La historiadora y activista cubana Alina López Hernández detalló en redes sociales los pormenores de la protesta que protagonizó este jueves en el Parque de la Libertad de Matanzas, cuando exigía la liberación del periodista y escritor Jorge Fernández Era, y por la que fue agredida y detenida.
López Hernández, que tituló su post "Ejerciendo un derecho constitucional en un país sin derechos políticos", dijo que al principio permaneció sentada en el parque, pero luego comprendió que necesitaba visibilizar el motivo de su protesta.
"Improvisé allí mismo un cartel muy simple con mi pésima letra de zurda y empecé a recorrer el espacio del parque. Algunas personas se acercaron a leerlo y preguntaron quién era Jorge, cosa que expliqué muy brevemente", señaló, en un relato cronológico de los hechos.
Fernández Era, colaborador de La Joven Cuba y El Toque, había sido conducido a la unidad de policía de la calle Aguilera, en Calzada de Luyanó y Porvenir, según detalló su esposa, Laideliz Herrera Laza, en redes sociales.
La directora para las Américas de Amnistía Internacional, Erika Guevara-Rosas, denunció lo ocurrido en su cuenta de Twitter.
López Hernández dijo en su post en Facebook que mientras protestaba en el parque se acercaron dos señoras a indigar qué hacía ella allí. Las mujeres se identificaron como funcionarias del Gobierno Provincial y le dijeron que "si las acompañaba a conversar quizá ellas podrían llamar a La Habana e interceder".
También se presentó en el lugar el director provincial de Cultura, Osbel Sánchez. Los tres buscaban lo mismo, indicó la intelectual cubana, que desistiera de su protesta.
"Fuimos a una oficina donde empezaron a entrar varias personas, unas diez si la memoria no me traiciona. Pedí que se presentaran todos, la mayoría era del Buró Provincial del Partido, también ubicado frente al parque", detalló.
Según López Hernández, el director de Cultura entraba y salía constantemente de la oficina donde estaban reunidos, con el pretexto de averiguar por la situación de Fernández Era. "Después me percaté que no era así, con quienes hablaba era con tres agentes que estuvieron todo el tiempo en un auto plateado y que evidentemente le insistían para que me convenciera de desistir. Mi respuesta fue la misma: "cuando suelten a Jorge".
Los funcionarios, explicó la historiadora, aunque fueron respetuosos, cuestionaron su decisión de protestar en el parque. Ella respondió a cada pregunta.
"Una señora del gobierno, medio molesta, preguntó porqué si Jorge había sido detenido en La Habana yo me manifestaba en Matanzas. Respuesta: hasta donde sé, nadie le objetó jamás a Fidel que si Batista estaba en La Habana, ellos decidieran atacar un cuartel en Santiago de Cuba. Silencio".
También le preguntaron qué pretendía ella con la protesta en el parque, a lo que respondió que buscaba "ejercer un derecho constitucional, el de manifestación pacífica". Entonces el funcionario que atiende la esfera política-ideológica se le enfrentó.
"Eso no es así", dijo el ideológico, a lo que López Hernández replicó: "¿y cómo es?".
Ante el silencio incómodo del funcionario, la historiadora debió "explicarle lo relativo a ese derecho y que había una demora de 4 años en habilitar las leyes complementarias, pero como mi manifestación era individual no alteraba la dinámica del parque (que sí es alterada constantemente con altavoces reproduciendo discursos del presidente DC, como bien saben los matanceros)".
También indagaron sobre el financiamiento de La Joven Cuba (LJC), de la que López Hérnandez fue colaboradora. Las leyes cubanas criminalizan el hecho de que los medios independientes reciban financiamiento del exterior.
"Le aclaré que yo podía responder una parte de eso pero que no trabajaba ya en ese medio. Dije que el problema de un medio no era recibir apoyo financiero, pues todos lo necesitan para funcionar, desde el Granma y Cubadebate hasta LJC, que lo que no debía ocurrir, al menos éticamente, era un conflicto de intereses al recibir dinero de agencias gubernamentales norteamericanas con fondos para cambio de régimen, pero que existían agencias que, incluso, muchas veces también financiaban proyectos del gobierno cubano, y que no veía conflicto alguno de intereses, pues la medios de prensa alternativos son necesarios, especialmente en el caso de Cuba con un sistema político discriminatorio", argumentó la historiadora.
Al salir del Gobierno Provincial para continuar con su protesta en el parque, López Hernández fue abordada nuevamente por el director de Cultura, quien le pidió que le acompañara un momento a la Sala de conciertos White, para que él hiciera una llamada a La Habana. Le dijo que esperara allí 15 minutos y se dirigió a conversar con los agentes de la Seguridad del Estado que esperaban afuera en un auto, señaló la profesora. El funcionario nunca regresó y ella decidió volver al parque, pero fue arrestada.
