El agente deportivo que descubrió a Leo Messi explica a la Voz de América cómo conoció a ese joven de Rosario, Argentina, que “hacía maravillas” en los terrenos de juego con tan solo 12 años. Él lo trajo a España para que los técnicos del Barça lo vieran y así firmó su primer contrato deportivo.
Corría un 14 de diciembre del año 2000, cuando Leo Messi aceptó su primera oferta para jugar profesionalmente al fútbol. Y la propuesta la firmó en una servilleta, a la edad de 12 años, durante un almuerzo informal en un bar de la capital catalana, en España. Sería el primer paso para convertirlo oficialmente en jugador del Fútbol Club Barcelona.
Josep Maria Minguella, un abogado y agente deportivo que también ha estado ligado al mundo del fútbol durante muchos años, explica a la Voz de América que un día, hace más de dos décadas, recibió un mensaje de un conocido que le hablaba de un tal Leo Messi, un niño que “era una maravilla” en los terrenos de juego.
Le enviaron un video en VHF de un tal Messi
“El fichaje de Leo Messi viene por una noticia de un argentino que vivía en Barcelona, Juan Mateo Walter, que ahora está en Brasil. Es una persona mayor y muy aficionada al fútbol, pero un día me dice que hay un chaval de 12 años que es una maravilla”, contó el hombre de 81 años.
Minguella explica que en aquella época en su agencia de representación deportiva no trabajaban con jugadores jóvenes ni niños, sino que se centraban principalmente en profesionales del fútbol para jugar en ligas de primer nivel tanto en España como en el resto de Europa.
Pero Walter le insistió en que viera unos videos de ese niño de apellido Messi. “Él se empeñó tanto que me mandó un casete VHS. Realmente al ver las imágenes aquellas, me convencieron porque veía en ese partido de niños de un colegio cómo había uno que agarraba el balón y rápidamente se iba a la portería contraria. Ahí yo ya dije que este era diferente”, comenta.
El viaje de Messi y su familia a Barcelona
Hizo los arreglos necesarios para que Messi y su familia, que vivían en la ciudad de Rosario, en Argentina, pudieran pasar unos días en Barcelona, con el objetivo de que el niño pudiera estar unos días en las instalaciones deportivas del club y que otros técnicos y expertos del fútbol pudieran valorar sus destrezas en los terrenos de juegos. Pero su llegada, más que crear confianza, sembró ciertas dudas. ¿La razón? No era un jugador de fútbol habitual.
“Cuando lo vi en persona, me fijé en que era muy delgadito, muy poca cosa, que al principio creaba dudas entre los entrenadores del fútbol base del Barça, porque muchos decían que era muy débil, que lo iban a matar porque tenía unas piernas muy finas”, recuerda Minguella.
La familia, cuya estancia en la Ciudad Condal estuvo costeada por Minguella, estaba alojada en un hotel cercano al Camp Nou, sin saber cuál sería el futuro de Messi en la ciudad y si finalmente tendría alguna oportunidad de jugar profesionalmente al fútbol. Su padre, ya molesto, le fue a preguntar directamente al abogado y agente deportivo. Él quiso tranquilizarlo, pero en realidad tampoco sabía con certeza qué es lo que iba a pasar a partir de ese momento.
El primer contrato, en una servilleta
“Entonces, le dije a Carles Reixach (responsable técnico en el primer equipo del club) que tenía esta situación y él mismo montó un partido al martes siguiente, y cuando lo vio también se dio cuenta de que el chaval hacía cosas diferentes a las que hacían los chicos de su edad y que llevaban más tiempo jugando al fútbol”, relataba Minguella.
En ese momento, había una época de transición en la junta directiva del Fútbol Club Barcelona con el entonces presidente Joan Gaspart al frente de la institución deportiva. Él organizó un almuerzo improvisado en un bar cercano a las instalaciones del estadio Camp Nou en Barcelona con Carles Reixach y Horacio Gaggioli, que en esa época ejercía de representante de Messi, los padres y los hermanos del jugador.
En ese almuerzo, se firmó de forma improvisada un contrato deportivo que lo vincularía con el Barça. Fue tan improvisado que no hicieron falta ni papeles, ni documentación especial ni tan siquiera el visto bueno de un abogado. Se hizo con una servilleta de papel del restaurante en el que estaban almorzando.
“Es una servilleta escrita por el propio Reixach en el que dice que después de ver su entrenamiento, creía que tenía condiciones para quedarse siempre y cuando el tema económico fuese correcto. Y esto lo firmó él y lo firmé yo, y ese fue el inicio del acuerdo con el Barça”, comenta sobre ese contrato improvisado en una servilleta que ahora se expone en el museo del Barça.
Los inicios
Y así comenzaría la andadura profesional de Leo Messi con el Fútbol Club de Barcelona, la entidad azulgrana con la que ha estado ligado durante dos décadas. Su madre y sus hermanas regresarían a la ciudad argentina, mientras que su padre y uno de los hermanos se quedarían con él viviendo en un apartamento que rentaron muy cerca de donde entrenaban los equipos del Barça.
“Él iba a la escuela del Barça durante el día, y luego por las tardes entrenaba al fútbol. Después jugaba los partidos los sábados o los domingos, y ahí fue entrando hasta que con 17 años logró debutar con el primer equipo”, rememora.
“Emocionado” por la Copa del Mundo
Confiesa estar muy “emocionado” después de ver de que Leo Messi por fin alzaba la Copa del Mundo, el único trofeo que le faltaba por ganar en el palmarés del argentino. “Estoy muy contento porque sabía que esa era una deuda que él tenía con él mismo. Esta vez se ha preparado muy a fondo, ha tenido un grupo de compañeros que le han creído y han hecho un Mundial de equipo de club, un equipo compacto”, sostiene.
Ahora Minguella, aunque dice tener una relación cordial con Messi y su familia, prácticamente no tiene ningún tipo de contacto con el entorno del jugador argentino. “Hace tiempo que me retiré del fútbol, estoy jubilado, pero aún así sigo teniendo una gran afición por el deporte, y los triunfos de Messi, los sigo considerando como si fueran una parte de mí”, concluye.