El aeropuerto internacional José Martí de La Habana continuará brindando sus acostumbrados servicios pero, como parte del plan de medidas orquestadas por el general Raúl Castro con la finalidad de enfrentar las restricciones económicas del país, se le ha ordenado reducir las horas de funcionamiento del aire acondicionado central.
"Los jefes no saben lo que hacen ni el daño que provoca la falta de climatización a la comunidad aeroportuaria, a los pasajeros, las líneas aéreas, los visitantes, a nuestros servicios y al equipamiento aduanal, que es vital para la protección de nuestras fronteras”, declaró a Martinoticias un empleado de la Empresa Cubana de Aeropuertos yServicios Aeronáuticos S.A. (Ecasa) que declinó revelar su nombre.
La caída del precio del petróleo, la reducción del suministro del combustible venezolano a La Habana, el descalabro en la cotización del níquel, la disminución de la producción azucarera cubana, la pésima administración de los recursos del Estado, y las malas decisiones del actual capitán de barco, parecen estar afectando el surtidor más importante de los ingreso nacionales: el turismo.
Los locales comerciales o duty free que funcionan en el aeropuerto, sufren por igual la falta de este servicio, y las horas que trabajan lo hacen bajo un tieso y severo calor.
“Desde hace aproximadamente 10 días se están viviendo situaciones incómodas debido al corte del aire acondicionado. Las altas termperaturas afectan el jamón, los pepinillos, la col y el tomate de los sandwiches que permanecen expuestos en los mostradores – asegura vía telefónica uno de los empleados del servicio médico aeroportuario -; hay personas más susceptibles que otras, pero ud sabe lo que significa un alimento en mal estado en un aeropuerto”.
Paradójicamente, una de las primeras acciones del programa gubernamental de modernización y ampliación de las más importantes terminales aéreas del país, de cara al desarrollo turístico y previsto para el 2018, fue encargar a la empresa brasileña Odebrecht, construir la ampliación de la Terminal Tres del Aeropuerto Internacional José Martí, de La Habana, con materiales ligeros, techos altos y grandes espacios interiores conceptualizados para trabajar con equipos climatizados.
El video que acompaña a este escrito es explícito en imagen; muestra la incomodidad que produce en los pasajeros el calor en la sala de mostradores, de espera y la llamada zona estéril de la principal terminal aérea cubana. La medida, que de por sí es leonina, afecta a todos por igual, niños, hombres y mujeres que echan mano a lo que sea para intentar abanicarse; pero además – como también se puede ver – parece haber comenzado a afectar el número de pasajeros.
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