Tras salir en libertad el viernes, el opositor Ismael Boris Reñí, miembro de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), relató las difíciles condiciones de vida en la prisión de Melena del Sur, donde asegura que fue sometido a castigos, entre ellos no poder ver con frecuencia a sus hijas y esposa.
"Después de dos años de injusta condena sentí gran impresión al ver a mis hijas", declaró el activista, que por más de siete meses no pudo encontrarse con su esposa, Aymara Nieto Muñoz, miembro de las Damas de Blanco, quien está encarcelada.
Lee también Liberan al preso político Ismael Boris Reñí, activista de UNPACUEl disidente consideró que fue "muy duro" que la Seguridad del Estado intentara presionarlos a él y a su esposa con la advertencia de que si "se portaban bien, les darían visita conyugal", algo que ambos se negaron a aceptar.
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Comentó que tiene por delante la gran tarea de abogar por la libertad de su esposa y de todos los presos políticos que cumplen injustas condenas en las cárceles de Cuba.
Nieto Muñoz fue trasladada el pasado mes a una prisión en Las Tunas, en el oriente de la isla, a más de 600 kilómetros de su casa. Por ahora, su familia no podrá visitarla tras las restricciones a los viajes impuestas para evitar el avance del coronavirus.
Reñí calificó el traslado de su esposa de "un castigo más al matrimonio".
El opositor detalló que en prisión sufrió castigos por hacer denuncias de violaciones de los derechos humanos, entre ellos los confinamientos en celdas donde aumentaba mucho la temperatura.
Dijo que durante ese tiempo se enfermó de la piel y nunca recibió atención medica, ni tratamiento.
Confesó que no sabe qué enfermedad pueda tener y ahora busca la forma de que lo vean médicos especialistas.