La vida del disidente soviético canjeado por el comunista chileno Luis P. Corbalán (usaba varios otros nombres de guerra), amigo de Fidel Castro, debe ser leída y estudiada por todos aquellos que quisieran entender la maldad del comunismo. El libro, publicado en 1978, en España con sucesivas ediciones, por la legendaria editorial Argos/Vergara resultó impactante para los lectores europeos. Vladimir Bukovski vivió una vida ejemplar desde la disidencia antisoviética y el enfrentamiento, que no únicamente resistencia inerme, firme y claro.
Las tan esperadas revelaciones del valeroso benjamín de la intelligentsia soviética, el más joven y célebre de sus disidentes, después de Solzhenitsin y Sajarov constituyeron el levantamiento o arranque definitivo del trapo en los ojos que enceguecía a las consciencias europeas y a nivel mundial.
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Cuando fue liberado en diciembre de 1976, Vladimir Bukovski, intercambiado de forma extraordinaria por Luis Pablo Corbalán -liberación en la que intercedieron el régimen castrista y Fidel Castro directamente-, Secretario General del partido comunista chileno, contaba 33 años de edad, sumaba entonces ya unos doce años de encarcelamiento y de internamiento e ingresos en hospitales psiquiátricos, donde se le torturó en numerosas ocasiones; tanto en libertad como en prisión, desde su más tierna adolescencia, no había cesado de pugnar, con valor increíble, en defensa de los derechos humanos.
Nunca el infierno carcelario soviético ha sido descrito con tanto realismo y talento, con sus campos de trabajo, sus guardianes y sus chivatos, las ergástulas de la KGB y sus delirios, las estratagemas para procurarse libros y las sevicias para obtener drogas, los enfermeros psiquiatras al servicio del Gulag. En contadas ocasiones la sociedad soviética, de Lenin a Breznev, fue presentada y analizada con inigualable lucidez y con semejante acendrada pasión por la verdad y la justicia, como en este volumen.
El viento sopla otra vez no constituye meramente un libro de memorias de un disidente: la vida, la experiencia, y el padecimiento sirven de esencia a una triste y conmovedora reflexión sobre el sino, el destino, el rumbo de un hombre que se presiente libre y que debe afrontar el aparato político más poderoso y letal que le apisona y aplasta, desde la muerte de Stalin, que fue también la de unas ilusiones, a Breznev, que instituye la “medicina punitiva”, que pasa por Nilkita Kurschev -al que los cubanos conocimos muy bien-, devorado por un sistema que no había querido tocar de un tajo.
Este libro es sin duda alguna una obra de sobrecogimiento muy especial, preñada de autenticidad, una aventura política llena de vida y de lucha, con rasgos y hallazgos justicieros de enorme expresión de pensamiento. Un pensamiento sin duda original, de profundidad, que abarca bosquejos históricos, retratos y datos, elementos nuevos, inéditos hasta entonces, que ayudaron y siguen ayudando a la comprensión de un régimen y de su fatal evolución camaleónica. Resumen, resulta una importante contribución a la historia por parte de uno de sus protagonistas, un hombre valiente que se impone por su fuerte personalidad y la entereza de su carácter.