El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) es un instrumento de servicio para el pueblo de Cuba, a la vez que sirve de plataforma para difundir denuncias documentadas in situ por un equipo de observadores en la isla y compilar datos de la realidad cubana vinculados a las violaciones de las prerrogativas fundamentales y sociales.
Yaxys Cires es el Director de Estrategias de la referida organización sin fines de lucro, con sede en Madrid, España, fundada en 2010. Se graduó de la carrera de Licenciatura en Derecho en la Universidad de Pinar del Río en 2002 y, en 2003, por su posición política, fue expulsado de la casa de altos estudios donde ejercía la docencia como profesor asistente. Ese mismo año viajó a Panamá, su actual país de residencia. En 2011 comenzó a trabajar en el OCDH. Conversamos con él, aprovechando una breve estancia en Miami.
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Mucha gente en Cuba conoce o ha escuchado del Observatorio solo por críticas y acusaciones que en sus medios le profiere el Estado cubano. ¿Cómo defines el trabajo que ustedes realizan?
Lo vemos como un paraguas de protección para esos cubanos que se les violan sus derechos. El OCDH es un instrumento de servicio para el pueblo; es decir, nosotros no estamos para servirnos a nosotros, ni para servir a una potencia extranjera, ni para servir al gobierno (de Cuba), que es quizá lo que ellos querrían que dijéramos, que en la isla se respetan los derechos humanos. Para eso están las organizaciones que ellos financian por todo el mundo. Y no solo documentamos las violaciones de los derechos civiles y políticos, sino también de los derechos sociales.
El OCDH es una de las tantas piedras en los zapatos del gobierno cubano, que no pierde oportunidad para denunciar su trabajo “injerencista, pagando la subversión con dinero del gobierno de EEUU”. ¿Qué me dices de eso?
Naciones Unidas ha sido muy clara en sus resoluciones cuando ha dicho que la sociedad civil independiente tiene derecho a financiación y tiene ese derecho precisamente por el servicio que brinda a favor de la gente. Las organizaciones en realidad reciben dinero no solo de gobiernos o instituciones internacionales, reciben dinero también de gente común, gente que cree en el servicio que brindamos.
En su informe más reciente, el OCDH afirma que abril ha sido el mes más represivo del año. ¿En qué se basa tal aseveración?
Un amigo ya fallecido, Ricardo Arias Calderón, que fue líder de la oposición panameña en su tiempo, contaba que a finales del régimen de Noriega la dictadura era como un hombre que peleaba con su sombra y lanzaba golpes por todos lados. Eso mismo pasa en Cuba. El Congreso del Partido (PCC) se hizo bajo un clima de empobrecimiento y de represión. Esa es la oferta que tiene el PCC para el pueblo cubano, esa misma oferta negativa le hace actuar bajo el miedo y es lo que ha provocado la represión en abril, la más alta de este año y de los últimos meses.
¿Cómo desarrollan ustedes el trabajo de acopio de las denuncias sobre las violaciones de los derechos humanos? Eso es tarea difícil dentro de Cuba por razones obvias y no es secreto que hay quienes cuestionan su veracidad.
Tenemos una red importante de observadores y colaboradores dentro de Cuba. También las propias víctimas recurren a nosotros y nos envían sus casos y su información. Lo hacemos por canales que aportan seguridad y además la confianza de que eso no va a caer en saco vacío y que nadie lo va a escuchar. Además, damos seguimiento a lo que se llama fuentes abiertas y obtenemos información de la presa independiente.
En este último informe, el OCDH también manifiesta su respaldo y se solidariza con el artista del Movimiento San Isidro, Luis Manuel Otero Alcántara.
Hace unos años la represión en Cuba era principalmente contra la oposición. Sin embargo, hemos visto que esa represión se ha ido ampliando a otros anillos, y ahí entra la sociedad civil, actores que antes no eran vistos como oposición y el Movimiento San Isidro entra como esos nuevos actores sociales a los cuales el Observatorio da seguimiento. ¿Qué hace la gente del Movimiento San Isidro? ¿Son mercenarios, como dice el régimen y ese señor que habla por el noticiero? Pues no, son jóvenes, muchos de ellos hijos de la propia revolución, que exigen su libertad de expresión, sus derechos a la libre expresión creativa. Nosotros nos solidarizamos con ellos.
¿Qué influencia tiene el Observatorio en su plataforma como organización?
Estamos muy inspirados en el espíritu europeo, en el espíritu de la transición española y por tanto cada crítica que hacemos basada en la información que obtenemos, en las denuncias que realizamos va acompañada de propuestas y de una exigencia que quizá a algunos no les guste, pero es que en Cuba hace falta de manera urgente un cambio, una reforma política, económica y social hacia una democracia y una economía de libre mercado. Ese acompañamiento entre denuncia y propuesta y exigencia de cambio es un signo de identidad de nuestra organización.
Una vez al año el OCDH publica un informe sobre derechos sociales en Cuba. ¿Surge esto como contrapunto a la propaganda de que Cuba es un paraíso donde no hay exclusión, discriminación, explotación y desigualdad?
Creímos que era importante documentar, obtener información veraz sobre el terreno en Cuba y darlo a conocer. Tocamos los ingresos de los hogares; la mayoría vive en la extrema pobreza, el tema de los medicamentos; gente que no consigue medicinas en la red de farmacias estatales. La vivienda, 11% de las casas en Cuba está en peligro de derrumbe y más del 40% necesita reparación urgente. Estas cuestiones nos sirven para denunciar, pero también a otros les sirven para proponer mientras que a otros les sirven para exigir al gobierno que algo de lo que obtiene, por ejemplo, de los negocios que hace GAESA, lo invierta en proteger los derechos sociales de los cubanos. Mucha gente ha comprado y sigue comprando esa propaganda. Basta ver las redes sociales, leer la prensa independiente y lo que vemos es un país que se cae a pedazos.