Embutidos caseros en Cuba: "No sabes si es de majá o de cocodrilo"

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Reportaje de Anderlay Guerra Blanco para Martí Noticias.

Guantanameros dijeron que no existen controles ni reglas claras acerca de la producción de embutidos por cuenta propia. Muchos sostienen que la oferta estatal es escasa y mucho más cara que la que ofertan los cuentapropistas.

Pobladores de la oriental provincial de Guantánamo están alarmados por el uso indiscriminado de productos químicos de parte de particulares que elaboran y comercializan embutidos a base de carne roja y de aves.

Consultados por el periodista Arderlay Guerra Blanco, los entrevistados exigieron mayor control del Estado y sus inspectores para garantizar que el uso de nitratos de sodio, básicos en la elaboración de embutidos, sea compatible con la salud y la vida.

Fuentes médicas dentro y fuera de Cuba sostienen que el consumo frecuente de embutidos aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, cáncer y hasta causar la muerte prematura.

Consumir embutidos elaborados con elevada cantidad de nitrato de sodio puede ser grave para la salud.

"Es tremendo peligro para el ser humano, para la población. Ellos no tienen conocimiento exacto de la química que tiene el producto, ellos casi siempre lo hacen por buscarse el dinero y no por la conciencia", dijo Luis Orlando Ramírez Rodríguez, visiblemente preocupado.

De hecho, un reportaje publicado recientemente en Juventud Rebelde reconocía que "los embutidos de los cuentapropistas están por lo regular en el límite inferior de la norma de sal de nitro, algo que afecta el sabor, la conservación y el color". La publicación al mismo tiempo alertaba que la sal de nitro, mal empleada, puede ocasionar una intoxicación inmediata o hacer un daño a largo plazo sin síntomas visibles.

Varios guantanameros confirman, por otra parte, que no existen controles ni reglas claras acerca de la producción de embutidos caseros.

Sin embargo, como la oferta estatal es escasa y mucho más cara que la que ofertan los cuentapropistas, la población sigue consumiendo estos embutidos de fabricación dudosa.

Amidolis Columbié Matos dijo que no confía ni siquiera de los que tienen "patente" para producir y vender estos embutidos.

"Te estás comiendo una carne y no sabes si es de majá o de cocodrilo (...) producen cosas que no son agradables ni a la vista ni a la salud", valoró.

Ramírez Rodríguez dijo que como medida de seguridad es preciso "el control del Estado" y la creación de un cuerpo de inspectores que velen porque "estas incidencias no ocurran".

Fuentes médicas sostienen este tipo de alimentos altamente procesados favorece el aumento de peso. A menudo contienen ácidos grasos saturados y colesterol.

"La gente (lo consume) por la necesidad de comerse las cosas porque no hay los alimentos (…) hay hambre, hablando vulgarmente, y se lo comen a riesgo pero sí sabemos que produce enfermedad", dijo Rosa Carbajal Romero.

"Esa jamonada no me la como yo porque he oído casos de que le suben la sal y hace daño”, dijo.

La falta de higiene adecuada y las colonias de moscas sobre los productos, -dijo-, le impiden consumirlos.

Superancio Martínez explicó que los chorizos y otros embutidos apenas se encuentran en los mercados estatales y cuando llegan se venden muy rápidamente, de modo que no queda otra alternativa que comprar a los privados.

Iturbide Tope dijo que la falta de alimentos conspira: "Tu vas a una carnicería (estatal) y no hay jamonada, muchas veces tu vas a los lugares (de venta) y no encuentras con qué hacer un desayuno”, dijo.

[A partir de un reporte de Anderlay Guerra Blanco]