El Plan Marshall, que contribuyó a sacar a Europa de las ruinas tras la Segunda Guerra Mundial, llega a su 75 aniversario considerado en Estados Unidos como un modelo para reconstruir países destrozados por la guerra y una fuente de inspiración para el futuro de Ucrania, informó la agencia de prensa Efe.
El 3 de abril de 1948, el presidente Harry Truman firmó una ley aprobada días antes por el Congreso con el nombre oficial de "Plan de Recuperación Europea" y que pasaría a ser conocido como plan Marshall debido al secretario de Estado, George Marshall, su principal impulsor.
Con esa iniciativa, Estados Unidos entregó 13.000 millones de dólares en ayuda a dieciséis naciones europeas desde 1948 hasta 1951, periodo en que esos países recuperaron y superaron, con la excepción de Alemania, los niveles económicos de los que gozaban antes de la Segunda Guerra Mundial.
A Truman y Marshall, sin embargo, no les movía un especial afán filantrópico, señala Efe. A los dos les preocupaba que a una Europa destrozada por la guerra, las sequías de los años posteriores y el terrible invierno de 1946 les pudieran seguir el caos, o incluso peor el comunismo.
Con el paso del tiempo, el plan se ha establecido como un éxito no solo para la prosperidad de Europa, sino para el fortalecimiento de los lazos transatlánticos y hasta se considera que contribuyó a consolidar o crear instituciones como la OTAN, las Naciones Unidas y el Fondo Monetario Internacional.
Hubo, sin embargo, numerosos desafíos para su creación, algunos de los cuales son similares a los que enfrentan quienes reclaman ahora un plan Marshall para Ucrania, explica a Efe el catedrático de Historia de la Universidad Vanderbilt, Thomas Schwartz.
El primer escollo fueron algunos sectores del Partido Republicano que, como ahora con Ucrania, se oponían a gastar millones de dólares en la reconstrucción de Europa.
Sin embargo, narra Schwartz, el proyecto acabó siendo aprobado porque, entre otras cosas, Truman tuvo la audacia de bautizarlo plan Marshall, en honor al secretario de Estado, quien gozaba de mucha más popularidad en el Congreso que el propio presidente.
El segundo gran obstáculo fue unir a Europa, ya que algunas naciones que habían sido ocupadas o destruidas por Alemania durante la Segunda Guerra Mundial se oponían a que participara.
Pese a las heridas de la guerra, los países interesados aceptaron la participación de Alemania y, en la emblemática Conferencia de París de 1947, consiguieron decidir cómo funcionaría exactamente el plan Marshall una vez que se aprobaran los fondos.
Aunque inicialmente se ofreció ayuda a los países de la órbita soviética, el ministro de Exteriores de la Unión Soviética, Viacheslav Mólotov, la rechazó al describir esa iniciativa como imperialismo económico.
Entonces, la Unión Soviética creó por su cuenta el plan "Mólotov", llamado así por el responsable de Exteriores, y con el que se materializaron los dos bloques de la Guerra Fría.
Sentadas las bases del orden mundial para las próximas décadas, el plan Marshall se convirtió en una analogía histórica recurrente con diferentes políticos de todo el mundo abogando por iniciativas similares para reconstruir países o regiones devastadas por los conflictos, la hambruna o desastres naturales, precisó Efe.
Ahora, a la vista de la destrucción en Ucrania, el presidente de ese país, Volodímir Zelenski, y otros sectores como el centro de análisis, Fondo Marshall Alemán de EEUU, han pedido un nuevo plan Marshall a las potencias del G7, y más específicamente a Washington y a la Unión Europea (UE).
Desde el propio Fondo Marshall Alemán de EEUU, creado en 1972 en tributo al plan Marshall, se destaca que el objetivo sería no solo ayudar a Ucrania a recuperarse económicamente, sino integrarla en Europa y la comunidad transatlántica, explica
a Efe uno de los impulsores de la idea, Jonathan Katz.
Por supuesto, el desafío es que cualquier plan que busque integrar a Ucrania en Europa contará con el rechazo frontal de Moscú, indicó.
El futuro, por tanto, es impredecible. Aunque hayan empezado los preparativos, el plan Marshall para Ucrania no podrá aplicarse hasta que no cesen los combates, dice a Efe Robin Quinville, del Wilson Center en Washington, DC.
Es imposible saber cómo estará Europa una vez que la guerra acabe, según Quinville, quien destaca cómo muchos países europeos han cambiado su percepción de Rusia. Un ejemplo es el esfuerzo de ingresar a Finlandia y Suecia a la OTAN.
En todo caso, la labor de reconstruir Ucrania será enorme, indica Efe. Costará unos 349.000 millones de dólares, aunque esa cifra podría crecer a medida que se prolongue la guerra, de acuerdo a estimaciones del Gobierno de Ucrania, la Comisión Europea (CE) y el Banco Mundial.
(Basado en artículo de análisis de la agencia de prensa Efe)