El diario The Washington Post publicó una columna del periodista cubano Abraham Jiménez Enoa que cuestiona la reciente elección de Cuba al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
"Hay a quienes esta lista les puede parecer un chiste, pero a mí, que vivo en Cuba, me da ganas de llorar", escribió sobre la votación de esta semana, en la que naciones con pésimo récords de violaciones de derechos humanos como Cuba, Rusia y China pasaron a integrar el cuerpo de 47 Estados responsables de velar por el respeto a los derechos humanos en todo el mundo durante el período 2021-2023.
Con ironía Jiménez Enoa reconoce que "hay que felicitar a la diplomacia cubana por su último gran logro. Aún no sé bien cómo, pero acaban de ganarse por quinta ocasión un escaño dentro de los Estados miembros del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU). A juzgar por la alegría mostrada en los tweets de celebración, el gobierno cubano debe estar celebrando como si hubiese ganado el premio Nobel de la Paz, que esperaba con ansias que se le otorgara a sus brigadas médicas, y festejar así la extensión del hipnotismo, y su consustancial trastoque de la realidad en la isla que siguen ejerciendo sobre la mayoría de las naciones que integran la ONU".
La columna indica que "Cuba presentó una candidatura donde subrayó el “carácter participativo y democrático” del sistema político que impera en el país y se comprometió a “asegurar el pleno respeto a los principios de universalidad, indivisibilidad, objetividad, no politización y no selectividad en el fortalecimiento de la cooperación en materia de derechos humanos”, además de, entre otras cuestiones, respetar los “derechos culturales”".
Desconcertante e inadmisible
Para el periodista, recientemente amenazado por la Seguridad del Estado resulta "desconcertante e inadmisible que siga existiendo un errado consenso internacional sobre la situación de los derechos humanos en Cuba y que los gobernantes de la isla sigan yéndose a la cama cada noche con la satisfacción de contar con el apoyo de una abrumadora mayoría en la ONU que desconoce o le conviene desconocer, como estrategia política, lo que verdaderamente acontece en Cuba a diario".
El cofundador de El Estornudo indica que las 170 naciones que la aprobaron el nombramiento de Cuba a partir de ese instante son cómplices de todas las violaciones que se cometan en la isla.
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El periodista, respaldado por prestigiosas organizaciones internacionales como el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ por sus siglas en inglés) y el Pen Internacional de escritores, aprovecha la oportunidad para enumerar hechos que hablan de las violaciones a los derechos fundamentales en la isla y explicarían por qué es un error que Cuba integre esa entidad:
"Porque en Cuba no existe tal democracia y tal participación política, porque es imposible que ocurra bajo la imposición de un único partido, el comunista. Porque hoy hay 127 personas que duermen en prisión por cuestiones políticas y en lo que va de 2020, sin contar febrero y octubre, han ocurrido 1,050 detenciones arbitrarias según el Observatorio Cubano de Derechos Humanos. Porque el Instituto Patmos, hasta marzo de este año, ha contabilizado a 247 ciudadanos que el gobierno les tiene prohibido salir de territorio nacional. Porque la organización Cuban Prisoners Defenders recogió 622 testimonios de médicos cubanos que han prestado su servicio en otras naciones y declararon las “condiciones de esclavitud moderna” en las que laboraron. Porque Cuba ha prohibido la entrada a los expertos en derechos humanos del Consejo en materia de tortura, libertad de reunión, libertad de expresión y detenciones arbitrarias. Porque en Cuba los únicos medios de prensa y periodistas autorizados a informar a sus ciudadanos son los que laboran en los medios del partido comunista. Porque los cubanos no pueden libremente asociarse en organizaciones. Porque si disientes de lo que promulga el establishment, cualquier día te pueden lanzar por debajo de la puerta un sobre con tu nombre que contiene fotos de tu intimidad o una multitud violenta puede impedirte llegar a casa de un amigo o impedirte salir de tu propia casa con golpes, amenazas, gritos..."