderse en el Hospital Oncológico por “un problema interior”.
“Me sometí a 29 radiaciones exteriores, tres interiores y cinco sueros. Después comenzaron las secuelas de este tratamiento dando consigo una fístula y sometiéndome a una colostomía en noviembre de 2022”, dijo.
Ha sido un "tormento" ya que no es posible conseguir las bolsas. "Debido a esto no puedo llevar una vida normal, ni tan siquiera salir de casa; dependo de los vecinos para adquirir los productos y algún que otro favor", comentó en ese momento.
Las autoridades han reconocido públicamente en varias ocasiones la crisis en la red de farmacias y centros de salud en el país, asegurando que no existe una solución a corto plazo para resolver los problemas.
Hace menos de un mes el grupo estatal de las Industrias Biotecnológica y Farmacéuticas (BioCubaFarma) reconoció en el Parlamento un déficit de 251 medicamentos, lo que representan el 40% del cuadro básico en el país.
El doctor Eduardo Martínez Díaz, presidente del grupo empresarial, aclaró que la situación afecta tanto a los productos fabricados en Cuba como a los importados. “La situación que hoy existe es extremadamente crítica”, aseguró el funcionario.