La mujer denunció la detención como "denigrante" e "ilegal".
"Cuando salía de la sala de conciertos fui abordada por los tres agentes que ya habían parqueado el carro en la misma puerta de entrada, quizá para que montara sin que se divisara mucho desde el parque. Fueron groseros: "Alina, acompáñamos". Me negué terminantemente, les dije que yo no reconozco a SE como un interlocutor y que, según la propia ley de procedimiento penal, no lo son, que ese era un arresto ilegal. Insistieron y reiteré la negativa. Respuesta: "tú sabes que tienes que acompañarnos". Le dije que me conocían muy mal. Me trataron de conducir al carro por la fuerza y mi hija y mi yerno, que estuvieron cerca todo el tiempo, se acercaron para defenderme".
Entonces los agentes usaron la fuerza.
"Ese fue un momento denigrante: tres hombres entrenados intentando reducir por violencia a tres personas pacíficas. Con mi yerno utilizaron una llave en el cuello para inmovilizarlo, a mi hija Cecilia, que es un amor de persona en su educación, le rompieron la sombrilla, y el reloj, pero no lograron separarnos. Incluso una amiga querida que allí estaba intentó mediar. Grité pidiendo auxilio y creo que se preocuparon, pues nos dejaron de agarrar. Ellos no me dieron golpes en la cara o el cuerpo, tampoco a mi hija, pero nos empujaron, halaron, tiraron contra la pared en el intento de secuestro, que eso era lo que a fin de cuentas trataban de hacer", detalló la profesora.
Al argumento de uno de los agentes que la interrogó de que su protesta "podía traer problemas", López Hernández, quién se considera "más socialista que el aparato Parti/Estatal completo", le dijo que las autoridades cubanas "debieron pensarlo antes de aprobar una Constitución que otorga tales derechos", lo que opinaba habían hecho para ofrecer una imagen internacional "garantista", cuando en realidad "utilizaban a personas como ellos para atemorizar a la ciudadanía y que no se atrevieran a ejercer sus derechos". Añadió que aquello era "algo perverso".
Tras conocer sobre la liberación de Fernández Era y querer regresar a su vivienda, la profesora fue conducida en una patrulla de la PNR a la estación de policía de Playa, en la capital matancera, donde le dijeron que le impondrían un acta de advertencia.
López Hernández respondió que no la firmaría, y que no se reconocía "advertida", porque ninguno de los funcionaros que la interpelaron, ni los "agentes agresores, ni el presidente de la República, estaban por encima de la Constitución".
Le aclararon entonces que la advertencia no era por manifestarse públicamente, sino porque "otras personas podían intentar unirse".
"Respuesta: si lo hacen también estarían ejerciendo su derecho. Argumentó entonces que podrían ocurrir actos de violencia. Respuesta: para eso estaría la PNR, para cuidar que los manifestantes pacíficos no se extralimiten, aunque les aclaré que conocía de incidentes violentos a veces organizados por agentes encubiertos para enrarecer situaciones así", escribió en el post.
López Hernández anunció a los agentes que continuará manifestándose en el mismo parque "el 18 de cada mes", y dijo que ni siquiera leyó el acta de advertencia que le hicieron.
"Los derechos solo existen si son ejercidos. Los ejerceré", concluyó así su declaración en la red social.
Este viernes, Fernández Era publicó también en Facebook un largo post con los detalles de su detención, y en el que agradece la solidaridad de su amiga, Alina López Hernández, como el punto más alto del movimiento que reclamó su libertad.
"A ella, y a los miles de personas que se han pronunciado en las redes contra el atropello de que he sido víctima, un abrazo grande. Les llega con el convencimiento de que ni la prohibición de salida de la Isla, ni la prisión provisional, ni la reclusión domiciliaria, ni la fianza en efectivo, ni la obligación de comparecer, ni la cárcel misma callarán mi grito por esta Cuba de Alina, Hall, Raymar, Laideliz, ellos, ustedes, yo", afirmó el periodista.
Según Férnandez Era, desde que comenzó el hostigamiento de la Seguridad del Estado en su contra, su estado general de salud se ha deteriorado.
"Y como todas no pueden ser malas noticias para los primeros tenientes Manuel y Vilarte, el mayor Viera y el oficial del Cuerpo de Bomberos que me tocará en suerte en la cuarta vuelta, les informo que, desde que incursionaron en mi existencia, vivo ojeroso, sufro de palpitaciones y duermo a base de antirrepresivos", escribió con sarcasmo.