Desde su encuentro en Cuba con el patriarca ortodoxo ruso Kirill, el papa Francisco ha recibido elogios, pero también críticas, y no sólo del exilio y la oposición anticastrista, sino también desde Ucrania, por una declaración conjunta considerada como demasiado favorable al régimen de Moscú.
Este sábado, Francisco recibió al arzobispo Sviatoslav Shevchuk, patriarca de la iglesia greco-católica de Ucrania, y a otros dignatarios de rito oriental fieles a Roma, que le expresaron su molestia por el cariz político de parte del texto.
El encuentro en La Habana del 12 de febrero fue un paso para la reconciliación con la principal iglesia ortodoxa, que cuenta con 130 millones de fieles, y que, curiosamente, vino a darse en la isla tras cerca de mil años de desencuentro para que el Papa pudiera declarar en ese momento: “No quiero irme sin dar un sentido agradecimiento a Cuba, al gran pueblo cubano y a su presidente aquí presente. Agradezco sus disponibilidad activa, si sigue así Cuba será la capital de la unidad”, concluyó.
Pero Shevchuk reconoció que el encuentro fue un "gesto profético", casi un milenio después del cisma de 1054.
Roma buscaba desde hace 25 años un acercamiento y tanto el papa Juan Pablo II como Benedicto XVI habían trabajado en esta dirección, sin una respuesta de la iglesia rusa, reticente por el temor al proselitismo católico.
Pero más allá del encuentro, la declaración conjunta firmada por Francisco y Kirill se ha convertido para muchos en motivo de irritación, por el trasfondo político que estiman evidente en el asunto.
Sin embargo, Roma defiende que el principal objetivo del encuentro fue resaltar la alianza entre ortodoxos y católicos frente a la persecución que sufren los cristianos en Medio Oriente.
Otro apartado expresa la preocupación de las dos iglesias por "la crisis de la familia en muchos países", criticando el aborto y el matrimonio homosexual.
Y un último apartado, de tres párrafos, se refiere al conflicto en Ucrania.
En ellos se llama a respetar los derechos humanos y a entablar un diálogo. Pero se dice también que la fidelidad de algunas iglesias a Roma, en oposición a otras, "está superada", sin hacerse por otro lado ninguna alusión a la responsabilidad de Rusia en el conflicto ucraniano.
Ante esto, muchos fieles ucranianos de rito greco-católico "se sintieron decepcionados y traicionados", dijo Shevchuk sin rodeos.
El encargado de la diplomacia de Kirill, Hilarión, expresó en cambio su satisfacción en una tribuna publicada el viernes en el diario del Vaticano, L'Osservatore Romano. Para el religioso ruso, la declaración es un paso para que haya una "paz duradera" en Ucrania.
Para Yves Hamant, experto en temas rusos, "es evidente que el encuentro sirvió para los intereses políticos" tanto de Kirill como del presidente ruso Vladimir Putin, por otro lado un firme aliado del régimen de La Habana.